ROCÍO VILLAR | Médica especialista en Endocrinología y Nutrición

“El objetivo de la alimentación saludable no es perder peso, sino ganar en salud"

La sanitaria abordará los mitos sobre la nutrición en una conferencia en la ciudad

Rocío Villar, especialista en Endocrinología y Nutrición.

Rocío Villar, especialista en Endocrinología y Nutrición. / FdV

Aprender a alimentarse de forma saludable todavía es una tarea pendiente para gran parte de la población. Rocío Villar, médica especialista en Endocrinología y Nutrición en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, visita el próximo jueves la ciudad para abordar los principales mitos e ideas erróneas sobre la alimentación. La charla, organizada por la Academia Médico Quirúrgica, tendrá lugar en el Marcos Valcárcel a partir de las 19,30 horas.

–En el ámbito nutricional, ¿cómo diferenciar las mentiras de las verdades?

–La verdad es que a veces el sentido común ayuda bastante, no es tan complicado. Generalmente, toda aquella dieta milagrosa que promete resultados maravillosos en cortos periodos de tiempo, que prohíbe determinados alimentos un poco extraños, como el pomelo rosa o la lenteja roja, o que te promete efectos milagrosos del agua con limón o la alcachofa, tiene que sonarte raro. Sobre todo, si incluyen preparados o pastillas de dudosa evidencia científica. Creo que el sentido común tiene que primar, y hoy en día más que el concepto de dieta, tenemos que aprender a identificar patrones alimentarios saludables.

–¿Por ejemplo?

–No hay uno solo, pero todos los que hay se parecen muchísimo, la alimentación saludable a base de bollería todavía no la conozco. Son patrones a base de frutas, verduras, legumbres, carnes magras, pescados, frutos secos, granos integrales y lácteos. Ese patrón me suena razonable y me lo creo, lo llamemos mediterráneo, atlántico, nórdico o dieta saludable cardiológica. No hay solo un patrón, pero todos los saludables tienen una serie de alimentos de base súper reconocibles.

–¿Los pacientes se informan con un sanitario antes de iniciar un cambio en su alimentación?

–Hay un poco de todo, es un poco el peligro de la información que hay hoy en día, que a veces es muy poco filtrada y muy poco basada en la evidencia. Estamos muy predispuestos a creer algunas cosas, sobre todo cuando nos prometen resultados fáciles y rápidos. Nuestras ganas nos pueden, cuando la realidad es que bueno, el cambio es posible, pero lleva su tiempo y esfuerzo. Requiere un contexto que ya no solo es comer de una determinada manera, sino vivir de una determinada manera. Y hay que tener en cuenta el objetivo de la población, que a veces es muy pequeño.

–Perder peso.

–Sí, o perder o mantener un peso que les parece adecuado. Pero el objetivo no debería estar limitado a eso, debería ser comer bien para tener salud, prevenir la enfermedad o controlarla. Para perder peso existen muchas dietas, y muchas son eficaces en ese sentido, pero no en lograr una ganancia en salud. Eso solo lo han demostrado los patrones alimentarios saludables con evidencia científica.

–¿En Galicia se come bien?

–Todo es mejorable. Creo que no tenemos una materia prima mala, o un acceso a las materias tan difícil como en otras zonas para poder seguir un patrón de alimentación saludable. Tenemos más acceso a productos frescos, de proximidad, vegetales, frutas, pescados y carnes sin un coste a lo mejor tan excesivo como en otros sitios. La cosa todavía es mejorable, posiblemente comemos en exceso porque somos muy sedentarios, cada vez más, y el estrés nos limita las posibilidades de mantener una vida activa.

–¿Cree que se deberían regular los precios de los alimentos?

–Comer mal es muy barato, realmente vemos que los precios de los procesados que encontramos en los supermercados son a veces bastante más baratos que los productos de calidad. ¿Regular precios? Sí, pero ya se debería empezar por evitar el engaño de determinados productos o aumentar la educación sanitaria para que sepamos lo que la industria alimentaria muchas veces nos camufla o nos oculta bajo etiquetas que suenan aparentemente a saludable, como “cero”, “sin azúcar añadido” o “bajo en azúcar”, entre otros.

–¿Son las nuevas generaciones la esperanza?

–La esperanza es educar a las familias completas. Porque cuando vemos pacientes y vemos cómo comen en casa, es difícil que una persona solo de la familia cambie sus hábitos cuando a su alrededor está viendo otras cosas. Deberíamos hacer intervención nutricional a nivel familiar en todos los ámbitos que podamos, lo que incluye a los niños y a las escuelas, pero también a las personas mayores. El objetivo es que esa conciencia sobre la alimentación saludable cale a nivel social, en todas las edades.

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