El 60% de los edificios del casco histórico de Ourense está en un estado deficiente

De los 1.060 inmuebles registrados, 62 están tienen una salud ruinosa, 132 en mal estado y 429 en un estado muy deficiente | La situación del la zona vieja se agrava con la pérdida de 2.000 vecinos en los últimos 10 años

Uno de los edificios del casco histórico con una malla para evitar desprendimientos. |   // IÑAKI OSORIO

Uno de los edificios del casco histórico con una malla para evitar desprendimientos. | // IÑAKI OSORIO / A.G.T.

Caminar por el casco viejo de Ourense es hacerlo en dos partes bien diferenciadas. La parte norte resiste a la degradación y sobrevive a los ruidos de la noche, mientras que la parte sur presenta un ambiente desértico y ruinoso, en la mayoría de sus espacios. El casco viejo es la región de la capital donde se concentra un mayor número de viviendas en un estado deficiente.

Actualmente, el 60% de los inmuebles presenta un estado “deficiente” en el casco viejo de los que 67 están en ruinas, 132 tienen una mala salud arquitectónica y 429 un estado muy deficiente. La suma de los edificios en un estado inadecuado son más de 620 de las más de 1.000 registradas, según el Instituto Nacional de Estadística. Además estos datos acentúan la degradación con un 50% de las viviendas que están vacías.

El gobierno municipal otorgó ayudas para rehabilitación, pero después de un mandato completo y el inicio de otro, no hay ningún plan encima de la mesa para intentar salvar una zona declarada Bien de Interés Cultural. La voluntad y la intención del gobierno municipal, según explicó el concelleiro de Urbanismo, Francisco Lorenzo (DO) en el último pleno, es solicitar la declaración de área de regeneración urbana, que actualmente no tiene, y además presentar un plan de dinamización con cuestiones como un plan de infraestructuras o el sistema de recogida de basuras, que debe ser licitado para renovar la concesión caducada y en precario desde 2018.

La oposición pide “celeridad”, un plan integral y medidas concretas para una zona de la capital, de alto valor patrimonial, que también languidece demográficamente, donde en la última década ha perdido a 2.000 vecinos y, tal y como señaló el portavoz del BNG, Luís Seara, y además remarcó que “el 50% de la población del casco histórico hoy en día son mayores de 50 años”.

Otra de las problemáticas de la zona son los ruidos del ocio nocturno, del botellón ilegal, el legal y todas las conductas relacionadas con este tipo de ocio, que deterioran cada vez más la convivencia entre el ocio nocturno y los vecinos. La Asociación Cimborrio lleva años denunciando a los pubs que mantienen su actividad de forma irregular y también piden más control para poder asegurar una convivencia entre la actividad hostelera y el descanso de los vecinos. Precisamente, esta es otra de las causas, entre las ya explicadas, del declive demográfico del casco histórico de Ourense.

Una zona categorizada como saturada de ruidos, que ve como los pisos turísticos cada vez son más, potenciando el turismo más que la atracción demográfica para fijar población. Precisamente, los pisos turísticos han pasado de 30 a casi 300, según señaló el portavoz nacionalista en el último pleno del Concello de Ourense.

El PERI, 27 años sin lograr sus objetivos

Es la constatación del fracaso del Plan Especial de Reforma Interior, Peri, ya obsoleto, pues está a punto de cumplir los 27 años desde su aprobación sin haber conseguido los objetivos de despegue urbanístico, demográfico, comercial y económico de ese entorno histórico a través de la rehabilitación y la oferta de dotaciones para atraer población joven.

Hasta ahora, y en los casi 7 mandatos municipales transcurridos desde que se aprobara el Peri, que iba a ser el revulsivo del casco histórico, se han restaurado apenas un 1% viviendas.

Un porcentaje mínimo, dado que cuando que el casco histórico fue declarado en enero de 1998, zona ARI (Área de Rehabilitación Integral) por la Xunta, contaba con más de 2.000 viviendas objeto de rehabilitación y esa declaración les permitía acceder a ayudas y subvenciones específicas para zonas degradadas. El nuevo plan , que debe adaptarse a a la realidades de una ciudad del siglo XXI, e incluir los cambios normativos y legislativos, de ITE de edificios y demás, aprobados desde entonces en materia de vivienda, es un verso suelto y sigue en un cajón, pese que ya en 2017, se abordó la necesidad urgentes de redactar el Plan Especial de Protección del Casco Vello y As Burgas (Pepou).

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