Pulpeiras, un arte con relevo: “Algunas ya empezamos a los 15 años en este oficio”

Jóvenes como Olalla Alvarado, nieta de A Morena, histórica del sector, retoman el testigo del mejor 'pulpo á feira', el de Arcos

Lola y Olalla, esta última una de las jóvenes sucesoras de una saga familiar y centenaria.

Lola y Olalla, esta última una de las jóvenes sucesoras de una saga familiar y centenaria. / Iñaki Osorio

Más de medio centenar de pulpeiros y pulpeiras “con pedigrí” —es decir, de la comarca de O Carballiño y en concreto de Arcos— considerados los artesanos que preparan el mejor 'pulpo á feria' del mundo continúan una tradición familiar que, según sus profesionales, “va teniendo relevos” y ha superado el cambio de los tiempos y de las modas, también en lo gastronómico.

Olalla Alvarado es una de las pulpeiras que se estrenaron en el nuevo milenio. Ayer fue día feriado en Ourense y, como cada 7 y 17 de mes, estaban los profesionales de O Carballiño. Olalla es nieta, además, de toda una institución en el oficio: la conocida A Morena, fallecida hace un año y una de las referentes históricas que llegaron incluso a cruzar el charco para llevar el pulpo gallego a fiestas y celebraciones en otras latitudes.

Otro aspecto de la fiesta de ayer. |   // I.OSORIO

Otro aspecto de la fiesta de ayer. | // I.OSORIO / REDACCIÓN

Empecé con 15 años a ayudar ya en casa y en las en las ferias en verano; luego realicé mis estudios y finalmente, hace unos cuatro años, me incorporé a este trabajo y decidí ser pulpeira siguiendo la tradición familiar”, explicaba Olalla desde un Campo da Feira algo menguado en público, no solo por la intensa lluvia “sino porque estamos en plena cuesta de enero”, indicaban las pulpeiras.

“En O Carballiño casi todos somos familia porque, aunque se hable de las pulpeiras de la comarca, todos venimos de ese núcleo más pequeño que es Arcos, así que somos la mayoría primos o sobrinos”, advierte Olalla. Arcos es la zona cero de esa magia centenaria en la preparación de un secreto que no desvelan.

Olalla, como una de las pulpeiras que prosiguen la tradición en el siglo XXI, afirma que participa en ferias de toda la provincia. “Mi abuela falleció hace un año y allí donde voy me cuentan anécdotas de ella”, explica.

Comensales, ayer, en la feria de Ourense. |  // I.OSORIO

Comensales, ayer, en la feria de Ourense. | // I.OSORIO / REDACCIÓN

Cierto es que nadie quiere contar esa receta que pasa de generación en generación de pulpeiras. También es cierto que ahora es un oficio que no tiene género: hay hombres y mujeres, e incluso inmigrantes, dedicados al negocio.

Todo empezó hace siglos cuando los monjes de Oseira empezaron a preparar ese cefalópodo que le llegaba como tributo de los feudos que tenían en la costa. Fue ahí como una villa de interior y sus pulpeiras, se convirtieron en las especialistas del pulpo “á feira”.

Otro de los pulpeiros que se desplazan de forma regular a las ferias de la ciudad de Ourense y del resto de Galicia, y que es por edad el relevo de su familia, es Jorge. “Es uno de los pulpeiros jóvenes pese a que lleva toda su vida en ello”, bromea Ana, otra de las herederas del oficio familiar que empezó siendo casi una niña. “Hay mucha gente de todo tipo vendiendo pulpo en la ciudad, pero no son de Arcos. Nuestro secreto: calidad del producto y...”. Ahí acaba, pero la magia continúa.

“La gente se queja pero, ¿en qué otro lugar de Galicia le dan una ración de pulpo a 10 euros?

Las pulpeiras y pulpeiros de O Carballiño no solo presumen de atesorar una forma de preparar el pulpo que los hace únicos sino también de “haber contenido los precios”. Tal y como señalaban ayer, “pese a lo caro que está ya el producto en origen, mantenemos los 10 euros por ración de pulpo”.

Olalla, Ana o Jorge coinciden en que “la gente a veces se queja; les parece caro pero, ¿en que otro lugar de Galicia le dan una ración a 10 euros?”. De hecho, afirman que muchos turistas que vienen a estas u otras ferias de la provincia “reconocen que en otras provincias gallegas, y ya no digamos en Madrid y fuera de Galicia, el precio de una ración es hasta 5 y 6 euros más cara que en Ourense”. Y claro, no tienen el sello especial que estas sagas familiares atesoran desde de hace muchas generaciones.

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