Paseo por la capital de Madeira

Rubén Reiriz Polo

A la espalda del Forte de San Tiago, en la Calle de Santa María, los restaurantes cercan a los turistas con mesas para que no se escape ni uno. Me dejo secuestrar.

Hay que probar la sabrosa gastronomía local. Me aventuro con las lapas de concha brillante. Saben a mar, todo bien mientras no te fijes en la cabecita con cuernos.

En las dos plantas del Mercado de Lavradores, de arquitectura modernista y azulejos costumbritas, pruebo frutos tropicales y coloristas, no conocidos por mis latitudes.

El Museo de Henrique y Francisco Franco, no se confundan pese a ser coetáneo, conserva la memoria de dos hermanos que se forjaron en París. El primero de ellos, con autorretratos de mirada triste y paisajes geométricos a lo Cezanne. El escultor se vio afectado en los últimos años por las secuelas de un atropello.

La catedral, con techo mudéjar, se erigió a finales del XV, los tiempos de Don Manuel. El contrapicado desde la escalera recuerda a la plaza de España de Roma.

Cierran Poças de Gomes por el agresivo oleaje. Cruzo un húmedo túnel que me moja los pies. Aparece Praia Formosa, punto más occidental de la ciudad, donde los cantos rodados son proyectiles. Por aquí atacaron los corsarios franceses en el XVI. El socorrista hace sonar su silbato para que un joven no se bañe en cueros.

Asciendo en teleférico.15 minutos para recorrer los 3.000 metros que hay hasta Monte. La máxima altura que logran las 39 cabinas sobre el suelo es de 39m.Pura numerología. La pantalla muestra la foto de rigor que tomaron abajo. Un parque de atracciones.

Si hay una imagen icónica es la de los carros de cesto. Construidos artesanalmente con mimbre y madera. Los carreiros, por parejas y de blanco impoluto, llevan sombrero de paja y botas de goma que ayudan en las frenadas. Quedan dos kilómetros de descenso.

En el santuario de Nuestra Señora del Monte está la tumba de Carlos I, fallecido por neumonía en 1922.Sólo pudo ser emperador austrohúngaro 2 años y, tras su exilio en Madeira, apenas sobrevivió cuatro meses; mala suerte. Fue beatificado en 2004.