Idiotez ecoprogresista

Virginia R. Mateos

“La naturaleza es el medio físico en el que coexisten seres vivos e inertes y nosotros tenemos la obligación de respetarla, no solo para nuestro beneficio, sino para el de las generaciones futuras. Es decir, no podemos abusar de los recursos naturales explotándolos por encima de sus posibilidades o sin que dé tiempo a que se dé una regeneración de estos.

Sin embargo, el ecologismo ha ido agigantándose hasta convertirse en un monstruo que trata de engullir las actividades necesarias para la subsistencia del ser humano. De la mano de la Agenda 2030 y de los distintos ministerios, comisarías y consejerías que no sirven para otra cosa sino para hacernos la vida imposible a los ciudadanos, se están dictando prohibiciones e imponiendo impuestos y obligaciones que lejos de ser beneficiosas para el medio ambiente, perjudican gravemente la economía, el trabajo y la alimentación de los seres humanos.

El cierre de las centrales nucleares, la obsesión por el coche eléctrico, el nuevo impuesto al plástico y la declaración de guerra a la agricultura, a la pesca y a la ganadería son muestras de la deriva totalitaria que está tomando el ecoprogresismo. Curiosamente se prohíbe, por ejemplo, la venta y distribución de ciertos productos de plástico y (básicamente, vasos, platos y bastoncillos) y luego, todo, absolutamente todo, viene envasado en plástico. Incoherencias de la vida. Nos obligan a utilizar coches eléctricos, pero nadie dice que las baterías de estos coches se las tenemos que comprar a China que es uno de los países que más se pasa por el forro el ecologismo, además de ser de los que más contamina (incluyendo la producción de las baterías).

También llama la atención que el comisario europeo de pesca, en su obstinación por “preservar” los fondos marinos, haya sentenciado a muerte a la pesca de arrastre, sin ningún aval científico y sin importarle las graves consecuencias que esto tiene para la economía de la Unión Europea, particularmente la española y muy especialmente la de Galicia, (armadores, empresas, marineros, lonjas, logística, distribución, frigoríficos y miles de personas y empresas que directa o indirectamente dependen de la pesca) y luego no se tenga en cuenta que el consumo de pescado es necesario para una alimentación saludable y sobre todo (y volvemos a China) que la flota asiática sigue esquilmando los océanos sin que haya ningún progre que se lo prohíba. Pasa que en Occidente tenemos un problema de tontuna general por el que nos sometemos a una dictadura global (Agenda 2030) y que además China no solo no se somete a los imperativos de este programa, sino que es uno de los grandes beneficiados por nuestra estupidez, por no decir el único.

Y algunos preocupados por la temperatura.