Una experiencia de intercambio cultural y crecimiento personal

Alumnas del Lycée Saint-Anne de Brest, en Francia, rematan su estancia Erasmus en el IES de Rodeira

Alumnado del IES Rodeira y del Lycée Sainte-Anne, de Brest, que participan en el programa de intercambio.

Alumnado del IES Rodeira y del Lycée Sainte-Anne, de Brest, que participan en el programa de intercambio. / G. NUÑEZ

“Una magnífica experiencia que nos sirve para conocer la lengua, la cultura y la vida aquí”, coinciden Madeline Combot-Letort, Charlotte Honnorat y Talyan Bandaogo, que regresarán mañana a la Bretaña francesa tras cuatro semanas de convivencia en Cangas con alumnas de 4º de ESO del IES Rodeira que las visitaron previamente en Brest como parte de un programa de intercambio financiado por la Unión Europea que busca también mejorar la autonomía y el crecimiento personal de los jóvenes, como explican Francisco José Padín (coordinador de la iniciativa Erasmus) y las profesoras de francés Mª Xesús González y Ana Argiz.

Las conclusiones no difieren de las estudiantes canguesas Lucía Sotelo, Irena López, Isabel Roca, Naima Pérez y Enma Sánchez, ni de su compañero Brais, que participó, con otros 14 estudiantes de distintos puntos de Galicia, en el programa “Picasso mob” y que tiene la firme intención de viajar más veces a Francia e incluso hacer carrera universitaria allí.

Ninguna tiene dudas de que repetiría una experiencia “muy enriquecedora, en la que conocemos de cerca hábitos y rutinas, además de la lengua, y que nos ayuda a madurar como personas y hacernos más responsables”. También destacan la “suerte” que han tenido con las familias de acogida y su “buena disposición” a compartir con ellas este tiempo que les gustaría repetir en el futuro, si se dan las condiciones.

Alumnado del IES Rodeira y del Lycée Sainte-Anne, de Brest, que participan en el programa de intercambio, con el profesorado de Cangas.

Alumnado del IES Rodeira y del Lycée Sainte-Anne, de Brest, que participan en el programa de intercambio, con el profesorado de Cangas. / G. NUÑEZ

Las jóvenes francesas, que rondan los 15 años, también han invertido estas cuatro semanas en conocer “la cultura, el entorno y la vida real en España” –incluido el Entroido de O Hío–, y concluyen que entre las cosas que más le gustan está “el horario continuo” que les permite estudiar por la mañana en el instituto y tener la tarde para otros menesteres, mientras que en el Lycée Sainte-Anne de Brest tienen jornada de mañana y tarde, y las clases son “más estrictas”. Por contra, reconocen que no acaban de adaptarse a las “dificultades de la lengua”, sobre todo “porque algunas personas hablan muy rápido y es complicado entenderlas”, sonríen.

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