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El faro de Ons se prepara para despedirse de sus inquilinos

La Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra adjudica por casi 220.000 euros la automatización y supervisión remota de la torre de la isla de Bueu

El interior de la torre donde se encuentra la linterna del faro de la isla de Ons. | // TURISMO.GAL

El faro de Ons es el único de Galicia que permanece habitado en una isla. La subida hasta el alto de Cucorno es una de las visitas más habituales dentro de este archipiélago del Parque Nacional Illas Atlánticas. Pero el avance de las nuevas tecnologías es imparable y la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra ya se está preparando para un futuro sin la presencia de los tres fareros que se turnan para controlar estas instalaciones. En breve comenzarán los trabajos para implantar sistemas de automatización y control remoto, por lo que en el futuro no será necesaria la presencia de estos técnicos.

Hace casi 160 años el faro de la isla de Ons iluminaba por primera vez la bocana de la ría de Pontevedra. A lo largo de este siglo y medio de existencia ha experimentando varias reformas y adaptaciones para mejorar sus prestaciones y alcance. Pero quizás ninguna tan importante como la que vivirá en breve: la implantación de un sistema de telecontrol y supervisión remota, con lo que en un futuro próximo ya no será necesaria la presencia de fareros. La instalación depende de la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra, que acaba de adjudicar el contrato a la empresa Mediterráneo Señales Marítimas por casi 220.000 euros. De momento no hay fecha para el inicio de los trabajos, que en todo caso son inminentes, y el plazo de ejecución previsto es de seis meses.

Una visita guiada delante del faro de la isla. | // FDV

El faro de Ons está situado en lo alto de Cucorno, a más de 128 metros sobre el nivel del mar y con una elevación de 10,63 metros sobre el terreno. En el informe para justificar la necesidad de esta modernización se explica que las instalaciones están habitadas permanentemente por técnicos de sistemas de ayudas a la navegación (fareros) y que “en un plazo de escasos años estos técnicos dejarán de prestar sus servicios”. Por ello, desde la autoridad portuaria sostienen que es necesario “incluir y adoptar medidas de monitorización y automatización” del faro. Un equipamiento que permitirá el “aumento de la fiabilidad y mejora de las operaciones de mantenimiento y revisiones”.

Una vista aérea de la isla de Ons, con el faro, en el alto de Cucorno, al fondo. INAKI ABELLA DIEGUEZ

Esto no significa que los actuales inquilinos del faro vayan a dejarlo de manera inmediata. Actualmente hay tres fareros adscritos a Ons con en turnos quincenales rotatorios: cada uno de ellos trabaja quince días seguidos y luego son relevados por el siguiente compañero. “Los tres irán dejando la isla a medida que se jubilen, será algo progresivo porque tienen edades diferentes”, matizan desde la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra.

El contrato adjudicado a la empresa Mediterráneo Señales Marítimas incluirá la dotación de los automatismos necesarios para el encendido y apagado de la nueva lámpara; el arranque y parada del sistema de rotación de la óptica en función de la luz crepuscular; y el suministro e instalación de un cuadro de control para la monitorización y supervisión de los parámetros de funcionamiento más importantes.

El mapa con el balizamiento y señales marítimas de la Ría de Pontevedra. Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra

Unos sistemas ultramodernos que nada tienen que ver con el equipamiento con el que empezó a funcionar el faro de la isla de Ons y a iluminar la bocana de la ría de Pontevedra un 13 de abril de 1865: un aparato catadióptrico [que refleja y refracta la luz] de 5º orden y una luz blanca variada por destellos cada dos segundos, con un alcance de 17 millas. La primera linterna fue adquirida en la casa Stautter por un precio de 10.746 pesetas y funcionaba con aceite de oliva. En 1878 fue reemplazada por una Maris para petróleo de una mecha.

En los albores del siglo XX se aprobó el Reglamento de Reforma de Alumbrado, que obligaba a un mayor alcance y la luz tenía que comunicar grupos de tres destellos blancos. Esto fue en 1902 y en 1906 aún se reforzó todavía más, con cuatro destellos relámpagos cada 24 segundos y un alcance de 24 millas.

Estas exigencias eran difíciles de cumplir con las instalaciones originales del faro de Ons, proyectadas inicialmente en 1861 por el ingeniero José Elduayen (que luego sería Ministro de Hacienda y Ultramar) y adaptadas por Ángel García del Hoyo. Por ello la solución adoptada a principios del siglo XX fue construir un nuevo faro sobre la base del antiguo. El proyecto fue redactado por Rafael de la Cerda y modificado por Ramiro Pascual Lorenzo. Consistió en la construcción de un edificio con las mismas dimensiones del anterior y a tan solo diez metros de distancia. Ambos inmuebles finalmente quedaron unidos a través a través de un nuevo cuerpo edificado, un diseño que se mantiene hasta la actualidad y que confiere al conjunto su actual forma en U.

Una de las históricas linternas del faro de la isla de Ons

Una de las históricas linternas del faro de la isla de Ons Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra

Las nuevas instalaciones comenzaron a funcionar hace 96 años: el 4 de julio de 1926. Las obras supusieron un cambio importante en la fisonomía de la torre del faro, que estaba culminada por una linterna de 3,70 metros de diámetro. Fue fabricada en los talleres de La Maquinista Valenciana y se accionaba con una máquina de relojería y un peso de 115 kilos.

Fue la última gran intervención que sufrió el faro de Ons, que durante las siguientes décadas experimento reformas de menos calado: en 1932 se revistió el interior de alicatado; en 1977 se proyecta el cambio de cubierta, demolición de la terraza horizontal y la renovación de la cúpula de la torre; y en 1994 se rehabilitaron las instalaciones bajo la dirección de Antonio Martín Oliver, con la impermeabilización y limpieza de la cúpula. En la actualidad sus señales son visibles a 25 millas náuticas de distancia (46 kilómetros).

Posteriormente se construyó una sala museo en la que se conserva el patrimonio de este histórico servicio desde sus inicios, hace ya más de siglo y medio.

Un retrato del ingeniero y político José Elduayen Gorriti.

Un retrato del ingeniero y político José Elduayen Gorriti. Marcos Hiraldez de Acosta

Un proyecto inicial espartano e inhabitable para los fareros...

Cuando el ingeniero José Elduayen redactó el proyecto del faro de la isla de Ons estaba ya más orientado y volcado hacia su actividad política. De hecho, la solución constructiva original fue duramente criticada porque las dependencias para los fareros no es que fuesen espartanas... ¡eran prácticamente inhabitables! Habitaciones sin luz ni ventilación y en una de ellas era casi imposible ponerse en pie. El proyecto tuvo que ser devuelto a la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos para ser modificado. El encargado de reajustarlo y hacerlo más habitable fue Ángel García del Hoyo.

El faro de la isla de Ons. CAMESELLE

Pero impecable en su justificación técnica

De lo que no hay duda es de la justificación técnica y de su imperiosa necesidad. Elduayen descarta ubicarlo en Onza porque es “inaccesible, despoblada y sin abrigo de ninguna especie”, además de que tiene menor altura que Ons. La ría de Pontevedra era la única en aquel momento que no tenía un sistema de estas características. El ingeniero argumentaba que con su construcción “los buques que navegan en aquella costa y que puedan haberse ensenado por causa de los temporales, puedan evitar ya que no la bravura de la costa en esta situación, a lo menos los peligros que aquella isla les ofrece en las cerrazones y vientos duros del tercer y cuarto cuadrante y tomar con facilidad la ría y el puerto de Marín” [sic]

En la memoria redactada en diciembre de 1861 también se refiere a la elección del alto de Cucorno para ubicar el faro. “No pude ponerse en duda las ventajas que ofrece una luz que colocada en una desembocadura de una ría como la de Pontevedra pueda verse indistintamente tanto de la parte interior de ella como de alta mar y que no pueda verse cubierta por ningún cabo o puntas de la misma isla [...] y de aquí el proponerlo en el punto más elevado de dicha isla; situada [la luz] de esta manera no ofrecerá ni los inconvenientes que presenta el de las islas Cíes por su escesiva altura [sic], ni los que ofrece el de la isla de Sálvora, visible únicamente por la parte del mar”.

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