La alta mortandad y los furtivos arrinconan al marisqueo gallego de cara a la Navidad

La lluvia deja un reguero de almeja muerta que agrava la crisis en rías como la de Vigo, que ya sufrió en la campaña de verano

“Es un desastre”, lamentan desde Redondela

María Elisa Crespo y Ana Belén Sotelino muestran el marisco muerto en Redondela.

Ricardo Grobas

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Que en Galicia llueva, y mucho, no es ninguna novedad. La comunidad tiene esa fama, muchas veces exagerada más allá de O Padornelo. Sin embargo, la racha de precipitaciones acumulada durante más de un mes es de récord en algunos puntos de la región. Desde que las borrascas atlánticas comenzaron poco antes de mediados de octubre, el agua prácticamente no ha parado de caer, llenando embalses, provocando incidencias en algunas zonas y haciendo del paraguas algo tan indispensable al salir de casa como puede ser el teléfono móvil.

Solo en el caso de Vigo se cumplió el pasado martes su trigésimo primer día consecutivo bajo la lluvia. Sin embargo, esta abundante cantidad de agua dulce llega también al mar, a los arenales, donde radica el modo de vida de miles de familias. Las mariscadoras gallegas ven estos días de cerca la destrucción que dejan los aguaceros, con la costa llena de almeja muerta. “Es un desastre”, lamentan las profesionales del fondo de la ría de Vigo, donde se vive ya una situación de crisis desde la campaña de verano. Unido a una actividad furtiva que no cesa, el marisquero se ve contra la espada y la pared a las puertas de Navidad.

La situación que se vive en la ensenada de San Simón y en otros puntos de la ría se extiende al resto de Galicia. En la de Pontevedra las profesionales no tienen pensado volver a trabajar hasta el 27 de noviembre, mientras que en las rías de Arousa y Muros-Noia observan en cada salida al mar que el recurso está muerto o es ya inservible de cara a la crítica campaña navideña, donde el sector hace su agosto.

En el caso del fondo de la ría de Vigo, desde las cofradías de Arcade, Redondela y Vilaboa se muestran muy pesimistas. “Había muchísima mercancía muerta; nunca habíamos visto la comida del berberecho y de la almeja flotando por el agua”, lamentó la presidenta de las mariscadoras de Arcade, Rita Míguez. En declaraciones a Europa Press, anunció que barajan “pedir el cese por fuerza mayor”, ya que la decisión es la de parar para evitar hacer más presión sobre el recurso.

De la misma opinión son la patrona mayor de Vilaboa, Mari Carmen Cortegoso, o la presidenta de las mariscadoras de Redondela, Ana Belén Sotelino. “Hacía tiempo que no veíamos a las playas como están ahora”, destacó la primera; “y aún va a morir más a largo plazo, porque la que está tocada y no se entierra va a morir”, dijo la segunda.

En Redondela, de hecho, tuvieron que rechazar una subvención de la Xunta para realizar una sementeira de almeja “porque los informes de los biólogos no eran favorables por la cantidad de lluvia” y “era tirar el dinero”.

En lo que coinciden ambas es que esta situación está viéndose agravada por la incesante actividad de los furtivos, que según Cortegoso llevan “todo el año” actuando. “Ahora deberían tener un poco de miedo si está mal la almeja, pero ellos sabrán”, dejó caer.

La alta mortandad y los furtivos arrinconan al marisqueo gallego de cara a la Navidad

Sacos que dejó atrás un furtivo sorprendido en Redondela / Cedida

En Redondela, de hecho, tuvieron que rechazar una subvención de la Xunta para realizar una sementeira de almeja “porque los informes de los biólogos no eran favorables por la cantidad de lluvia” y “era tirar el dinero”.

En lo que coinciden ambas es que esta situación está viéndose agravada por la incesante actividad de los furtivos, que según Cortegoso llevan “todo el año” actuando. “Ahora deberían tener un poco de miedo si está mal la almeja, pero ellos sabrán”, dejó caer.

En el caso de Redondela, Sotelino informó que esta misma semana detectaron a un furtivo que, al ser avistado con la linterna, echó a correr hacia su coche y dejó atrás los sacos que se quería llevar. De hecho, ayer fue a comprobar de nuevo la mortandad con su compañera María Elisa Crespo y encontraron otro saco, medio vacío. “Todas las rías tienen falta de recurso, pero hay un alza de precios y las bandas, o lo que sea, vienen a furtivear”, señaló Sotelino, que dice que son las propias mariscadoras las que tienen que hacer las vigilancias.

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Mientras, la patrona mayor de Lourizán, en la ría Pontevedra, avanzó que se ha producido una caída de precio “bestial”. Mari Carmen Vázquez dice que supera el 50%, de ahí la parada hasta el 27 de noviembre, con la idea de que la almeja coja “algo de fuerza” y “se puede aprovechar algo en la campaña de Navidad”. “La verdad es que es un desastre lo que tenemos en los bancos marisqueros; hay preocupación de los mariscadores porque hay familias enteras que viven de ello”, lamentó Vázquez.

Al igual que en Vigo, están analizando todo el banco marisquero para ver si pueden conseguir ayudas por bajada de productividad. “Tenemos que buscar una solución. Si nos muere todo y tenemos una mortalidad del 80% o 90% en la ría, ¿qué va a pasar el resto del año?”, se preguntó a patrona mayor.

Y en Arousa, más de lo mismo. Ayer, los arenales de la zona más productora, en Carril, amanecieron con un manto de conchas.

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