La lucha contra el agua dulce

Mariscadoras vuelven a los arenales para comprobar el estado del recurso tras las intensas lluvias del inicio de año: “Vemos que hay bastante mortandad”

La mariscadora Ana Belén Sotelino recogiendo almeja junto a sus compañeras, ayer en el banco de A Portela (Redondela).

La mariscadora Ana Belén Sotelino recogiendo almeja junto a sus compañeras, ayer en el banco de A Portela (Redondela). / José Lores

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

No por habitual deja de ser doloroso. Así lo ven al menos ellas, las mariscadoras que cada día salen a los arenales gallegos para recoger el fruto de su trabajo diario y que estos días están haciendo una especie de evaluación de daños. “Después de la lluvia abundante está claro que hay almeja ya flotando”, lamenta Ana Belén Sotelino, “y vemos que hay bastante mortandad”. Ella es la presidenta de las mariscadoras de la cofradía de pescadores de Redondela, colectivo que ayer salió al banco de A Portela para comprobar el estado del recurso tras las copiosas lluvias que cayeron en la comunidad entre finales del pasado año y el comienzo de este. Los temporales también afectan a su trabajo, no ya cuando caen, que impide que salgan a las costas, sino sobre todo los días siguientes. Al volver a las que son sus lugares de faena, las trabajadoras ven cómo la llegada de tanta agua dulce al mar acaba por afectar a la producción. “Pero trabajar tenemos que trabajar”, recuerda Sotelino.

Junto a medio centenar de compañeras, la responsable de las mariscadoras redondelanas pasaron la mañana de ayer cerca de la desembocadura del río Alvedosa, al lado de la histórica fábrica que en su día trabajaba fundiendo estaño bajo el nombre de Industria Metalífera Española, IME. En la amplia extensión sobre la que se desplegaban, y al igual que sucedió en los días previos, no tardaban en darse de bruces con la mortandad asociada a las lluvias.

Mariscadoras de la cofradíade Redondela trabajandoayer en la zona deA Portela.   | // JOSÉ LORES

Medio centenar de mariscadoras trabajaron ayer en Redondela. / José Lores

“Hay mucha almeja muerta”, resume Sotelino, que como el resto de representantes del sector estima que lo importante es no remover mucho el banco para evitar que el recurso se vea afectado, “no dañar la que está cerrada”. “Ahora a ver si nos movemos las compañeras de la ría, porque tenemos en mente hablar con la Xunta para ver la posibilidad de un paro biológico”, explica.

En la ría de Pontevedra la situación es un poco la misma. Así, por ejemplo, la patrona mayor del pósito de Lourizán, María del Carmen Vázquez, señala que los temporales “lo único que hacen es meter agua dulce en el mar”, afectando a su modo de vida. “Tenemos que tener mucho cuidado porque mover mucho el banco marisquero no le viene bien”, apunta.

Y lo mismo sucede en la ría de Arousa. La presidenta de las mariscadoras de la cofradía de Vilaxoán, Lourdes Corvo, recuerda que este tipo de situaciones “no son nuevas” y que “siempre pasa lo mismo”, pero también que es cierto que hay especies que resisten mejor que otras. “La almeja fina es más delicada, o el berberecho, pero la japónica resiste más”, comenta. En su caso, no está tan a favor de los paros biológicos, “porque eso conlleva unos pros y unas contras”. “En la playa hay que estar día a día, trabajando, que también es cuando se ven los resultados”, explica Corvo.

Medio centenar de mariscadoras trabajaron ayer en Redondela.  |  // J. LORES

Mariscadoras de la cofradía de Redondela trabajando ayer en la zona de A Portela. / José Lores

Aunque desde la pandemia los precios han mejorado, el sector sigue siendo muy duro y, como el resto, también tiene problemas a la hora del relevo generacional. Esta misma semana se publicaron las estadísticas sobre el marisqueo a pie en Galicia y la tendencia es que el número de trabajadoras descienda. A cierre del pasado año había un tal de 3.614 dadas de alta, mientras que hace cuatro eran 212 más. “La cifra va bajando porque hay mortandades, el marisco desaparece en muchos sitios y hay otros problemas”, lamenta la responsable de la cofradía de Lourizán.

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