El “Villa de Marín” pega ya el “estirón”

Astilleros Placeres aumenta la eslora del buque de Pesquerías Nores en 14,5 metros

Las ampliaciones ganan terreno a las nuevas construcciones en el sector pesquero

El “Villa de Marín”, partido a la mitad en Placeres para incorporar el nuevo bloque.

El “Villa de Marín”, partido a la mitad en Placeres para incorporar el nuevo bloque. / GUSTAVO SANTOS

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

El Villa de Pitanxo naufragó el 15 de febrero de 2022 a unas 300 millas de la costa de Canadá, en aguas reguladas por NAFO (la Northwest Atlantic Fisheries Organization). El pesquero, de 50 metros de eslora, contaba con 825 GT (gross tonnage, arqueo bruto) y, tal y como avanzó Faro el pasado marzo, en los planes de la armadora del arrastrero, la marinesa Pesquerías Nores, estaba el aprovechar estos GT para reestructurar su flota y reorganizar su capacidad extractiva en los caladeros en los que faena: el Atlántico Sudoccidental (frente a Argentina y Malvinas), NAFO, Hatton Bank (entre el noroeste de Irlanda y el sur de Islandia) o Mauritania. Y la obra ya está en marcha. Astilleros Placeres comenzó la semana pasada la obra de ampliación del Villa de Marín, buque que llegará a los 54,5 metros al aumentar su eslora en 14,5, ganando así mucha más capacidad de bodega.

El barco Villa de Marín entró la semana pasada en Placeres, astillero especializado en reparaciones, para iniciar el proceso de alargamiento. El buque fue construido en 1998 en las gradas del desaparecido Construcciones Navales Santodomingo (instalaciones ocupadas hoy por Armón Vigo) y es un arrastrero congelador de 39,5 metros de eslora que opera habitualmente en aguas africanas. En la actualidad tiene su base de operaciones oficial en Puerto de La Luz (Las Palmas) y según el censo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cuenta con 548 GT.

Según las fuentes consultadas, la ampliación de la embarcación será de 14,5 metros, más grande que la que hizo el año pasado Nodosa Shipyard con el New Polar (que creció en 14,4 metros) y también más amplia que la que hará el mismo astillero en las próximas semanas con el Eirado do Costal (sumará 15,5 metros). Y como en esos casos, la obra se aprovechará para otros retoques en el barco de 25 años de antigüedad.

Para poder realizar un alargamiento de estas características, las armadoras deben aportar GTs, ya sean propios o comprados, a fin de no incrementar la presión sobre una pesquería, una medida que aplica aunque el objetivo sea el de mejorar la habilitación o la seguridad para su la tripulación.

En el caso de Pesquerías Nores, tras el dramático naufragio del Villa de Pitanxo (se cobró la vida de 21 de sus 24 tripulantes) y la formalización de su baja en el censo del Ministerio y de la Comisión Europea (desde el 23 de enero de este año), la armadora dispone de los 825 GTs del buque.

El Villa de Marín, partido a la mitad.

El Villa de Marín, partido a la mitad. / GUSTAVO SANTOS

La obra en marcha no es la primera de este tipo que realiza la armadora marinesa, que ya optó por esta solución con el buque Villa Nores, gemelo del Pitanxo. En aquella ocasión el arrastrero pasó de 50 metros a los 66,35 actuales. De hecho, la propia empresa presumió de la obra en 2018 a través de sus redes sociales, en las que este verano ha ido subiendo diferentes ofertas de trabajo para cubrir vacantes en sus tripulaciones.

Además, las grandes ampliaciones están ganando terreno a las nuevas construcciones entre las envejecidas unidades que forman el sector pesquero. Con la excepción de las embarcaciones artesanales o de los buques que faenan en el caladero de Malvinas (Falklands), donde se continúa renovando la flota tras la ampliación de las licencias por 25 años, en el resto de censos o modalidades invertir en construir uno nuevo es un rara avis.

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