Práctica sostenible

Veto al tiburón, el enésimo “disparate” que amenaza a Vigo

El palangre gallego, comprometido con las “aletas adheridas”, realza sus inversiones en sostenibilidad frente a terceros países

Subasta de tintoreras en la lonja del Berbés.

Subasta de tintoreras en la lonja del Berbés. / RICARDO GROBAS

Desde 2013, año en el que Bruselas restringió todo tipo de aleteo, la práctica de cercenar las aletas de los tiburones en alta mar está completamente prohibida. Al menos es así para la flota comunitaria, cuyos barcos deben llevar la mercancía intacta a tierra, donde ya podrá separarse en partes para facilitar su distribución. Es lo que se conoce como la medida de las “aletas adheridas” y nació para proteger especies como la tintorera, principal sustento para cientos de familias en Galicia. El objetivo es evitar que caigan en las garras del finning, una práctica que consiste en cazar tiburones, cortarles las aletas y devolverlos mutilados al agua.

Con esta norma en vigor a lo largo de la última década, el palangre gallego no entiende cómo una iniciativa como “Stop finning, Stop the trade” ha podido llegar a la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo. La misma, que busca erradicar la comercialización de las aletas de tiburón en los Veintisiete, es vista por el sector como un nuevo “disparate” que amenaza la economía pesquera de la autonomía. Más si cabe teniendo en cuenta que la mayoría de las capturas de tiburones de los buques europeos se transportan a Vigo para posteriormente ser distribuidas –en función de la demanda– a distintos puntos del planeta.

“Suprimir el mercado justo donde está controlado y perfectamente justificado todo lo que se hace no tiene ningún sentido”, apunta Edelmiro Ulloa, director gerente de ARVI, destacando que “la flota comunitaria es la única que hace política de aletas adheridas” frente a terceros países. “La CE se comprometió a que esta norma iba a ser implantada en todas las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP). Eso era que China, Japón o Taiwán también iban a adoptar ese compromiso de aletas adheridas, pero no se cumplió”, recuerda, remarcando que esa tarea “no se puede dejar en barbecho”.

El pan de cada día es que las embarcaciones asiáticas realicen en alta mar transbordos de aletas de tiburón a mercantes que eluden el circuito de la UE y viajan directamente al continente oriental, motivo por el cual “Stop finning, Stop the trade” es para el palangre gallego una medida “absurda” en la que “pagan justos por pescadores”. Y es que, conforme apuntan distintas fuentes consultadas por FARO, que se llegase a vetar la aleta en Europa solo nos haría seguir perdiendo en soberanía alimentaria. Todo ello con su consecuente impacto económico.

Del mismo modo, desde la Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo evidencian que en Galicia, donde las capturas de tintorera representan el 95% de las capturas de tiburones, se aprovecha todas las piezas que pescan. “El cuerpo es el 65% del valor total de lo que se comercializa”, incide Ulloa, señalando que lo que no se les puede exigir es que tengan que exportar el cuerpo con la aleta –como piden los ambientalistas– para que se considere comercio legal: “Nuestro cuerpo irá con su certificado a donde tenga que ir, que será básicamente Europa y algo a Sudamérica, y la aleta se irá a China, que es donde se consume”.

Orgullo y unidad

Ante el objetivo de “Stop Finning, Stop the Trade”, que pasa por “el fin del comercio de aletas en la UE, incluida la importación, exportación y tránsito de aletas que no estén naturalmente adheridas al cuerpo del animal”, otros representantes del palangre gallego como Juana Parada, directora gerente de Orpagu, también se plantean por qué motivo ha de venderse esta especie en una pieza y no por partes. “Esa demanda no va a dejar de existir y en caso de no poder cubrirla nosotros ya se cubrirá con productos menos sostenibles”, indica, dejando claro que en los últimos años el sector se han adaptado para mejorar en muchos aspectos.

En su caso, realizando fuertes inversiones en infraestructura terrestre tras la llegada de la medida de “aletas adheridas” en 2013, que inutilizó toda la maquinaria de procesado que tenía su flota –en la que aprovechaban toda la tintorera que pescaban, cortándola a bordo y congelándola–. Por otro lado, haciendo más eficiente su control, por ejemplo instalando voluntariamente numerosos observadores electrónicos.

“Lo que no puede ser es que nos estemos adaptando durante años a esta normativa, dotándonos de lo necesario porque no nos queda otra, y que ahora utilicen el argumento del finning. Es absolutamente desproporcionado, no tiene sentido”, asevera la responsable de la Organización de Palangreros Guardeses.

Tal como señala Parada, “cuando se habla de Vigo como uno de los puertos de mayor relevancia en la recepción de este tipo de productos, hay que decirlo con orgullo”. “Precisamente aquí, que es donde está la Agencia de Pesca de la Unión Europea (EFCA), es donde se puede controlar más que en ningún sitio”, agrega.

Juan Carlos Martín, director gerente de Opromar, resalta por su parte que los datos científicos dan fe del “buen estado” de la tintorera, algo a sus ojos posible gracias a la implicación del palangre gallego, que “pensando en la conservación” dejó de pescar, de forma voluntaria, especies como el tiburón martillo.

Para el representante de la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto y Ría de Marín, el quid de la cuestión a la hora de abordar la problemática pasa por centrar la atención en aquellas naciones que no han cumplido con sus obligaciones respecto al finning y no por seguir cargando contra las que sí han hecho sus deberes. “Siempre se ha pedido que esa política de aletas adheridas se extendiese a todos los demás países que pescan en los mismos mares en los que pesca nuestra flota, pero los países asiáticos han considerado que esta no es una medida para proteger las capturas y por tanto no la aceptan”, apunta.

Sobre la posible prohibición de la comercialización de aleta, Martín no duda. “Obviamente significaría una reconversión definitiva del sector y obviamente nos resistiremos a que una medida de ese tipo pueda implantarse”, añade, haciendo ver que es necesario que por parte del sector haya una unidad que “existe pero hay que trasladar a la sociedad”, explicando el buen hacer de esta pesquería en los últimos años: “Volvemos a una situación de incertidumbre total porque el prohibir el comercio de aletas significa el cierre de una gran parte de la pesquería que también trabaja con otras especies como el pez espada”.

[object Object]

Como no podía ser de otra forma, preocupa también al palangre gallego la inclusión de la tintorera en el Apéndice II del Cites, que incluye aquellas especies “amenazadas” cuyas poblaciones han experimentado un declive y cuya comercialización está sujeta a controles por parte de las autoridades. Eso aconteció el pasado 25 de noviembre, si bien la entrada en vigor de la medida quedó aplazada 12 meses, por lo que antes del próximo otoño no se podrá analizar su impacto.

En esta situación se encuentra el marrajo dientuso, la segunda especie de tiburón más pescada de la flota autonómica tras la tintorera, y que el pasado 2021 experimentó una importante bajón en las descargas efectuadas en el Puerto de Vigo.

En ese año la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) impuso una prohibición de retención sobre esta especie, para el stock norte, lo que dejó solo 26.400 kilos en las lonjas olívicas frente a los 79.000 de 2020.

Con cifras diferentes se encuentra el tiburón en general, cuyas descargas han aumentado desde 2019 en el Puerto de Vigo, principalmente impulsadas por la tintorera. De un año a otro aumentaron en más de 300.000 kilos, hasta las 1.593 toneladas, si bien a lo largo del último ejercicio (2022) las capturas de esta especie descendieron hasta los 905.000 kilos.

Suscríbete para seguir leyendo