Semanas de comunicados. Días de presiones y ruegos en los que se intentaba hacer ver la realidad. Contestaciones amargas o inexistentes. Y al fin, llegó. El sector pesquero gallego, ese que se pasa días en alta mar peleando por traer alimento a tierra y alejados de la atención sanitaria, está siendo inmunizado frente al COVID. Galicia dio ayer el paso que le requerían sus armadores y marineros ante la negativa del Gobierno y un barco de Vigo, el Peixemar Dos, abrió la veda. Sus tripulantes acudieron al hospital Álvaro Cunqueiro a primera hora de la mañana para recibir las vacunas ante los tres meses de marea que les esperan. “La llamada fue una sorpresa; nadie se lo esperaba, fue todo de repente y la verdad es que nos trataron muy bien”, explica el patrón del barco de Gran Sol, Juan Carlos Barreiro, mientras sostiene el folleto que le dieron de la vacuna. Él fue uno de los 15 marineros que recibieron las dosis de Janssen. Como ellos, el resto de las tripulaciones que ayer fueron inoculadas en otros puertos como Celeiro o Burela.
El mismo día que FARO adelantaba que la Consellería de Sanidade había decidido iniciar el proceso de vacunación entre el sector pesquero “esta semana”, una llamada entraba en el móvil de José Antonio Sotelo. Eran las 18.30 horas de ayer y el armador recibía una noticia que “llevaba tiempo solicitando”, como el resto de la flota. “Era para confirmar que se podrían vacunar. Luego fueron llamando uno por uno a la tripulación, a nivel personal”, comenta Sotelo. Los citaron a todos a las 8.30 horas, a la vez, para que el barco saliese totalmente inmunizado. “Organizamos el transporte para el Cunqueiro y poco después todo hecho y muy bien organizado”, dice.
A bordo del Peixemar Dos van 15 tripulantes, uno de ellos un alumno en prácticas de la formación profesional (FP) dual impartida en el Instituto Politécnico Marítimo Pesqueiro do Atlántico. “Es una media de edad de unos 35 años”, informa Sotelo.
“Era un riesgo salir de aquí sin vacunar. Dimos negativo en las pruebas, pero nunca sabes lo que puede pasar"
Por encima de ese promedio está el patrón. El marinés de 53 años dice sentirse “mucho mejor” y “más tranquilo”, como su familia. “Era un riesgo salir de aquí sin vacunar. Dimos negativo en las pruebas, pero nunca sabes lo que puede pasar. Sobre todo la primera semana, que son días de ruta y los dos días a tierra no hay quien te los quite”, señala. Para Barreiro, la inmunización es más que necesaria. “De hecho, deberían de ponérsela ya a la gente que está lejos de un hospital como nosotros o que trabaja de cara al público”.
La armadora del Peixemar Dos quiso agradecer el trabajo realizado por la Xunta, con las consellerías de Sanidade y Mar a la cabeza, al personal sanitario del Cunqueiro que los atendió y también a la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), a la que pertenece el gransolero. El gerente de esta última, Edelmiro Ulloa, también quiso reconocer el intenso trabajo y colaboración del Instituto Social de la Marina (ISM).
Ahora a esta quincena de tripulantes (la mitad asiáticos y africanos) le seguirán hoy otros 56, que en este caso acudirán al Instituto Ferial de Vigo (Ifevi) entre las más de 2.000 personas citadas.
Casi cinco meses después
Atrás quedan ya casi cinco meses de pelea. Los que pasaron desde las primeras consultadas lanzadas desde el sector antes de que se iniciase el proceso de vacunación a finales de diciembre, pasando por las peticiones y propuestas directas en los primeros meses del año. No será el ISM, como dictaba la lógica, ni será a través de una estrategia nacional, negada desde el Ministerio de Sanidad, pero los marineros gallegos ya no son menos que los del País Vasco, comunidad que tomó la iniciativa hace semanas con su flota de bajura y altura. “Esto era de justicia”, apunta Barreiro. Su opinión es compartida desde ayer por todo el sector pesquero.