El alumnado vulnerable y con bajo rendimiento escolar se cuadruplica en Vigo en tan solo un curso

Son estudiantes que cuentan con desventajas sociales y problemas familiares o de mala conducta

Los niños con necesidades especiales suponen el 20%

Una clase ordinaria en un CEIP de Vigo

Una clase ordinaria en un CEIP de Vigo / Marta G. Brea

Problemas familiares, emocionales, desventajas sociales, bajo rendimiento escolar, mala conducta... Todos estos ítems conforman el perfil del alumnado en situación de vulnerabilidad, estudiantes que requieren de un apoyo educativo especial (NEAE) en el aula para desarrollar sus capacidades al igual que el resto de sus compañeros.

Lo cierto es que año tras año, la cifra de escolares con algún tipo de necesidad educativa –TEA, trastornos de aprendizaje, altas capacidades, integración tardía, retraso madurativo, discapacidad visual, intelectual o motora, etc.– ha ido en aumento, pero en esta ocasión llama la atención cómo el número de niños y niñas vulnerables se ha disparado sin precedentes: en solo un año, se han pasado de 508 casos detectados en el curso 2021/2022 a los 2.108 actuales en centros de Vigo y resto de puntos de la provincia; esto es, casi cuatro veces más.

Así se desprenden de los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación relativos al alumnado con necesidades educativas especiales (NEE) y de apoyo educativo (NEAE). Este perfil de jóvenes y adolescentes se encuentra mayoritariamente integrado e incluido en aulas ordinarias, sin tener que acudir a un centro especializado, siendo ya el 20% del total de las matrículas en colegios e institutos de Vigo y resto de la provincia: de los 116.555 escolares, 21.452 precisan de una atención personaliza.

Familias desestructuradas

Por encima de este dato, que no difiere en exceso a los contabilizados el curso anterior, sí sobresale la cifra de alumnado en situación de vulnerabilidad socioeducativo. Los factores ambientales y sociales en los que reside, crece y se educa provocan en el menor episodios de bajo rendimiento escolar, mala conducta o incluso una mala comunicación con docentes, padres y resto de compañeros. “Proceden de familias desestructuradas y al final esta situación repercute tanto en su conducta como en el rendimiento académico”, explica Asunción Portela, directora y orientadora del CEIP Igrexa-Candeán.

Orientación

Precisamente esta condición le ha permitido operar de forma exclusiva en su colegio, favoreciendo así a la detección de más casos de alumnos con necesidades educativas. “En cierto que al contar con poco alumnado podemos dedicarle más tiempo a cada niños y se detectan más situaciones . Por ejemplo tenemos bastantes casos de dislexia y problemas de comunicación, alumnos TEA; también con dificultades de aprendizaje especialmente lectoescritura, once niños con altas capacidades.... Poder actuar como orientadora solo con ellos permite atenderlos y detectarlos mejor”, explica Portela, quien al término de cada ciclo realiza una prueba general al alumnado para observar patrones de cara al próximo curso. “Así ya vamos preparados.

Los profesores que trabajen por proyectos podrán ofrecer una metodología más acorde a las necesidades de cada alumno, adaptar el ritmo a sus capacidades”, concluye la directora del colegio de Candeán.