Portugal acepta el trazado de la línea de AVE entre Vigo y Lisboa pese a la contestación municipal

Aprueba la Declaración de Impacto Ambiental entre Oporto y Aveiro que afectará a 100 viviendas

Con 1.650 millones de inversión y 71 kilómetros, reducirá el tiempo de viaje en 50 minutos

El lado español avanza con el estudio informativo de la Salida Sur de Vigo

Tren de Alta Velocidad Alfa Pendular de Comboios de Portugal, el AVE portugués

Tren de Alta Velocidad Alfa Pendular de Comboios de Portugal, el AVE portugués / Comboios de Portugal

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Portugal no está dispuesta a perder más tiempo para coger el tren de Alta Velocidad. Después de un cuarto de siglo de intentos fallidos y convertirse en una cuestión casi traumática dentro de la política nacional por la quiebra de la sociedad responsable, el país vecino ha dado su aprobación medioambiental al que será el primer tramo de la línea que unirá Lisboa y Galicia.

El 21 de agosto Infraestruturas de Portugal y la Agencia Portuguesa do Ambiente emitían su visto bueno para los 71 kilómetros que conectarán Oporto y Aveiro, siendo éste el primero de los cuatro lotes de la línea que vertebrará el Eje Atlántico la próxima década.

Este nuevo paso adelante es el primero que llega “sobre el papel” en los últimos tres lustros y se produce a pesar de la enorme contestación social sufrida por las expropiaciones que supondrá, ya que en los diez municipios que atraviesa se tendrán que derribar unas 100 viviendas. “Sopesando los impactos negativos identificados, generalmente susceptibles de minimización, y los impactos positivos significativos esperados, se emite decisión favorable condicionada”, se lee en el documento de 650 páginas.

La duración estimada de los trabajos es de cuatro años y requerirá una inversión de 1.650 millones de euros hasta la freguesía de Oiã, ubicada al sur de la “Venecia portuguesa”. La nueva línea de Alta Velocidad será construida en vía doble electrificada para una velocidad máxima de 300 kilómetros por hora y será exclusiva para pasajeros.

Aunque inicialmente contará con vías de ancho ibérico (1668 mm) para garantizar su compatibilidad con el resto de la red existente, las traviesas serán polivalentes para facilitar la migración al internacional (1435 mm) que exige Europa y reclaman los nuevos operadores.

Esta infraestructura ha tenido una elevada contestación vecinal –alentada desde la desinformación– a pesar de desarrollarse en paralelo a dos de las autovías que comunican las dos primeras ciudades del país vecino: la A-1 (de pago y saturada) y la A-29. Al mismo tiempo, contará con cuatro interconexiones para dar servicio a Aveiro y las otras líneas convencionales en São João de Loure, Canelas, Ovar y Loure.

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Línea ferroviaria de Alta Velocidad entre Vigo, Oporto y Lisboa / Hugo Barreiro

Es por ello que la AIA pide para la aprobación definitiva que “en los casos de hogares más desfavorecidos y vulnerables donde el valor de expropiación de los recursos sea insuficiente para la adquisición de recursos funcionalmente similares, se deberán incrementar los valores de compensación”.

Este “Lote A” de la línea de Alta Velocidad entre Oporto y Lisboa presentada por Antonio Costa el pasado otoño encara así la fase de concurso para el proyecto de construcción y obras, que deberá estar listo durante el próximo año gracias a la legislación lusa y la reutilización de los estudios elaborados hasta 2011 por la empresa pública RAVE.

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1) Primer tramo de la línea “atlántica”

El primer lote de la línea a Lisboa avanza para poder iniciar las obras antes del 2025 y estar en servicio antes del año 2030.

2) Corredor paralelo a los actuales

Seguirá el itinerario de las autopistas A-1 y A-29 y dará servicio a Coímbra o Aveiro con conexiones a la línea convencional actual.

De esta manera las obras podrían arrancar en a finales de 2024 para que los primeros 71 kilómetros estén en servicio antes de que finalice esta década y reducir el viaje en trenes directos entre ambas ciudades de las 169 minutos a 119.

Esta reducción llegará de la mano del “Lote B” que se extiende hasta el municipio de Soure, al sur de Coímbra. Desde ella partirá el “Lote C” que completará el grueso de la inversión de 4.650 millones de euros hasta la freguesía de Carregado, al norte de Lisboa. En este caso, la adjudicación de proyecto y obras será después del próximo verano.

La voluntad del gobierno luso por “ganar” la carrera de la Alta Velocidad con España contrasta con los retrasos que está sufriendo en la que será su primera línea de este tipo. A pesar de estar anunciado para finales de este 2023, los 90 kilómetros entre Évora y Elvas –aptos para tráficos de mercancías y pasajeros a 250 km/h– no tendrán circulaciones hasta el próximo año.

Avance del lado español

Por su parte, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana firmó el 13 de junio la adjudicación del Estudio Informativo de la Salida Sur Ferroviaria de Vigo es por 884.207,5 euros para los próximos 18 meses.

En este periodo de tiempo Prointec y Geoconsult deberán trazar el túnel que conectará la estación de Urzáiz con la línea convencional actual en As Gándaras, escogiendo alguna de las dos alternativas propuestas en el mes de marzo que dibujan dos corredores de casi 15 kilómetros y 700 millones de euros de inversión.

Esta obra es la piedra angular de toda la línea ya que condiciona la puesta en marcha de los trabajos entre Oporto y Valença do Minho. Además, ambos gobiernos deberán acordar a corto plazo el trazado del nuevo viaducto internacional de 6 kilómetros en Tui.

Estas infraestructuras son imprescindibles para que Renfe –que ya trabaja en su plan de expansión internacional en el país vecino– y la hispanoitaliana Iryo –que cuenta con apoyo de la Comisión Europea– pongan en marcha servicios de Alta Velocidad directos entre A Coruña, Vigo y Lisboa.

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