Un tique rosa y una delatadora llamada: así fue la investigación de los incendios de Vitrasa

Un billete de bus hallado en uno de los artefactos fue una de las primeras pistas contra la conductora y su pareja, el presunto autor material, captado por la cámara del primer autocar quemado e identificado por la única viajera del que acabó calcinado

Marta Fontán

Marta Fontán

Un tique de color rosa hallado entre los restos de uno de los artefactos incendiarios fue una de las primeras pistas que tuvieron sobre la mesa los agentes de la Brigada Local de Información de la comisaría de Vigo a los que se encomendó la investigación de los incendios provocados la noche del pasado 30 de abril en dos autobuses de Vitrasa en un intervalo de solo 52 minutos. En ese billete de autocar que se usó como parte del material combustible del rudimentario artefacto se podía leer perfectamente su número y la serie a la que pertenecía y los investigadores no tardaron demasiado en averiguar que pertenecía a un taco que se había asignado a Patricia F. N., la conductora del segundo de los vehículos atacados, el que acabó calcinado y convertido en un amasijo de hierros en pleno corazón olívico, en Urzáiz. Ese tique, una delatadora llamada telefónica realizada por esta chófer al que después se averiguó que era su compañero sentimental y las imágenes de las cámaras del autocar quemado en primer lugar en Bouzas, que lograron captar con “claridad” al incendiario, fueron las claves de unas pesquisas que, para llegar a buen puerto, también contaron con el relato de una viajera que se ha convertido en testigo clave de un caso que tardó 23 días en ser resuelto policialmente, los que pasaron desde los hechos hasta las detenciones de Patricia y de su pareja, Marcelo Francisco S. S., un empleado de un concesionario de 50 años de edad al que se atribuye la autoría material y que, desde su arresto, permanece en prisión provisional por orden del Juzgado de Instrucción 1 de Vigo en el que recayó la causa.

“Dadas las características de las acciones y la actual situación previa de conflicto colectivo entre la plantilla de trabajadores y la empresa Vitrasa, que se viene desarrollando desde hace dos años, investigadores adscritos a esta brigada trabajan con la hipótesis de que la autoría de los incendios estaría ligada a los propios trabajadores o a personas íntimamente ligadas a ellos”, rezaba ya uno de los primeros informes del atestado policial del caso, al que ha tenido acceso FARO. Apuntalaba esta teoría la fecha de los ataques, la jornada anterior al 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, que habría sido elegida “para visualizar” dicho conflicto laboral. Con esta vía de investigación como norte y dada la relevancia de lo que tenían entre manos, unos ataques que habían “puesto en riesgo” la vida de personas, los agentes se volcaron en las pesquisas de estos dos incendios claramente relacionados por su idéntico “modus operandi”.

En ambos casos el sospechoso gritó “fuego” antes de irse de forma apresurada

¿De qué hechos se partía? Los incendios ocurrieron el 30 de abril. La primera alerta en la sala del 091 de la Policía Nacional saltó a las 21.54 horas. Un autobús de la línea C3 estaba ardiendo en la calle Tomás Alonso casi en su intersección con Camilo Veiga, en Bouzas. “Huele mucho a gasoil, ¡fuego, fuego!”, escuchó el conductor antes de que los pasajeros –nueve personas, dos de ellas de avanzada edad– saliesen apresurados. El chófer cogió un extintor y sofocó a tiempo el fuego localizado bajo un asiento de la penúltima fila del vehículo encontrando, relataría después, un “paquete similar a un fardo de papel semiquemado” aún en brasas al que echó un cubo de agua que le dieron los vecinos. Solo 52 minutos después la comisaría recibía una segunda alerta. Eran las 22.46 horas. Otro autocar, este de la línea 4A en el que iban la conductora y dos viajeros –un hombre y una mujer–, estaba en llamas en Urzáiz con Colón. No hubo víctimas, como en el anterior, pero en este caso el vehículo acabó devorado por el fuego.

Las llamas "se comen" un Vitrasa en Urzáiz

R. V.

Un taco de billetes

Las indagaciones que el 23 de mayo llevarían a detener a la chófer del autocar calcinado y a su pareja empezaron a dar sus frutos pronto. Esa línea de investigación “partió”, recoge el atestado, de un tique rosa recuperado dentro del artefacto del autocar de Bouzas. Pertenecía a unos tacos de billetes que se entregan a los trabajadores de Vitrasa y que se dividen en dos: un billete de cortesía para el usuario –en este caso un familiar– y una parte matriz que el chófer debe adjuntar al parte diario que se entrega a la empresa para justificar dicho acceso gratuito. Y los agentes descubrieron que ese en concreto había sido asignado a la conductora del bus que ardió en Urzáiz, a Patricia, quien se lo había dado a “un pasajero” cinco días antes de los incendios pero sin devolver a la empresa como es preceptivo el resguardo que se había quedado ella. Así que las sospechas recayeron desde el principio sobre esta mujer, cuyo relato sobre lo sucedido el día del incendio empezaba a ser además puesto en duda, a lo que se unía la reacción que tuvo ya que, dice la Policía, “en ningún momento intentó sofocar el fuego”.

Ella, por razones obvias, ya que iba conduciendo, no podía ser la autora material de los ataques. ¿Sería alguien de su entorno? Y por ahí tiró la Brigada de Información. “Los hechos referidos orientan a esta instrucción a investigar su entorno [el de la sospechosa] para tratar de identificar a alguna persona que tenga similitudes físicas con el autor del incendio del primer autobús incendiado, del que la empresa rescató los vídeos de seguridad en los que se ve con claridad al autor”, prosigue el relato policial. Y es que las cámaras del autocar de Bouzas captaron al incendiario. Aunque ocultaba su cara con gorra, gafas de sol y mascarilla, el rastreo de redes sociales y de fotografías de manifestaciones del conflicto de Vitrasa les llevaron a concluir que ese varón con el rostro cubierto era, presuntamente, el compañero sentimental de Patricia: “Las características físicas del autor del primer incendio son idénticas a las de Marcelo Francisco incluida fisionomía, motricidad, talla, pelo y envergadura”.

  • Las imágenes:

    El autor llevaba una gorra de Metallica, mascarilla, gafas de sol y una mochila.

    Tenía además una tirita en un dedo que se presume que era para tapar un tatuaje.

El tique de autobúshallado en uno de losartefactos.   | // FDV

El tique de autobúshallado en uno de losartefactos. | // FDV / marta fontán

Un tique rosa y una delata dora llamada: así fue la investigación de los in cendios de Vitrasa

Un tique rosa y una delata dora llamada: así fue la investigación de los in cendios de Vitrasa / marta fontán

El sospechoso de las cámaras del bus llevaba una chaqueta con tres grandes franjas horizontales, una gorra oscura con el logo del grupo “Metallica”, gafas de sol negras y una mochila. Y la chaqueta y gafas eran “idénticas” a las que el novio de la chófer llevaba en fotos de su Facebook –tras su arresto estas prendas se encontraron en el registro domiciliario–. Las imágenes mostraban también, en el dedo anular de la mano derecha del incendiario, una venda o tirita, algo que a los agentes les pareció “significativo” dado que Marcelo tiene ahí un tatuaje en forma de alianza: igual que tapó el rostro para no ser identificado, habría querido camuflar el tatuaje con igual fin.

Con todos estos indicios ya recabados, había otra diligencia fundamental que también podría ayudar a arrojar luz. Los agentes habían pedido autorización a la jueza instructora para conocer el que se denomina como “tráfico de BTS”, es decir, “el tráfico de llamadas y de datos que las antenas de telefonía reciben de cada uno de los números de teléfono que se encuentran en un determinado momento bajo su zona de cobertura”. Y mediante oficios a las operadoras se obtuvieron los tráficos de cuatro coordenadas distintas coincidentes con el trayecto que hizo el autor de los hechos aquella noche: una situada en la plaza de Eugenio Fadrique donde se subió al primer autobús, otra en la calle Tomás Alonso 192 donde se produjo el incendio de ese autocar, otra más sita en la calle Venezuela cuando el incendiario ya estaría a bordo del segundo autocar y una cuarta coordenada correspondiente con el cruce de Urzáiz con Colón, donde ese vehículo acabó calcinado.

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La investigación policial pudo determinar que el autor de los incendios subió a las 21.49horas del 30 de abril al autobús de la línea C3 en la parada de la plaza de Eugenio Fadrique. Pagó el billete en metálico –momento que se puede ver en las fotos superiores– y se dirigió a la parte trasera, sentándose en el último asiento del lado del conductor. Las cámaras del vehículo captaron como 55 segundos después de entrar “extrae algo” de la mochila y empieza a colocarlo bajo el asiento que estaba delante del suyo. Alas 21.52 horas esa zona arrancó a arder: el vídeo muestra al hombre levantándose y saliendo apenas 15 segundos después en la parada de Tomás Alonso donde se detectó el incendio. ¿Qué hizo después? La Policía considera que “le dio tiempo a enlazar” con el otro autocar, el de la línea 4A, haciéndolo “en alguna de las paradas de la avenida de Castelao” y viajando hasta Urzáiz con Colón, donde tras prenderle fuego al filo de las 22.40 horas, “abandonó” el vehículo que minutos después acabaría envuelto en llamas.

El rastreo telefónico

Y la “geolocalización” trajo también “conclusiones relevantes para la investigación”, porque se descubrió que desde el teléfono que utilizaba Patricia se realizaron tres llamadas en el intervalo de tiempo en el que sucedieron los dos incendios. Dos de ellas fueron las que efectuó inmediatamente después de arder su autocar para comunicar los hechos a Vitrasa y al 092 de la Policía Local. Pero hubo otra que levantó todas las alertas, de las 21.52 horas, ya que la hizo a otro terminal que también estaba a su nombre pero que estaba claro que no tenía consigo ya que la investigación lo posicionó en la zona de cobertura de la antena donde se cometió el primer incendio y, además, “casi simultáneamente al momento de producirse el mismo”. Alguien cercano a ella, “de su núcleo familiar”, debía de estar en posesión de dicho terminal, interpretaron con lógica los agentes. Lo que sospechaban era que el que lo usaba era su compañero sentimental, algo que se acabó confirmando el día de su arresto cuando, en el momento de la detención, se le intervino este terminal de la marca Oppo.

Los agentes habían logrado relacionar a Marcelo con en el primer autobús a través de las imágenes de las cámaras del autocar y del rastreo de las antenas de telefonía. ¿Pero como vincularlo con el segundo incendio, con el fuego que devoró el vehículo que conducía su pareja? Un indicio importante era que el modus operandi coincidía en ambos casos. “Colocación de un artefacto incendiario debajo del penúltimo asiento del lado del conductor, activarlo justo antes de la parada mientras el autobús circula y a continuación bajarse del autocar gritando la palabra ‘fuego’ y abandonar el lugar con rapidez”, detalla la investigación policial. Además, los artefactos incendiarios eran de características “prácticamente idénticas”, al estar ambos compuestos “por un contenedor de cartón, una botella plástica como depósito del contenido inflamable y trozos de papel y cartón como combustible”.

Pero hacía falta algo más y esa prueba la aportó una testigo clave, la única viajera que junto a los hoy investigados –la conductora y su novio– viajaba en el autocar que ardió en Urzáiz. Esta mujer confirmó a los policías que el autor del fuego del que ella fue testigo era la misma persona, “por sus característica física y motrices”, que la que aparecía en las imágenes del autocar de Bouzas. La pasajera lo vio manipular “algo” debajo del asiento al tiempo que empezó a notar un fuerte olor a gasolina y contó que, cuando llegaron a la parada de la Farola, ese hombre gritó “fuego” antes de huir de allí a paso acelerado. 

Un tique rosa y una delata dora llamada: así fue la investigación de los in cendios de Vitrasa

El tique de autobús hallado en uno de los artefactos. / FdV

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En los artefactos caseros había también restos de papeles y de cartón pertenecientes a cajas de medicamentos o a una etiqueta de calcetines

Junto a la Brigada Local de Información, los Policía Científica de la comisaría viguesa también jugó un papel determinante, al encargarse de la inspección técnica de los dos autobuses incendiados. Sus averiguaciones sobre el terreno permitieron desentrañar cómo se elaboraron los artefactos con los que se prendió fuego a los autocares, que eran “de idénticas características y de igual funcionamiento”, según consta en el atestado entregado al juzgado instructor que investiga este delito de daños agravado por el que la magistrada envió a prisión preventiva a Marcelo Francisco S.S. y dejó en libertad provisional a Patricia F.N.

El artefacto incendiario del bus de Bouzas consistía en una caja de una conocida marca de galletas que tenía papeles y cartones en su interior “junto a lo que pudiese ser el contenedor, botella de plástico, del líquido inflamable”, describen los agentes. Dentro de esa caja estaba el tique de autobús de color rosa de Vitrasa, restos de dos cajas de medicamentos –una de Ramipril Ratiopharm 5 mg indicado para la hipertensión y otra de Spiraxin 200 mg usado para la diverticulitis–, parte de una bolsa de plástico con el anagrama de una cadena de supermercados y una etiqueta de unos calcetines de la talla 35/38: todos estos vestigios desprendían “un fuerte olor a algún tipo de acelerante”.

El análisis de los restos recuperados del autocar que acabó destruido en Urzáiz concluye que dicho artefacto contenía, al igual que el anterior, “papeles y restos de cartón impregnados de una sustancia líquida, así como restos de plástico derretidos, alguno de color azul, compatible con algún tipo de botella”. Ese recipiente, según se determinó después, se correspondía con una botella de leche semidesnatada de una popular marca que se cita en el informe.

En la entrada y registro que tras los arrestos se realizó en el piso de los hoy investigados se encontraron efectos “de las mismas características que los objetos encontrados en el interior del artefacto incendiario” recuperado en Bouzas, el hallado en mejor estado de los dos al no propagarse el fuego de la forma voraz en que ocurrió en el otro bus.

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