Crimen machista de Gondomar: culpable de asesinato con alevosía pero sin ensañamiento pese a la veintena de puñaladas

El jurado popular señala que pese a las 21 cuchilladas que recibió la víctima, “el ataque fue rápido” y no buscó “aumentar su dolor”

Las acusaciones piden 25 años de prisión

Valentín A.B., previa lectura del veredicto.

Valentín A.B., previa lectura del veredicto. / Marta G. Brea

Asesinato con alevosía, con las agravantes de género y parentesco pero sin ensañamiento pese a la veintena de puñaladas y cortes que recibió la fallecida. Esta es la conclusión a la que ha llegado el jurado popular tras día y medio de deliberación sobre el crimen de Soledad Rey en su domicilio de la parroquia de Mañufe, en Gondomar. Los miembros del jurado han emitido un veredicto de culpabilidad sobre su marido, Valentín A.B., siguiendo la línea argumental de las acusaciones, pero dejando fuera el ensañamiento, al entender que el ataque “fue rápido” y “no buscó aumentar su dolor”.

Por todo ello, la Fiscalía, acusación popular y particular han rebajado la pena solicitada para el acusado fijándola en 25 años, mientras la defensa de Valentín A.B., que al inicio de la vista solicitó la libre absolución de su representado, no se pronunció acerca de la condena. Eso sí, todas las partes mantuvieron las penas relativas a la responsabilidad civil, fijada en 300.000 euros para el hijo menor del matrimonio, que presenta una discapacidad, y 250.000 euros para el mayor.

Imposibilitó su defensa

La lectura del veredicto mostró el total convencimiento al que llegó el jurado de que Valentín A.B. dio muerte a su mujer Soledad, de 59 años, en la vivienda que ambos compartían en Gondomar. Destacan del ataque su “rapidez” así como la imposibilidad de la víctima para repelerlo al padecer esta obesidad mórbida y una prótesis de cadera. Señalan que la mujer tampoco le causó heridas a Valentín, vaciando así la teoría exculpatoria del acusado. A mayores, en el veredicto recogen que el ataque no fue inesperado debido a la “animadversión” que el esposo sentía y mostraba desde hacía años hacia Soledad, alzándole la voz o poniendo sus manos en la boca para mandarla callar.

Al término de la lectura del objeto del veredicto, el hijo mayor de la víctima y acusado, así como su letrada, reconocieron que en la sala “impartiuse xustiza” pero no pudieron negar su asombro por la no apreciación del ensañamiento. “Non podemos estar de acordo, se 21 puñaladas no é ensañamento...”, lamentaba, dolido, el hijo de la mujer asesinada.