Otero Novas, premiado en el Senado: "Soy gallego, pero también asturiano y ovetense ‘honorario’"

El exministro, distinguido por los juristas de su región natal, pide mantener "el espíritu y la esencia de la Transición", que considera "modélica"

José Manuel Otero Novas, este miércoles, durante su discurso en el Senado.

José Manuel Otero Novas, este miércoles, durante su discurso en el Senado. / A. A.

Ramón Díaz

"Se dice que nadie es profeta en su tierra, así que recibir un premio de tus compañeros es muy agradable; me produce una especial satisfacción". El jurista, político y escritor José Manuel Otero Novas (Vigo, 1940), ministro de la Presidencia y de Educación y secretario del Consejo de Ministros con Adolfo Suárez, recibía este miércoles en el Senado el premio Montero Ríos de la Academia de Juristas Gallegos en Madrid. La satisfacción fue aún mayor, si cabe, porque el premio lleva el nombre de Eugenio Montero Ríos, un gallego que tuvo "una trayectoria tanto jurídica como política que no puede ser igualada". "Fue abogado, catedrático de universidad, ministro, hizo muchas leyes, fue presidente del Senado, presidente del Gobierno... Es un hombre que lo ha sido todo. Recibir un premio con ese nombre me satisface", dijo el gallego, con estrechos vínculos con Asturias.

Otero Novas, que ejerció como abogado del Estado en Lugo, en la subsecretaría de Hacienda, en la Audiencia Nacional y en el Tribunal Supremo, estudió en la Universidad de Oviedo. "Soy ovetense ‘honorario’. Me honro en ser ovetense, me hice novio de una compañera de curso, me casé con ella, llevo más de 56 años casado, he sido veintitantos años jurado de Ciencias Sociales de los Premios ‘Príncipe de Asturias’ y mi vinculación con Asturias es permanente. Yo soy gallego, pero también soy asturiano. Y siempre me gusta estar en Oviedo", subrayó.

De su época universitaria en la capital asturiana recuerda lo que le impactó descubrir "un mundo nuevo, horizontes desconocidos, otros ambientes, otros aires... Aunque Galicia y Asturias están muy cerca y dicen que somos primos hermanos, descubrí una gente y unos enfoques nuevos". De Oviedo, recuerda a los compañeros, las actividades extraescolares a las que se dedicó en el mundo de la Acción Católica. "Tengo unos recuerdos maravillosos de Oviedo. Siempre me gustó, pero es que, además, después de los años ochenta Oviedo ha sido un modelo en España de arreglo de una ciudad", destacó.

El jurista, a la derecha, recibe su reconocimiento de manos de Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado.

El jurista, a la derecha, recibe su reconocimiento de manos de Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado. / A. A.

Viaja siempre que puede a Asturias y está esperando "a que de una vez se inaugure la línea de alta velocidad, porque el primer día que pueda iré a Oviedo, aunque también sentiré nostalgia del trayecto León-Oviedo por la rampa de Pajares y la belleza de las montañas", indicó. Rememoraba este miércoles cuando en su época de iba y volvía en tren: "Ese tramo me impresionaba. En Galicia también hay montañas, pero son completamente diferentes a las de Asturias. Esa vía la echaré de menos", apuntó.

"Sobre mi etapa política, no voy a decir que tengo admiración por lo que hice, porque sería petulante, pero sí tengo admiración por lo que hicimos. Fue una cosa maravillosa. Cuando me entregaron el premio dije que habríamos querido no solo evitar la guerra civil, sino las causas que llevaron a la segunda república a la guerra civil. Hicimos cosas deliberadamente distintas a las que se hicieron en la segunda república y por eso la cosa salió bien, por lo menos hasta ahora", comentó.

En cuanto a la Transición, en la que fue actor fundamental, cree que fue modélica, aun con algunos "fallos y errores". "Lo que ocurre es que hay gentes que no quieren un sistema democrático occidental, así que atacaran la Transición, dirán que no tuvo mérito y que fue el resultado de las fuerzas en presencia, lo que me parece una tontería filosófica marxista", dijo. "Con las fuerzas en presencia se podían haber hecho cosas muy diferentes. Se debería mantener el espíritu de la Transición, lo que no quiere decir que no haya que cambiar cosas, pero la esencia tendríamos que mantenerla. Y no deberíamos jugar a eliminarla. Ese juego no me gusta nada, me preocupa para el futuro", concluyó.