Cien comunidades de montes plantarán 1.600 hectáreas con pinos y frondosas

La Xunta triplica el crédito inicial, hasta 3 millones, ante la elevada demanda de ayudas

Se dirigen a la planificación forestal, la defensa de fuegos y mitigar el cambio climático

Vista aérea de fincas próximas a una localidad gallega, en las que aprecia el cultivo de pinos. / MARTA G.BREA

Vista aérea de fincas próximas a una localidad gallega, en las que aprecia el cultivo de pinos. / MARTA G.BREA / e. ocampo

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Una superficie equivalente a mil seiscientos campos de fútbol en Galicia, que actualmente está en manos de comunidades de montes y agrupaciones de propietarios, cooperativas agrarias, entidades locales o sociedades de fomento forestal, será ordenada con la plantación de pinos y frondosas, como el castaño, el roble o el abedul. La medida servirá para incrementar la superficie forestal, facilitar la creación de masas con mayor diversidad arbórea, la defensa contra los incendios y mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, con la fijación de CO2 al suelo.

Decenas de comunidades se beneficiarán de tres millones de euros en ayudas para la creación de estas superficies forestales. Estas ayudas incluyen los gastos necesarios para el tratamiento de la vegetación preexistente, la preparación previa del terreno, la adquisición de las plantas y los gastos de plantación propiamente dichos. “Esta ayuda implica la plantación de más de 1.600.000 plantas, lo que es también, indirectamente, una línea de ayuda económica importante para los viveros de producción forestal de Galicia”, explica el director xeral de Planificación y Ordenación Forestal, José Luis Chan.

Se usarán 1,6 millones de plantas de viveros forestales de Galicia

Pero además, la medida contempla nuevos usos. Entre la superficie total, unas cien hectáreas serán transformadas: en la actualidad están en una situación de abandono, o pobladas con acacias y especies invasoras, o con eucaliptales abandonados –que fueron objeto de incendios o están en malas condiciones– o que cambiarán ese cultivo al de otras especies autóctonas. “Garantizamos la inversión anual suficiente para el mantenimiento de estas plantaciones durante los primeros 5 años”, completa José Luis Chan.

Esta línea de aportaciones están cofinanciadas por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader) y acaba de publicarse vía DOG. La partida contaba inicialmente con un presupuesto de un millón de euros. Después de recibir un amplio número de solicitudes que cumplían todos los requisitos necesarios para ser beneficiarias de la ayuda, la Xunta optó por llevar a cabo una ampliación de crédito de dos millones de euros. Por lo tanto, estas ayudas contarán a partir de ahora con un presupuesto de 3 millones de euros. El precio subvencionable se sitúa en unos 1.900 euros la hectárea de coníferas y 2.400 euros la hectárea de frondosas, detallan.

Concretamente, de esos 99 expedientes que fueron objeto de ayudas, 82 fueron para comunidades de montes vecinales, que representan una superficie de 1.400 hectáreas –unas 20 hectáreas por comunidad–; pero también hay 8 agrupaciones de propietarios beneficiadas, una entidad menor que tiene un monte público y 8 fincas de particulares. Esta orden de ayudas servirá para que las plantaciones se realicen en la primavera del año que viene; es decir en 2024.

Venta de aire limpio

Están destinadas a la creación de superficies forestales formadas por coníferas de hasta cinco especies diferentes, como el pino del país o el pino silvestre, y hasta 21 especies de frondosas. “Teniendo el monte ordenado, la fijación de carbono en los montes es un aprovechamiento forestal más y los propietarios tienen derecho a comercializarlo, para que mientras crezcan esas plantas, obtengan derecho de venta”, explica el director xeral de Planificación y Ordenación Forestal.

La venta de aire limpio constituye un negocio en auge para que las empresas puedan compensar así sus emisiones de gases contaminantes y vender a sus accionistas y a la sociedad su sostenibilidad. Ante este negocio en crecimiento y el potencial que ofrece el monte gallego, la Xunta ha decidido intentar regular el mercado en la comunidad. Para ello, ya se anunció que creará por ley una bolsa de carbono con la que facilitar la conexión entre vendedores de este bien inmaterial y los compradores. Galicia contará así con un sistema propio diferenciado del registro estatal. El anteproyecto de Ley de Promoción de los beneficios sociales y económicos de los proyectos que utilizan recursos naturales de Galicia, impulsado por la Xunta, prevé precisamente “fomentar el desarrollo de proyectos y actividad dirigidos a incrementar la absorción de carbono y la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero” para así contribuir en la consecución de “la neutralidad carbónica”. En ese documento se recoge por primera vez la creación del “sistema voluntario de créditos de carbono de la Xunta, que servirá de nexo entre los operadores o grupos de operadores que voluntariamente deseen vender los créditos de carbono generados mediante el desarrollo de sus proyectos y actividades, y los compensadores, bien sea como intermediarios o bien como agentes finales”.

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“Galicia tiene un sector forestal muy importante; cortamos la mitad de la madera del Estado español y muchas superficies se regeneran de forma natural después de la corta, mientras que otras hay que replantarlas. Así, esta orden de ayudas también contribuye al aumento de la superficie que hasta este momento no tenía plantación”, explica José Luis Chan.

También tienen en cuenta que una ‘miscelánea’ desordenada de monte, junto al matorral propician la extensión del fuego en caso de incendios.

En el periodo entre los años 2016 al 2022 según fuentes de Medio Rural, se hicieron aprobaciones para plantar especies de este tipo por 33 millones de euros. Con ellas, se dieron ayudas para 18.300 hectáreas.

Es decir, la media de inversión anual es de tres millones de euros y dos mil hectáreas. Desde 2018 se superaron más de medio millón de hectáreas de superficies en Galicia que están dotadas con un órgano de gestión forestal, explican.

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