Los montes vecinales menos productivos sufren un 36 por ciento más de incendios

Hay una mayor incidencia de fuegos en zonas arbustivas que en plantaciones de árboles, según una tesis doctoral | El autor del estudio rechaza que el eucalipto sea un factor de riesgo

Un incendio en Toén, Ourense.

Un incendio en Toén, Ourense. / Brais Lorenzo

Paula Pérez

Paula Pérez

La mejor defensa del monte contra los incendios es su rentabilidad. Y la prueba es que la tasa de incendios –número de fuegos registrados por cada 100 hectáreas– es un 36 por ciento superior en los terrenos forestales mancomunados que pierden productividad respecto a aquellos que están incrementando sus ganancias. Esto significa que si un bosque representa una importante fuente de ingresos para su titular, la probabilidad de que arda será menor que si hay un desinterés del propietario porque no obtiene réditos con la explotación de esta parcela.

Así lo concluye una tesis doctoral elaborada por Gervasio López Rodríguez y dirigida por Manuel Francisco Marey Pérez, catedrático de Producción Vegetal y Proyectos de Ingeniería de la Universidade de Santiago en la que analiza el índice de riesgo de los incendios teniendo en cuenta la variable de la conflictividad.

En Galicia hay más de 3.000 montes vecinales. Si se analizan los fuegos registrados entre 2009 y 2014 el estudio concluye que en los 1.706 terrenos mancomunados que durante la década anterior incrementaron su productividad la tasa de incendios se situó en 0,39. Sin embargo, en los 1.327 que perdieron rentabilidad, la incidencia de fuegos por cada 100 hectáreas fue del 0,53.

Pero además es la pescadilla que se muerde la cola. Puesto que la productividad en los montes de mano común que no sufrieron incendios desde 2009 es “muy superior” a la del resto. “Esto permite tomar conciencia de la pérdida de valor que los fuegos provocan en las áreas forestales”, advierte la tesis doctoral.

Maleza

Pero hay otro dato que pone de manifiesto que los terrenos que son más rentables arden menos. El porcentaje de superficie arbustiva afectada por el fuego “es muy superior” al de espacios arbolados, pese a que hay más hectáreas con árboles que terrenos rasos.

Así, la ocurrencia de incendios en zonas de matorral fue un 46 por ciento superior a las zonas arboladas. Y esta incidencia en terrenos rasos fue incluso mayor en los montes vecinales que perdieron productividad respecto a los que ganaron rentabilidad. “Estas diferencias tan pronunciadas no parecen explicarse únicamente por la mayor velocidad de propagación que tiene el fuego en las zonas de matorral, sino que indicarían más bien alguna relación con la productividad forestal de ese terreno”, se explica en la tesis. “Lo que vale dinero se quema menos”, advierten.

"Lo que vale dinero, se quema menos"

Gervasio López

— Autor de la tesis doctoral

Este estudio apunta a que aquellos montes vecinales con una menor incidencia de incendios tienen siempre una mayor proporción de plantaciones forestales (en gran parte, especies alóctonas).

Aunque se ha vinculado en ocasiones al eucalipto con un mayor riesgo de incendios, el autor de la tesis doctoral lo discute. Así, explica que, salvo en 2006, las superficies de eucaliptos afectadas por incendios forestales son tradicionalmente muy bajas, “menores incluso que las de frondosas caducifolias”. “No ha de olvidarse que el factor más relevante en la ocurrencia de incendios en Galicia es la intencionalidad, no la especie de que se trate”, apunta.

Gervasio López recalca que el interés en conservar el monte será “mayor cuanto mayor sea la retribución que de ello se obtiene”. “Si nuestras plantaciones son altamente rentables, realizaremos técnicas selvícolas que evitan la discontinuidad del combustible y dificultan la propagación del fuego”, alega.

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Cada año las llamas castigan cientos de hectáreas de espacios protegidos. El fuego no perdona a estas áreas que cuentan con figuras de protección por su elevado interés paisajístico. De hecho, la tesis doctoral “Propuesta de índice de riesgo de incendios integrando la conflictividad como variable explicativa” concluye que hay una mayor incidencia de fuegos en zonas Red Natura.

En conjunto, en Galicia el número de incendios ha disminuido en los últimos años. Sin embargo, el estudio advierte que esta reducción ha sido menor en los espacios protegidos, en los que además se ha incrementado la superficie quemada (un 232 por ciento más entre 2009 y 2014).

¿Y por qué ocurre esto? Son varios factores. Por un lado, la tesis doctoral argumenta que si se tiene en cuenta que el 90 por ciento de los incendios forestales en Galicia son provocados, la mayor incidencia en Red Natura “parece indicar una cierta oposición” a esta figura de protección por las “restricciones” que se imponen a determinadas actuaciones, que pueden percibirse por la ciudadanía como “trabas a la actividad económica, incluso pérdida de ingresos para determinados sectores”.

El autor de la tesis doctoral, Gervasio López, advierte, en todo caso, que no puede afirmarse “de forma taxativa” que hay una mayor intencionalidad de prender fuego en Red Natura por este rechazo. “Si bien es cierto, que el mayor porcentaje de incendios forestales permitiría colegir cierta oposición social, hay otras muchas razones”, apunta.

Entre ellas, cita el abandono que sufren estas tierras, precisamente porque al estar en Red Natura no son explotadas forestalmente. “Eso aumentaría el combustible disponible, lo que favorece el aumento de la superficie quemada”, explica el estudio.

Pero hay otro tercer factor. Estos espacios naturales suelen estar más alejados de los medios extinción por lo que el tiempo para llegar al incendio es mayor y, por lo tanto, se quema más superficie. A ello contribuiría también que por su especial protección no cuenten con infraestructuras preventivas como cortafuegos, por ejemplo.

Para evitar esta mayor incidencia en Red Natura, el autor de la tesis propone efectuar desbroces y clareos en estos espacios. Y plantea establecer compensaciones económicas a los propietarios de montes situados en estas áreas. “El coste de la conservación no debe asumirlo el propietario”, advierte.

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