El Sergas eleva a 6.000 los pacientes bajo vigilancia por tomar fármacos opioides

Son gallegos tratados contra el dolor con fentanilo, morfina o oxicodona, analgésicos con alto poder adictivo | Sanidade amplió en un año un 34% los usuarios considerados de riesgo

Interior de una farmacia.

Interior de una farmacia. / Iñaki Osorio

Paula Pérez

Paula Pérez

Hay drogas con alto poder adictivo que son legales y se venden en farmacias. Su uso moderado puede ser muy beneficioso para el paciente, pero el problema está en su abuso. Esto es lo que ha estado ocurriendo en EEUU que desde finales de los noventa afronta una epidemia de adicciones debido al consumo de fármacos opioides como la oxicodona o el fentanilo. Se trata de analgésicos que se recetan para el dolor pero que pueden generar dependencia. En Galicia los controles sobre este tipo de medicamentos son estrictos. La Consellería de Sanidade mantiene ahora bajo vigilancia a más de 6.000 gallegos tratados con opioides para evitar un mal uso que pueda derivar en que terminen enganchados a estas drogas. De hecho, el Sergas ha ampliado los criterios clínicos por los que considera que existen riesgos potenciales de seguridad para los pacientes, lo que ha elevado en un 34 por ciento la cifra de usuarios a los que hace un seguimiento especial en el último año.

Los opioides son fármacos que llevan en su composición principios activos como la morfina, el fentanilo, la oxicodona, el tramadol o la codeína entre otros. Uno de los más de mayor riesgo es precisamente el fentanilo, que es cuatro veces más adictivo que la morfina.

Acostumbran a ser recetados a pacientes oncológicos, pero también se prescriben como analgésicos a otros pacientes que sufren dolor y ahí es donde existe un mayor riesgo. Por eso, la Consellería de Sanidade les hace un seguimiento especial a través del facultativo que debe vigilar y estar pendiente de cualquier señal que indique un mal uso de estos fármacos, así como estar atento a si existe algún indicio de adicción.

Plan del Ministerio

Precisamente el Ministerio de Sanidad puso en marcha en 2021 un plan de emergencia para limitar el uso indebido de opioides debido a “la preocupación respecto a la utilización de estos analgésicos fuera de las indicaciones incluidas en las fichas técnicas de estos medicamentos por su riesgo de adicción”.

Según sus cifras, en cinco años el consumo de fentanilo se había disparado en España con un 39,6 por ciento más de envases, un 52 por ciento más de facturación y un 33 por ciento más de dosis.

En su informe situaba a Galicia entre las comunidades con mayor consumo de medicamentos opioides. La razón es el uso de estos fármacos para aliviar dolores crónicos, lumbares, cervicales o ciática, más comunes entre la población mayor.

En junio del pasado año en Galicia Sanidade vigilaba a 4.000 pacientes por su consumo de analgésicos opioides. Ahora son ya más de 6.000, según los datos de la Consellería de Sanidade.

Son el 20 por ciento de todos los pacientes incluidos en el programa de prácticas seguras con medicamentos de uso crónico. Mediante este plan Sanidade revisa a 30.481 gallegos que toman medicamentos de alto riesgo por sus probabilidades de causar daños o efectos adversos. Entre ellos, el grupo más numeroso es el que consume opioides. En los acuerdos de gestión con las áreas sanitarias de este año, el Sergas fija como objetivo a los médicos que reduzcan el número de pacientes de riesgo por consumo de opioides en un 18 por ciento.

“Los controles son muy rigurosos: aquí no podría darse una epidemia como la de EE UU”

Santiago Leyes

— Presidente del Colegio de Farmacéuticos de Ourense

Santiago Leyes, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Ourense

Santiago Leyes, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Ourense / INAKI OSORIO

– ¿Para qué se usan los analgésicos opioides?

– Son los analgésicos más potentes que hay. Se usan en pacientes oncológicos, terminales o que cursaron una intervención que cursa dolor. Ése es el uso principal, pero dada la situación demográfica de aumento de la población anciana, con más patologías que cursan dolor, ha aumentado el uso de estos analgésicos fuera de su indicación inicial. Hay todo un abanico de presentaciones, en comprimidos, parches...

– ¿Cómo se evitan abusos?

– Entra en la labor del médico hacer un seguimiento. Es una medicación que tiene un control especial. Son estupefacientes. Por eso, por parte del facultativo, además de hacer su diagnóstico y de prescribirlos, se requiere al paciente cuando va a la farmacia, además de la receta normal, una receta de estupefacientes. El control es muy riguroso. Solo para el tramadol y la codeína que se combinan con el paracetamol y son los de uso más frecuente no se requiere de esta receta especial para estupefacientes. En el resto de los casos sí. Y el médico dispone de una serie de herramientas, que consisten en hacer un test a los pacientes que toman opioides para determinar si son más o menos susceptibles a la adicción.

– ¿Qué riesgo tiene el abuso de estos medicamentos?

– La adicción, evidentemente. De ahí que se controlen los tiempos de uso o los intervalos de consumo. También tiene efectos adversos como el estreñimiento.

– ¿Y hay abusos por parte de los pacientes?

– Son pacientes muy controlados y las posibles desviaciones que hay son mínimas.

– ¿Y está creciendo el consumo de estos fármacos?

– Por el tipo de población que tenemos, más envejecida, no hay duda de que hay patologías con más cronicidad y con más dolores.

– ¿Podría darse aquí una epidemia de adicciones como la de EEUU?

– No tiene sentido. Aquí está totalmente controlado. En EE UU además los abusos estaban vinculados a situaciones fuera del marco legal.

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