El consumo de hipnosedantes se dispara y los expertos se muestran en alerta ante el riesgo del fentanilo

Profesionales del área de Vigo no han detectado casos derivados del opiáceo, pero sí un abuso de los tranquilizantes tras la pandemia

El pedagogo y coordinador del servicio sociojurídico de la Asociación Érguete, David Martínez.

El pedagogo y coordinador del servicio sociojurídico de la Asociación Érguete, David Martínez. / ALBA VILLAR

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Están a punto de cumplirse tres años desde que la pandemia del COVID irrumpió en la sociedad española modificando el escenario político y socioeconómico, así como los hábitos de consumo, incluido el de sustancias. Profesionales del área de Vigo han constatado un significativo incremento del uso excesivo de los tranquilizantes, tanto por prescripción psiquiátrica y de medicina familiar, así como de curso ilegal, fundamentalmente de las benzodiscepinas e hipnosedantes, un espectro que abarca desde los ansiolíticos a las pastillas para dormir, entre otros.

Los expertos alertan de que este consumo disparado es “una realidad que está en la calle” y que, aunque de momento, “no ha dado demasiado la cara” y no es el principal motivo de las consultas en las organizaciones que luchan contra las adicciones en la ciudad olívica, a la larga, podría suponer un importante problema, especialmente porque tal y como afirma el director de la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga Alborada, Jesús Cancelo, “la realidad de que jóvenes gallegos de 14 a 18 años han probado hipnosedantes sin receta está ahí, en la calle, en los colegios. Diez de cada 100 reconocen haberlo hecho alguna vez, mientras que siete de cada 100 los han consumido en el último año y cuatro de cada 100 en el último mes. Este aumento ha sido progresivo en los últimos años y, aunque no llega a triplicarse, está cerca”.

Entre las principales causas que podrían explicar el notable abuso de los tranquilizantes entre la población general, Jesús Cancelo hace referencia a que “este problema no supera el 1,5% de nuestras consultas, pero no quiere decir que no exista. Es similar a lo que sucede con las anfetaminas, que se conoce que su consumo está presente en las fiestas, en la noche, pero no llega a tratamiento. La gente está tomando estos hipnosedantes para el olvido, para paliar el malestar que tienen en esta sociedad, para salir adelante, para trabajar, por la dificultad del acceso a la vivienda. Hay otra parte que tiene que ver con las relaciones interpersonales, sobre todo para los adolescentes, en cómo ha cambiado el mundo para ellos con las nuevas tecnologías; este consumo también tiene un carácter iniciático, cuando los jóvenes quieren pasar a adultos y creen que pueden con todo, satisfacen su curiosidad experimentando con este consumo, y luego también está la parte recreativa, en la que se mezclan estas sustancias con alcohol u otros estupefacientes. Son sustancias legales, pero que se convierten en ilegales al consumirlas sin la receta correspondiente y tienen un poder adictivo muy elevado”.

La epidemia del fentanilo

En los últimos años, Estados Unidos ha visto cómo las sobredosis causadas por el consumo de fentanilo, un potente analgésico indicado para pacientes con dolor crónico y también con procesos oncológicos, se han convertido en una auténtica epidemia. Si bien los profesionales del área de Vigo no han detectados casos de su consumo en la zona, la constatación de fallecimientos en algunos países de Europa derivados de su ingesta, así como su introducción en los circuitos del narcotráfico de Barcelona ya mantiene a los expertos que luchan contra la droga en la ciudad olívica vigilantes, si bien aseguran que “de momento podemos estar tranquilos, pero al mismo tiempo no dejamos de estar en alerta, igual que cuando aparece cualquier otra conducta adictiva en la sociedad”.

El fentanilo multiplica entre 50 y 100 veces los efectos de la morfina y la heroína

Lo afirma así el pedagogo y coordinador del servicio sociojurídico de la Asociación Érguete, David Martínez, quien señala que “estamos hablando de un opiáceo sintético muy potente, porque multiplica entre 50 y 100 veces los efectos de la morfina y la heroína y, como cualquier opiáceo, su capacidad de generar adicción es grande. Lo que sabemos del fentanilo es que aquí se emplea con prescripción médica, pero de las 800 personas que atendimos el año pasado no tuvimos constancia de que ninguna hubiera tenido problemas con este opiáceo, ni siquiera de que se hubiera consumido”.

Por otra parte, este profesional de Érguete destaca que, además de una gran capacidad de adicción, uno de los riesgos del consumo del fentanilo es “la posibilidad de sobredosis y graves problemas de salud que pueden suponer la muerte de la persona, porque los opiáceos tan potentes son drogas muy destructoras. Hay que enviar un mensaje de tranquilidad a la sociedad, pero debemos estar en alerta, y la prevención pasa por la educación”.

Asimismo, David Martínez comenta que, en el momento en que se llegara a detectar un caso vinculado al consumo de fentanilo, el protocolo de intervención que se aplicaría es el mismo que con cualquier otro opioide, como la heroína, e indica que “el abordaje se llevaría a cabo con las unidades asistenciales de drogodependencia de la ciudad, mediante un tratamiento médico y con una intervención psicoterapéutica”.

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