A debate

Educación obligatoria hasta los 18: 
El debate no es “sí o no”, sino “cómo”

La representante de los directores de instituto gallegos Isabel Ruso cree que “mantenerles en la silla” dos años más sólo tendrá sentido si se acompaña de otros cambios: “¿Qué tenemos que hacer para que ese tiempo repercuta de forma positiva en el alumnado?”

Isabel Ruso,  presidenta de la  Asociación de  Directores de IES Addiga.

Isabel Ruso, presidenta de la Asociación de Directores de IES Addiga. / XURXO LOBATO

María Bueno

María Bueno

Con la publicación de su último ‘informe sobre el estado del sistema educativo’, el Consejo Escolar del Estado (órgano consultivo del Gobierno formado por profesores y familias, entre otros)volvió a lanzar a la opinión pública el debate sobre “la ampliación de la edad de educación obligatoria de los 16 a los 18 años” y sus implicaciones a la hora de favorecer la lucha contra el abandono escolar, que actualmente ronda el 14% en España.

Aunque superior al de la mayor parte de estados miembros, este porcentaje indica también una mejora importante a nivel doméstico si se tiene en cuenta la evolución de los últimos diez años, periodo en el que ha disminuido en casi 11 puntos.

La medida; ya implantada por países de nuestro entorno como Alemania o Portugal; recomendada por el Parlamento Europeo; y recogida en sucesivos programas electorales del partido en el Gobierno; podría servir para garantizar una preparación mayor del alumnado a su llegada al mercado de trabajo, pero parece plantear dificultades en la práctica si no llega acompañada de otras medidas “más prioritarias” y un importante “esfuerzo de financiación”. 

“La pregunta no sería dos años más, sino dos años cómo”, reflexiona al otro lado del teléfono Isabel Ruso, presidenta de la Asociación de Directores de IES de Galicia Addiga, que distingue entre obligar al alumnado a continuar con sus estudios — “La obligatoriedad a estas edades no suele ser lo más efectivo” —, por un lado; y garantizarles la oportunidad de seguir formándose, por el otro. 

Un proyecto a largo plazo y serio

“Si finalmente se pone en marcha en algún momento, tendrá que venir acompañada de un proyecto a largo plazo y serio, muy medido y que tenga en cuenta a todos los tipos de estudiantes”

Apuesta además por que, antes de ponerse en marcha —si es que finalmente lo hace en algún momento—, la iniciativa venga acompañada previamente de un “proyecto a largo plazo y serio, muy medido y que tenga en cuenta a todos los tipos de alumnos y alumnas”.

“Hablamos de la vida de muchas personas y de un debate, ya no educativo, sino social porque impacta en todos nosotros”, sostiene Ruso, para quien sería fundamental “una fase preparatoria en la que se estudiasen detenidamente todas las consecuencias de la medida en los distintos ámbitos”; se preparase e informarse a la sociedad para el cambio dado que “a día de hoy, existen sectores que no están de acuerdo ni con la obligatoriedad hasta los 16”; y se invirtiesen más esfuerzos en un modelo educativo más “flexible y personalizado”. 

Seguir reforzando la FP, imprescindible

“Nuestras capacidades y nuestra visiones de futuro son diferentes.En las aulas, vemos a alumnos y alumnas que por mil motivos no quieren estar aquí, que están deseando salir”, dice la experta, para quien no tiene sentido “mantenerles en la silla hasta los 18 años si no se cambia nada más” y nos anima a poner el foco en qué tendría que hacer nuestro sistema educativo “para que ese tiempo, el que fuese, tuviese una repercusión positiva en el alumnado”.  

“El debate está ahí, en cómo conseguimos ofrecerles las vías necesarias para que, sea cuál sea la que elijan, les permita encontrar su hueco y obtener resultados satisfactorios, ya no solo en lo académico, sino también en lo personal”, describe la presidenta de Addiga un contexto en el que el refuerzo de la Formación Profesional sería, ya no fundamental, sino imprescindible para que la medida fuese viable. 

“La Formación Profesional se ha reforzado muchísimo, con una calidad maravillosa, pero en muchos casos sigue siendo insuficiente e incrementar en dos años la edad de educación obligatoria supondría un aumento notable de la demanda de plazas en esta modalidad educativa”. 

Otras medidas

Habla así de una fase preparatoria, en la que además de seguir apostando por la FP y la FP Dual — los presupuestos autonómicos de 2024 contemplan una inversión de casi 30 millones de euros en esta modalidad, lo que supone más del doble que en 2022—; sería necesario también implementar otras medidas claves como: la reducción de las ratios; la formación del profesorado — “no todos los tipos de alumnado requieren el mismo tipo de atención—; la flexibilidad de los currículum; y la personalización del modelo educativo. Medidas que también recoge el referido informe del Consejo Escolar, al lado de otras como las becas. 

“Tal y como está el sistema educativo ahora, lo veo complicado, pero satisfechas todas estas condiciones, con un sistema educativo preparado, entonces sí: podríamos ver cómo afrontar esta posibilidad”, nos remite Ruso una vez más al “cómo” a modo de conclusión.

La pregunta es si tras la implementación de todas estas reivindicaciones históricas de la comunidad educativa, seguiría siendo necesaria la ampliación de la edad de educación obligatoria o si, en cambio, la tasa de abandono escolar se habría reducido ya por el propio peso de las reformas del sistema.

Las claves

Origen del debate

Recogida entre las propuestas de mejora en sucesivas ediciones del ‘informe sobre el estado del sistema educativo’ del Consejo Escolar del Estado, la medida estuvo a punto de ser anunciada por el presidente del ejecutivo durante su discurso de investidura el pasado noviembre, aunque finalmente no fue así. El Ministerio de Educación la ha descartado como prioridad en declaraciones a distintos medios. 

¿Por qué esta medida?

El referido informe apunta a debatir sobre la amplicación de la educación obligatoria entre una docena de medidas más para “promover la igualdad de oportunidades y no dejar a nadie atrás”. Entre los argumentos de los partidarios de la iniciativa, se encuentran también la reducción de la tasa del abandono escolar o una preparación mayor del alumnado a su llegada al mercado de trabajo. 

El caso portugués

El debate sobre esta medida suele acompañarse del ejemplo portugués, que ha logrado reducir su tasa de abandono escolar casi un 40% en dos décadas (2001-2021), según datos del portal estadístico Portada recogidos por el Periódico de España. 

El país luso introdujo la educación obligatoria hasta los 18 años en 2009 con sus cifras de abandono escolar en el 31% mientras que, en 2021, este porcentaje se había reducido al 5,9%. Con todo, correlación no implica causalidad y lo cierto es que este no ha sido el único cambio implantado en nuestro país vecino. La formación docente, la mejora de los procesos de evaluación o la apuesta por la formación profesional son solo algunos ejemplos de otras soluciones puestas en marcha. 

Vale, pero antes...

Es precisamente a medidas como estas a las que apunta la presidenta de la Asociación de Directores de IES Addiga, Isabel Ruso, como camino previo al incremento de la edad de educación obligatoria hasta los 18 años: “Tal y como está el sistema educativo ahora, lo veo complicado; pero con un proyecto serio y una fase preparatoria detrás, entonces sí: podríamos ver cómo afrontar esta posibilidad”.