Entrevista | Espido Freire Escritora Premio Planeta

“Los profesores están muy solos
y muy limitados”

“La historia de la literatura y el fomento de la lectura tienen que ser dos asignaturas totalmente distintas y de ahí no me apeo”

“La lectura es la única materia en la que se espera que al niño le guste lo que hace de entrada: nadie se plantea eso con la física”

La escritora Espido Freire visitará Galicia el próximo 22 de abril para impartir una formación a docentes en el marco del II Ciclo de Cultura Científica de la Xunta.

La escritora Espido Freire visitará Galicia el próximo 22 de abril para impartir una formación a docentes en el marco del II Ciclo de Cultura Científica de la Xunta. / Cedida

María Bueno

María Bueno

Acaba de publicar Mejor Diversos’, una obra didáctica dirigida a adolescentes, y ya adelanta que se ha metido en "todos los charcos” para abordar este “gran tema contemporáneo”. 

La bilbaína de orígenes gallegos Espido Freire se convirtió en el año 99, con solo 25 años, en la premio Planeta más joven de la historia por su obra ‘Melocotones helados’ y desde entonces no ha dejado de escribir.

Una versátil trayectoria con más de veinte títulos que cada año le lleva también a recorrer el sistema educativo de nuestro país, una realidad que conoce bien y por la que le preguntamos en esta entrevista en la que también repasamos cómo ha llegado hasta aquí. 

- ¿Cómo era en el “cole” la Premio Planeta más joven de la historia?

Era una niña que acudió a un colegio con una educación muy sólida, muy poco ñoña. No pensemos en ningún sistema basado en el miedo. En nuestro caso, eran monjas misioneras que nos transmitieron la importancia de la educación y de ser relevantes para el mundo. 

- ¿Cómo recuerdas esa etapa?

Mi infancia o mi etapa escolar giró en torno a dos circunstancias: una de ellas era mi mala salud; fui una niña enfermiza. Ya me gustaba leer y precisamente esas circunstancias agudizaron mi amor por la lectura. 

- ¿Con qué libros empezaste?

Mi caso no es muy representativo. Mi hermana mayor estaba haciendo Filología y yo leía lo que ella: Fauvert, Pío Baroja, los relatos de García Márquez. Me gustaban los libros de adulto, los cogía a escondidas: en eso era irreductible.  

“Cuando yo tuve un TCA en los 90 no había redes sociales. Pondría más el foco en el mensaje que en el medio”

- ¿Tienen los niños que leer a los clásicos o iniciarse con lecturas que les resulten más atractivas?

Por un lado está la historia de la literatura y, por otro, el fomento de la lectura. Son dos asignaturas totalmente distintas y de ahí no me apeo (se ríe). Al fusionarlas, reducimos horas a algo que es esencial: el conocimiento de los niños respecto a la tradición literaria. 

La lectura es la única asignatura en la que se espera que al niño le guste lo que hace de entrada: nadie se plantea, por ejemplo, que al niño le tenga que gustar la física desde el principio y, si no, dejarla. 

-¿Por qué la necesitamos?

La literatura nos aporta una base de pensamiento, de creación y de reflexión acerca de la sociedad. No podemos renunciar a esa riqueza, además del propio disfrute y el conocimiento de quienes hemos sido a través de las historias. 

El problema es que los profesores están muy limitados, están muy solos, tienen una carga burocrática enorme y muchas veces tienen que encargarse de tareas que no son las suyas… 

- ¿Cuál es la solución? 

Dotación económica, reducción de las ratios y un pacto general por una educación que no esté sujeta a cambios educativos cada poco.  

“Hasta los 12 años, los niños no perciben las diferencias, pero a partir de ahí, el grupo modifica esa idea más inocente”

- Siguiendo con su trayectoria, también triunfó en la ópera desde muy pequeña, con solo 14 años actuó en el Vaticano, ¿fue una niña con Altas Capacidades? ¿Cómo se lleva el éxito en la infancia?

En mi caso, yo era una niña extrovertida, líder y con un sentido escénico muy marcado, escribía obras de teatro y las representaba con mis amigas, era una extensión más de mi propia personalidad, no era nada que a mí me perturbara. 

Estoy familiarizada con las Altas Capacidades a través de mi hermana, que fue presidenta de Mensa muchos años, y por los casos que conozco, siguen arrastrando muchos hándicaps y los profesores no tienen muchas veces ni tiempo, ni recursos, ni posibilidades. 

- También aquí pesan las etiquetas. Hemos evolucionado, pero siguen ahí...

Claro, las etiquetas son lo primero que se le coloca a los niños. Continuamos haciéndolo, lo que pasa es que intentamos que sean menos agresivas. 

- ¿Las aulas han cambiado mucho? 

Se han producido muchos cambios no solo de sistemas educativos, sino también de una mayor sensibilidad hacia la diferencia. Gran parte de los conflictos de hoy tienen que ver con eso. Es el gran tema contemporáneo y de ahí este libro, en el que mi editorial (BoldLetters) y yo nos hemos metido en todos los charcos (se ríe). 

“Es verdad que el canon tradicional mantiene un orden, pero a un precio muy alto”

- En cuanto a la tolerancia a la diversidad, se diría que los adolescentes nos llevan ventaja a los adultos…

Depende mucho, existen muchas diferencias en función del lugar, el área o el propio equipo educativo… Continuamos teniendo muchos casos de acoso provocados por cuestiones como el racismo, la orientación sexual o el poder adquisitivo… 

Hasta los 12 años más o menos los niños no perciben las diferencias, pero a partir de ahí, la influencia de las familias, del contexto (influencers, youtubers…) y del propio grupo modifica esa idea más inocente.

- ¿Qué hacemos?

Lo primero es la visibilización, hay que entender que existe una diferencia, acercarse a ella y luego proponer herramientas. Esto es lo que tratamos en ‘Mejor Diversos’: no es una novela para niños en la que hablamos de lo guay que es ser diferente; es una descripción de los problemas con los que se encuentran en las aulas y las fórmulas para trabajarlo. 

Quiero agradecer el entusiasmo y el interés con el que padres profes y libreros han apreciado el libro. Han valorado mucho que exista una visión realista, mesurada y no ideologizada de la diversidad. 

- Otro de los temas que ha abordado usted como escritora en varias ocasiones han sido los TCA, que han vuelto a aumentar su incidencia entre las adolescentes... 

No es que hayan aumentado, es que se han multiplicado. El problema tiene que ver con detectarlo únicamente cuando hay síntomas evidentes, físicos, y no tener en cuenta que es un trastorno que hunde sus raíces en un trastorno psicológico; achacarlo únicamente a las chicas o considerar ese “un plato de alubias les quita la tontería”. 

Ahora mismo, todo está centrado en la pésima influencia de las redes sociales, que es verdad que no ayudan, pero cuando yo tuve un TCA en los años 90, no había. Yo analizaría más el mensaje que el medio. Al poner el foco ahí, se está rehuyendo de la responsabilidad social del modelo que estamos construyendo.

- ¿El modelo de belleza?

No es solo el modelo de belleza, es el modelo de la feminidad. Reducirlo al aspecto físico es un error con respecto al qué significa ser mujer: la presión, la competitividad, el tener que darlo absolutamente todo y un poco más allá en todos los aspectos… 

- ¿Cómo lo cambiamos?

Pues de esa manera tan complicada que es revisar nuestros esquemas mentales, los modelos de referencia que estamos transmitiendo; es decir: lo que estamos haciendo con ‘Mejor diversos’ y que a veces recibe muchas críticas, ir contra el canon tradicional es algo que a una gran parte de la población no le gusta porque mantiene un orden, pero a un precio altísimo. 

Sobre el libro: ‘Mejor diversos’

Es el sexto libro de la serie Chic@Genial. Una obra didáctica en la que Espido Freire nos invita a conocer la diversidad a través de las experiencias de un grupo de adolescentes y sus profesores mientras elaboran en equipo un periódico escolar. Este libro está dirigido a los propios adolescentes, se complementa con ejercicios y ha sido ilustrado por Raquel Gu.