Salud mental y adolescentes

‘Fat talk’: ¿Qué 
ven cuando se miran 
en nuestro reflejo?

Nuestros comportamientos como familia pueden impactar en la relación de nuestros hijos con su Imagen Corporal (IC): “Decir ‘estoy horrible’ o ‘hasta que no adelgace, no puedo ir a la playa’, les transmite el mensaje de que si no somos perfectos, no somos válidos”

Se ha demostrado que a mayor calidad 
de las relaciones paterno-filiales, menor insatisfacción corporal.

Se ha demostrado que a mayor calidad 
de las relaciones paterno-filiales, menor insatisfacción corporal. / ENVATO ELEMENTS

María Bueno

María Bueno

La última edición del Informe ‘Ralladas’ de la Fundación Manantial señala a la exigencia a la hora de cumplir expectativas muy elevadas” como una de las principales preocupaciones de nuestros jóvenes. 

Presiones académicas y profesionales a las que se suman también las estéticas en una sociedad dominada por la perfección irreal de las Redes Sociales, pero a las que las familias también podemos estar contribuyendo sin darnos cuenta. 

“Somos sus modelos y nuestra aprobación juega un papel fundamental”, incide la psicóloga educativa Alba Fernández a la hora de explicar por qué comportamientos indirectos como el denominado ‘Fat Talk’ y otras actitudes gordofóbicas pueden “precipitar o apuntalar problemas relacionados con la Imagen Corporal (IC)” en los niños y adolescentes:“Hablar mal del cuerpo propio o ajeno delante de nuestros hijos hace que modelen autocrítica, les enseña a juzgarse en función de la apariencia y resalta los ideales del cuerpo, obviando variables sumamente importantes como otras fortalezas y talentos”. 

Alba Fernández

Psicóloga educativa

"Hablar mal del cuerpo propio o ajeno delante de nuestros hijos hace que modelen autocrítica, les enseña a juzgarse en función de la apariencia y resalta los ideales del cuerpo, obviando variables sumamente importantes como otras fortalezas y talentos"

En este sentido, Fernández recuerda que son cuatro los componentes que integran nuestra IC: “La forma que nos percibimos, nos vemos o nos ven, lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos”; y subraya: “Si al final como papás comentamos cosas como: ‘Me veo horrible’, ‘con X cuerpo nadie me va a querer’, ‘odio mi cuerpo’, ‘hasta que adelgace, no puedo ir a la playa’, les estamos enviando el mensaje de que si no somos perfectos, no somos válidos”.

Y todo esto podemos tenerlo en cuenta siempre, pero quizás más aún en fechas como estas, en las que tras las comidas navideñas muchos hogares se inundan de comentarios con respecto al peso: “Mejor que culpabilizar los excesos de esta época será mostrar actitudes de flexibilidad y permiso, promover una alimentación consciente; y, sobre todo, evitar los comportamientos de compensación”.

Un lugar seguro frente a las ‘ralladas’ y la violencia estética

“Se ha demostrado 
que a mayor calidad 
de las relaciones paterno-filiales, menor insatisfacción corporal”

Las familias contamos con herramientas para ayudarles a protegerse de las ‘ralladas’ que les produce la violencia estética. “Una vez que tomamos consciencia y pasamos por un proceso de deconstrucción personal, podemos ayudar a nuestros jóvenes de muchas formas”, explica Fernández, que no duda a la hora de apuntar a “estar presentes” como un “aspecto protector de los más importantes”. 

“La calidad de las relaciones que elaboremos con nuestros hijos será fundamental. Podemos crear un lugar seguro en el que se sientan escuchados y validados, en los que no les juzguemos y nos interesemos por sus preocupaciones, inquietudes y curiosidades. Está demostrado que a mayor calidad de las relaciones paterno-filiales, menor insatisfacción corporal existe”, desarrolla la psicóloga antes de compartir otras medidas concretas que podemos poner en práctica. 

Las familias contamos con herramientas para ayudar a los chicos y chicas a protegerse de las ‘ralladas’ que les produce la violencia estética.

Las familias contamos con herramientas para ayudar a los chicos y chicas a protegerse de las ‘ralladas’ que les produce la violencia estética. / Cedida

  • Entrenarlos en habilidades de autocuidado y escucha corporal. Es muy importante que les ayudemos a aprender a darle a su cuerpo lo que necesita, tanto en lo que se refiere a necesidades fisiológicas y de movimiento como afectivas. 
  • Convertirnos en un modelo de diversidad corporal a través de fuentes, libros, cuentos o películas que les enseñen a habitar sus cuerpos. 
  • Promover comentarios favorables acerca de la funcionalidad de nuestro cuerpo. Se trata de ayudarles a interiorizar que su cuerpo es válido por el simple hecho de existir, que no tienen que cumplir con ningún canon ni ninguna expectativa social. Por ejemplo: “Observa todo lo que nos permite hacer”. Esto es fundamental. 
  • Promover y enseñar autocompasión. Esto es: el trato amable y cariñoso con nosotros mismos.
  • Convertirnos en un modelo de aceptación corporal: imperfecciones, talla, peso… evitando comentarios hacia sus cuerpos, los nuestros o los de terceros. 

Además, la experta también recomienda que estemos atentos a ciertas señales de alarma de problemáticas relacionadas con la Imagen Corporal como “la ansiedad, los cambios en el humor, la irritabilidad, la evitación de lugares y/o ropa, o los cambios extremos en el ejercicio físico o la alimentación” y recuerda que es normal que “a veces no tengamos las herramientas suficientes para hacerlo solos”, pero “siempre podemos contar con el apoyo de profesionales especializados”.

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Hablar de Imagen Corporal y adolescentes poniendo el foco solo en las familias y sin tener en cuenta el contexto actual en el que padres y madres educan tendría poco sentido en nuestros días. Ese contexto tiene hoy unas claras protagonistas: las Redes Sociales.  

“El uso de filtros, posturas y retoques nos acerca a un ideal irreal que genera mucha presión a los adolescentes”, analiza la psicóloga Alba Fernandez un problema del que los propios jóvenes son conscientes y es que más del 40% señala a “una autopercepción negativa de su imagen corporal” al ser preguntados por los principales riesgos de las TRIC. 

Una vez más y aunque no es fácil, podemos tratar de protegerlos frente a la “violencia estética de la industria” a través de “perfiles ‘body positive’” y/o “imágenes inclusivas a su alcance en cuadros, láminas, cuentos…” que permitan ir “sembrando semillas de pensamiento crítico que ayuden a desmontar el ideal de belleza irreal”. 

“Podemos ayudarles a pensar qué hay detrás de cada mensaje: que sean conscientes de esta violencia estética existe, enseñarles que en las redes se tiende a mostrar la mejor versión de uno mismo, animarles a conocer actores, actrices, influencers que muestran una versión más real de sí mismos, ayudarles a usar el sentido del humor…”, enumera la experta medidas con las que podemos enseñarles que el algoritmo de las redes puede jugar a su favor: “Pueden entender que son ellos los que dejan entrar ciertos inputs y que está en su mano comprometerse de forma coherente con contenidos ‘body positive’”. Más importante todavía que esto puede ser “mostrarles cómo comunicar su malestar, pedir lo que necesitan y sembrar autocompasión”.