Entrevista | Goretti Irisarri Novelista y guionista

“En Vigo hubo tradición de espionaje”

Su novela “El enjambre”, que firma con José Gil, transcurre en la ciudad gallega en 1941, con una joven enfrentada a una peligrosa trama con nazis y la censura franquista de por medio

La autora viguesa Goretti Irisarri.

La autora viguesa Goretti Irisarri. / PABLO ZAPATA

Viguesa nacida en 1974 y formada en audiovisual, Goretti Irisarri forma desde hace treinta años un tándem creativo con el canario José Gil Romero, primero como guionistas y más tarde como escritores a cuatro manos de novela. Su último título, “El enjambre” (Harpercollins) transcurre en el Vigo de 1941, donde una joven traductora se enfrenta a una peligrosa trama de espionaje. Estará en Club FARO el próximo 20 de octubre.

– Han ambientado su nueva novela en Vigo, ¿es un homenaje a su ciudad natal?

– De alguna manera sí, ya había escrito alguna novela sobre Madrid, que es donde vivo ahora, pero mis raíces están en Vigo y quería utilizarlo como escenario de la novela, además me parece más interesante y el hilo del que podía tirar, el Vigo nazi, también es muy atractivo.

– Dibujan el Vigo de 1941 como la romántica Casablanca, ¿han tirado de ficción o se corresponde con la realidad de la época?

– La novela es una mezcla entre una documentación muy fuerte, por un lado, y luego olvidar esa documentación y priorizar que sea entretenida. A veces lo que hace un novelista, en lugar del historiador, es acentuar esas partes decadentes, más románticas de por sí. La parte real es la de refugiados europeos que huían de los nazis y refugiados del régimen de Franco que intentaban escapar por Vigo. Como en el año que se sitúa la trama, habían dejado de salir barcos por orden de Franco, la gente se encontraba la salida cerrada y encontró personas que les ayudaban a escapar.

– ¿Ese complejo entramado nazi que refieren en “El enjambre” existía?

– sí. En Vigo había una tradición muy fuerte desde la Primera Guerra Mundial de espionajes, de consulados de diferentes países: alemán, inglés y, curiosamente, estadounidense, durante las dos guerras mundiales fue un enclave muy importante. Los nazis tenían entrada franca en el puerto de Vigo, venían marinos a abastecerse, se les recibía públicamente en fiestas, se les homenajeaba, había desfiles por las calles. También estaban los ingleses, que aunque la empresa del cable se había deshecho, se quedaron a vivir aquí.

– La idea de partida de una imagen de submarinos nazis, británicos o alemanes surcando aguas gallegas es potente y cinematográfica. ¿En el proceso de documentación, qué aspectos históricos han descubierto?

– En Vigo el pasado de la comunidad alemana lo tenemos presente, todos hemos oído hablar de la comunidad alemana, de las familias que crearon empresas fuertes. También tiene el lado oscuro: a los alemanes que vivían aquí se les obligaba a pertenecer al partido nazi. Los historiadores han escarbado en esa realidad, sobre todo Antonio Giráldez, del Instituto de Estudios Vigueses y mi presentador en el acto del Club FARO del 20 de octubre, pero desde el punto de vista novelístico no ha sido tan explorado.

La autora viguesa Goretti Irisarri.

La autora viguesa Goretti Irisarri. / PABLO ZAPATA

– La protagonista es Elsa Brauman, la misma que presentaron en “La traductora” como una heroína. Ahora la hacen bajar a la realidad para descubrir nuevas aristas, ¿cuáles?

– Tengo que aclarar que no es una segunda parte, sino una nueva aventura de la misma protagonista. Elsa es un personaje que en “La traductora” es una pobre mujer que no quiere meterse en nada y la maten en situaciones desbordantes, poco a poco va creciendo y encontrando cosas. Al acabar esa novela no nos quería abandonar, intentamos otras tramas que pudiera vivir hasta que dimos con esta. El reto era volverla más oscura, obligarla a dar un paso hacia el abismo.

– Recuerda a la Madeleine de “Vértigo”, ¿tienen algún otro referente cinematográfico además de Hitchcock?

– Para nosotros Hitchcock es un referente grande porque hemos sido guionista antes que novelistas y nuestra formación es cinematográfica. Lo bonito de Hitchcock es que es capaz de contar, por un lado , historias que llegan al público pero que luego tienen un montón de capas inconscientes, profundas y retorcidas, eso es lo que nos gustaría conseguir. Otros referentes que se pueden ver en esta novela son las películas de espías más clásicas de los años 70, de la segunda fase de ese género, más duras, oscuras y trepidantes.

– Abordan el tema de la censura previa en los primeros años del franquismo con descripciones de quemas de libros de Valle Inclán, Galdós, Goethe, Pardo Bazán, etc, ¿es un aviso para que no repitamos errores del pasado ahora que se habla de la cancelación de la cultural?

– Por supuesto, aunque se escriba novela histórica siempre estás hablando del presente. La censura toma distintas formas a través del tiempo, la del pasado la vemos muy clara: se eliminaban todas las referencias políticas, las tendencias homosexuales o al suicidio y hasta los tacos. Ahora tenemos los valores de lo políticamente correcto y la censura vuelve a asomar su garra porque los seres humanos somos tendentes a quererle quitar a los demás la libertad de hablar.

– También nos hacen reflexionar sobre la figura de algunos censores como uno de los personajes del libro, escritores que tienen que destruir obras que admiran o tal vez les hubiera gustado escribir, ¿ha sido un reto empatizar con alguien así?

– Contrataron a escritores como censores porque muchas veces tenían que rehacer partes que quitaban, tenían que escribir. Lo bueno de la novela, en comparación con el ensayo o la mera reflexión, es que viajas en el tiempo, te metes en la cabeza de personajes y puedes pensar como alguien que no eres tú. Y eso está muy bien, hace que no tengas las cosas tan claras, es una manera de entrar en la historia mucho más intuitiva, más abierta y creo que llega más a la verdad. Es un reto entrar en la mente de alguien que no piensa como nosotros y en principio no nos cae bien para entender sus motivaciones. En la novela se da una explicación emocional de porqué se acaba convirtiendo en lo que es y al final acaba resultando muy cercano.

La autora viguesa Goretti Irisarri.

La autora viguesa Goretti Irisarri. / PABLO ZAPATA

– El origen de la bomba atómica tiene peso en la trama, en la que aparece una científica alemana que descubrió la fusión del átomo, ¿es una reivindicación al papel olvidado de las mujeres en la historia?

– Hablamos de un arma que podría cambiar la guerra y la historia, como así fue, y es verdad que la fusión nuclear la descubrió una mujer, de la que hemos creado un trasunto de ella porque la real nunca vino a Vigo. Lise Meitner compartía por carta sus hallazgos con su ayudante y él se quedó con los méritos del descubrimiento, a él le dieron el Nobel y ella cayó en el olvido. El personaje que hemos creado intuye esto, es una mujer fuerte que se da cuenta de que no le daban su sitio en la universidad (a la real la tenían oculta en un sótano secreto). También han estado olvidadas de las mujeres espías, cuya importancia empieza a salir ahora, era un papel muy adecuado para la mujer al ser invisible.

– Es su sexto título bibliográfico escrito a cuatro manos, algo poco común en la literatura, ¿cómo abordan ese trabajo de construir una historia de intriga con dos mentes pensantes y plasmarla en el papel sin que el lector note que hay dos autores diferentes?

– Tenemos muchas reuniones y avanzamos poco a poco porque nos gusta mantener una llama, ser como lectores, ir descubriendo lo que pasa, no nos gusta tener una trama cerrada, abrimos hilos y muchas veces no sabemos cómo van a solucionarse, incluso a veces nos lo ponemos muy difícil porque nos gusta el reto de encontrar una solución que no sea tan fácil de pensar, que no lo cojas a la primera, hacemos muchos giros y nos intentamos sorprender a nosotros mismos. Respecto a la parte de escribir, algo que es muy solitario, la gran ventaja es que en este periplo tan largo, de un año, no estamos solos, es como hacer un viaje acompañado en lugar de solo. Escribir con Jose me resulta mas gozoso y menos solitario. Después, somos los dos muy distintos (tengo que aclarar que no somos pareja, es una relación de colaboración y creación entre hombre y mujer, en la que las diferencias de genero son bonitas y positivas). A él le gusta más la novela contemporánea y de aventura, yo soy de clásicos muy pesados, como Proust, Goethe o Thomas Mann, además de Edgar Allan Poe, del que escribí mi tesina de doctorado en Filosofía y que me fascina que, siendo previo a Freud y al descubrimiento oficial del inconsciente, sus relatos son puro inconsciente, pura pesadilla, puros deseos y puros miedos (en “El enjambre” hay mucho de eso). Intentamos poner difícil que se reconozca que hay dos autores, nos corregimos mucho mutuamente, al final el estilo es unificado, sin ser de él ni mío. Es un trabajo complicado, donde tienes que manejar el ego para ceder, pero es valioso.

– Siendo novelistas y guionistas, ¿serían de esos escritores que no están contentos con la adaptación de sus obras al audiovisual?

– Hemos tenido la compra de una de nuestras obras para llevar al audiovisual y vamos a ser los guionistas. Estoy segura de que todo escritor queda descontento, así que partimos de esa realidad, de que lo que imaginas siempre es mejor que lo que te dan hecho. Por eso intentamos no describir físicamente a los personajes.

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