El naval firma su mejor trimestre en 16 años con nuevos pedidos por más de 175 millones

Amarra siete encargos hasta marzo, todos para armadoras extranjeras y buques de última generación

Las auxiliares multiplican su diversificación con más mercados y segmentos

Buques en cartera del naval  vigués.

Buques en cartera del naval vigués. / FDV

Lara Graña

Lara Graña

En el argot empresarial se llama diversificación, si bien describe una práctica tan vieja como ese aforismo de “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Máxime en una industria como la del naval, drásticamente cíclica: cuanto menos dependas de un país o de un negocio concretos, más fácil será evitar baches de actividad. Que los habrá siempre. En esta pasada novena edición de Navalia quedó más evidente que nunca que el sector –tanto astilleros como sus auxilares y proveedoras– ha extendido sus tentáculos a mercados y segmentos que no había pisado antes, o al menos no con tanta fuerza. Como el militar, de inteligencia, el de la acuicultura o la energía nuclear. Y la cosecha, solo a cargo de los astilleros, está siendo próspera: el naval arrancó el año en curso con la entrada en vigor de siete construcciones por importe superior a los 175 millones de euros, según los datos facilitados a FARO por Pequeños y Medianos Astilleros Sociedad de Reconversión (Pymar SA), entidad que agrupa al grueso de los astilleros privados de España. Ha sido el mejor primer trimestre para el sector desde 2008, cuando operaban en Galicia compañías (ya desaparecidas) de la talla de Hijos de J. Barreras, Astilleros M. Cíes, Factorías Vulcano o Factoría Naval de Marín.

Esta nómina no incluye, además, encargos en avanzado estado de maduración. Es el caso de los dos OPV (offshore patrol vessels, patrulleras de vigilancia de altura) de Astilleros Cardama para el Gobierno de Uruguay, cuya propuesta financiera ha recibido ya el visto bueno de Montevideo; tampoco el de una unidad de más de 70 metros para Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard). En suma, la cartera computada por Pymar, teniendo en cuenta los pedidos que sí entraron ya en vigor, alcanza en Galicia las 32 embarcaciones, generadoras de 6 millones de horas de trabajo para astilleros y la industria auxiliar. “El 100% de estos contratos [por los recién firmados] tuvieron como origen la demanda extranjera, confirmando el carácter netamente exportador del sector naval gallego”, resume la consejera delegada de Pymar, Almudena López del Pozo. Nueva Zelanda, Suecia, Islandia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido o la Polinesia Francesa son algunos de los pabellones de destino de las construcciones en curso.

Clases

Su envergadura convierte los pedidos de pesqueros en un puntal de actividad para la industria. El Saputi II, por ejemplo, encargado por la compañía inuit Qikiqtaaluk Fisheries Corporation a Freire, suma una capacidad (expresada en GT, gross tonnage o arqueo bruto) de 5.000 toneladas, dos veces la de los imponentes Prion, Argos Berbés y Hadassa Bay, que entregarán Nodosa y Armón Vigo a las joint venture malvinas de Pescapuerta, Pereira y Copemar, respectivamente. En Marín se ensambla también el Voyager, contratado por la neozelandesa Talley’s Limited con 3.500 GT. Más modesto –en tamaño– será el nuevo de la pesquera argentina Conarpesa (participada en un 45% por la viguesa Wofco), de unos 42 metros y del que ya se ha puesto quilla.

Aunque la corona en protagonismo es para las unidades de investigación oceanográfica, para las que la dupla Freire-Armón erigen a la ciudad de Vigo en hegemónica mundial, solo por detrás del subsidiado naval ruso. Este mismo nicho, el de los buques research, se presenta además como un enorme polo de crecimiento a futuro. Como analizó este periódico, y en base a los cálculos de la European Marine Board (EMB), en torno a 50 barcos de este tipo deberán ser renovados a corto y medio plazo solo en la Unión Europea por incurrir en obsolescencia. “La sostenibilidad medioambiental y climática se mantiene como un rasgo clave de la cartera gallega”, abunda López del Pozo, que incide en que la industria de las rías de Vigo y Pontevedra podrá contar, en un futuro cercano, con los más modernos y eficientes sistemas propulsivos tras haber testado ya con éxito la propulsión dual (con baterías) y con vistas a exprimir las potencialidades del hidrógeno verde o el metanol.

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