El metal gallego padece un déficit de 1.200 empleados que ya impide firmar contratos

El sector metalúrgico gallego –que supone el uno de cada cinco euros del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad– sufre actualmente un déficit de 1.200 profesionales cualificados: mano de obra que urge para cubrir “tanto contratos ya firmados, como proyectos que están encima de la mesa pero que no se pueden firmar porque no hay personas suficientes en las empresas”. Así lo evidencia en declaraciones a FARO el secretario general de la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime), Enrique Mallón, para quien otro de los graves problemas que llevan arrastrando a lo largo del presente 2022 es –sin duda– el aumento de los costes energéticos. Fabricantes de componentes de automoción, astilleros, industrias de extrusión de aluminio y fundiciones son los que más han sufrido en la autonomía este desmesurado alza que ha incrementado sus facturas hasta “un 500%”, dejando un sobrecoste de 65 millones y un gasto total que asciende a los 180 millones.

Metal y construcción buscan personal fuera de España ante la escasez de mano de obra

Desde la entidad que preside Justo Sierra señalan que son precisas “cuanto antes” más medidas contra la inflación: “Creemos que es la Unión Europea la que debe tomar decisiones contundentes y también los países de manera individual. Lo ha hecho Francia, lo ha hecho Alemania y pensamos que España también tiene que dar un paso fuerte adelante (...) Si no vamos a perder una competitividad enorme”.

Además, resaltan que es necesario cubrir pronto las vacantes disponibles –sobre todo aquellos de soldadores, mecánicos y caldereros, manifiestan– con el objetivo de que se siga expandiendo un sector que en nuestra región actualmente emplea a 57.000 personas y genera el 38% del empleo industrial de Galicia. Todo ello “con unos resultados de la balanza comercial positivos, siempre de manera continua y creciendo en los últimos 10 años”.

Las manos que cruzan el charco desde Beiramar

Optimismo para 2023

Como aspectos positivos, reconocen estar “verdaderamente satisfechos y al mismo tiempo ilusionados con la nueva propiedad del antiguo astillero Barreras (Ría de Vigo), que creen que aportará “muy buenas noticias y sobre todo carga de trabajo relevante para el naval gallego”. Y valoran “las cinco fragatas que ha conseguido Navantia en Ferrol”, así como “la altísima carga de trabajo vinculada a la industria de eólica marina, que en 2023 va a crecer”.

De igual manera, ven “una oportunidad” en las nuevas formas de movilidad, especialmente en la industria aeronáutica. “La llegada de Airbus al polo de Rozas también es un hecho muy significativo para ese futuro”, dice Mallón, resaltando que “sin duda el año próximo vamos a ver un crecimiento alto: tanto por el lado comercial (con Delta vigo, Utingal, Precisgal, cita entre otras) como desde el lado de los no tripulados donde creemos que va a haber una participación mayor de empresas de Asime, no solo las del ámbito de sistemas y comunicaciones sino las de fabricantes de piezas y utillajes”.

El talento que (se) despega de Galicia

Desde la entidad también ponen el foco en el hidrógeno, “que en los próximos años va a provocar que empresas de Asime participen como constructores y fabricantes de elementos” para distintos proyectos ligados a este elemento químico. Y, a nivel geopolítico, ensalzan “la cada vez mayor interconexión con los vecinos de Portugal”. “Se está configurando ese polo ibérico que, si bien en un primer momento se veía por mucha gente como una competencia feroz, hoy en día se está convirtiendo en una unión entre territorios e industrias que hace que seamos más competitivos”, concluyen.

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