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Alza de precios

Las depuradoras de marisco “sobreviven” al impacto eléctrico: 20.000 euros al mes

Agade alerta que en algunos casos las facturas alcanzan los seis dígitos y reclama ser considerados “grandes consumidores energéticos” para reducir un sobrecoste que se ha triplicado

Personal de Mariscos Daporta trabajando en las instalaciones que la compañía posee en la localidad de Cambados (Pontevedra). IÑAKI ABELLA

El sector del mar no desconecta en las 24 horas de sus 365 días. Más si cabe las depuradoras de marisco. Los bivalvos deben mantenerse vivos: en muchos casos enfriando el agua bajo la que se sumergen, bombeada y renovada constantemente para adecuarla al mejor de los hábitats. Como es evidente, las cámaras frigoríficas tampoco se pueden apagar. La cadena de frío es intocable. Pese a ello, estos negocios a los que la soga aprieta en tiempos de latente inflación no son considerados “grandes consumidores energéticos”, como exige la Asociación Galega de Empresarios Depuradores de Moluscos (Agade) para aflojar el nudo. Según indican desde la entidad, las plantas gallegas están pagando “de 10.000 a 200.000 euros de energía”, cargando con un sobrecoste “inasumible” que no ha hecho más que triplicarse: “Esto es totalmente inviable que se alargue más allá de este año. Es imposible económicamente”.

Así lo denuncia su presidente, Roberto Fariña, que resalta que la situación “está provocando ceses de actividad” y pide al Gobierno central “entender que dentro de los sectores primarios se necesita tener una industria sólida”. “A grandes males, grandes remedios y eso le corresponde a Madrid”, subraya, poniendo de manifiesto que los bichos –dice para referirse a especies de concha como el mejillón– “no entienden de horas pico, ni de horas valle, ni de tope de gas, ni de coyuntura mundial”.

Si a finales de 2021 “llegaron las primeras voces de alarma” sobre facturas eléctricas que ya descuadraban bastantes cuentas de resultados, este 2022 se están viendo afectados de una manera “tremendamente alta”. “Estamos haciendo un trabajo no difícil ni complicado, sino algo que ni nos imaginábamos, sobre todo saliendo de la COVID-19”, explica, destacando que “este año es imposible enmendarlo” y lo que es vital es que las Administraciones entiendan que hay que buscar una solución.

Dos tercios del mejillón que sale de Galicia lo hace a través de las empresas de Agade: más de 170 millones de kilos. El resto de marisco, acuicultura de ostra y demás, igual. “Este hecho es incompatible con el escenario de precios actual”, matiza Roberto Fariña, que no confía mucho en un diciembre que debería ser decisivo: “Viendo los indicadores y valores en los que se está moviendo el consumo, tememos que van a ser unas Navidades muy justitas. Un poco más austeras que otras”.

Y es que el aumento de los costes –como no podría ser de otra manera– termina recayendo sobre la clientela. Este invierno se pagará más no solo por la temporada y la sobredemanda, también por el alza que se han visto obligadas a adoptar las depuradoras para retener parte de sus márgenes de beneficio.

Ejemplo de ello es Carmen Figueira, de Mariscos Sálvora, que teme que ante la reducción de poder adquisitivo de las familias, algunas se inclinen por productos que sean más baratos y “rindan más” que el mejillón que depuran diariamente en sus instalaciones de Vilaxoán.

“La factura eléctrica se ha triplicado”, afirma rotundamente, confesando que hay meses que han pagado más de 20.000 euros. En consecuencia, se han visto forzados a encarecer la depuración, que en su caso ha pasado de 45 a 62 céntimos por kilo: en otras palabras 170 euros más por cada tonelada. “Aunque somos un sector fundamental para la ventas de marisco, porque sin la depuración no se puede comercializar, no se nos tiene muy en cuenta y no creo que no se nos valore como se nos debe valorar. Nosotros ahora mismo estamos muy apurados”, resalta, además, haciendo hincapié en que la inflación ha recortado en un 45% su beneficio: “Si nos siguen apretando no podremos sobrevivir. Y ahora mismo somos unos cuantos”.

Para Lucas Daporta, de Mariscos Daporta, más de lo mismo... Desde Cambados, donde se encuentran sus instalaciones, resalta que también paga el triple y, como sus compañeros de sector, han llegado a ver facturas que superan los 20.000 euros al mes. “La cuenta de resultados me la están machacando los costes adicionales sobre todo gasolina y electricidad”, dice, comentando que de enero a septiembre de este año ha acumulado un sobrecoste aproximado de 70.000 euros entre ambos recursos energéticos respecto al mismo periodo del anterior.

Preocupación generalizada

En general, la posición del sector es unánime. Juan Carlos Maneiro, secretario general de Agade, concuerda con Carmen Figueira al resaltar que esta situación podría alterar la apetencia del consumidor por productos como el mejillón, que ante su encarecimiento podría ser suplantado en la mesa por otros mariscos e incluso alimentos de otras ramas. Por ahora, “preocupación” –como todos los años, pero más si cabe en medio de un escenario tan delicado como el producto que tratan– por cómo se desarrollará la campaña navideña: “Uno de los momentos de mayor consumo y comercialización”.

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