Portugal es un hervidero de nueva actividad industrial y logística, gracias tanto a la captación de inversión privada como a la ejecución de proyectos vinculados a fondos europeos. Un bum que ha rebajado la tasa de paro a un anhelado –para España– 5,7%, pero que puede morir de éxito por la falta de mano de obra. Solo el sector de la construcción, según los cálculos de la Associação dos Industriais da Construção Civil e Obras Públicas (Aiccopn) necesita la incorporación de unos 80.000 trabajadores para cumplir plazos de entrega y satisfacer la demanda futura. Esta patronal ha recurrido ya al grupo de países africanos de língua oficial portuguesa (Palop) para formar a jóvenes procedentes de Mozambique o Cabo Verde, y constructoras de las Azores han incorporado a operarios de Brasil o Paquistán. Una estrategia en la que trabajan también en la construcción o la industria metalúrgica de Pontevedra. “Hemos tenido reuniones con embajadas para intentar facilitar la llegada de trabajadores cualificados. Tenemos carga de trabajo en algunas empresas hasta 2025, pero padecemos de escasez de personal”, lamenta el secretario general de Asime, Enrique Mallón. Los talleres mecánicos, como publicó ayer FARO, también buscan mano de obra fuera de las fronteras españolas.
A juicio del presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Pontevedra (Aproin), Javier Garrido, es “imprescindible” recurrir a los lugares de origen para facilitar la incorporación de operarios especializados, pero en todo caso a través de un procedimiento “liderado por las administraciones”. Fuentes de empresas constructoras aluden a trabajadores de países hispanos, para una integración más rápida. “Lo ideal –prosiguen– es hacerlo a través de consulados, que ya se ha intentado, para que vengan ya con contrato. Simplificaría muchísimo, hay que trabajarlo y no es fácil. Antes tirábamos mucho de trabajadores de Portugal, pero allí hay mucha actividad”. La Fundación Laboral de la Construcción de Galicia estima en más de 4.000 los operarios que necesita el sector, principalmente electricistas, pintores, carpinteros, fontaneros o encofradores. “No podemos parar la máquina”, remata Garrido, para quien “los Next Generation deben capilarizarse en las pequeñas y medianas empresas” para que su efecto transformador sea efectivo.
Aunque el panorama es “incierto” a medio plazo, en la actividad metalúrgica las carteras de pedidos están colmadas. Su principal “inconveniente”, como señala Mallón, es precisamente la dificultad para incorporar nuevos empleados. “Para poder contratar hoy fuera de la Unión Europea no puede haber personas nacionales en paro, y es complejo a nivel administrativo”. En la patronal metalúrgica reivindican la necesidad de un trabajo conjunto entre distintas administraciones, con el Gobierno central a la cabeza, Inspección de Trabajo y Extranjería, para “facilitar” esta contratación extranjera. “Trabajamos con consultoras para traer contingentes, pero nos tropezamos con mucha burocracia. Causa decepción en las empresas, porque en teoría es factible pero todo el papeleo hace que muchas tiren la toalla”. En Asime “no hemos notado esa mayor facilidad para traer a gente de fuera de la UE, y tenemos carga de trabajo”.
“Es imprescindible hacerlo en origen y deben liderarlo las administraciones”
Perspectivas
Al margen de la cuestión laboral, ambos sectores destacan en su resiliencia ante las consecuencias derivadas de la invasión de Ucrania o el escenario de reactivación económica postCOVID. “Costes de algunos materiales, como el acero, tienden a estabilizarse, pero otros continúan encareciéndose”, apunta el presidente de Aproin. La escalada inflacionista fue absorbida por las operaciones en curso en la ciudad, donde “la demanda es muy grande” y la oferta todavía insuficiente. “La repercusión de la subida de costes financieros [por el euríbor] va a detraer alguna compra, pero todavía compensa adquirir vivienda al mercado del alquiler”, para el caso de que el cliente disponga de un 20% del valor para la entrada.
En las empresas metalúrgicas, la salud de las carteras de pedidos es notablemente buena. “Es cierto que notamos repercusiones por la guerra y las sanciones a Rusia”, complementa Mallón en referencia a compañías dedicadas a la minería. Pero, en general, las perspectivas son favorables a medio plazo.