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Este es el importe millonario en trabajos que Ritz desvió de Barreras a Astander

A la izquierda, el "Evrima" en las instalaciones de Hijos de J. Barreras en Bouzas en 2019; y el mismo barco en el dique seco de Astander este mes de diciembre. Marta G. Brea / FDV

En la página web de Hijos de J. Barreras todavía figura una extensa cartera de pedidos: el crucero de lujo Evrima (construcción 1705), un hermano para la misma armadora (C-1706), dos buques para la noruega Havila Kystruten (C- 1710 y C-1711) y un ferri para Naviera Armas (C-1708). A día de hoy, solo el último continúa en vigor, si bien tenía que haberse entregado el pasado abril; nunca se cortó una sola chapa para el casco, y solo existe porque no ha sido cancelado formalmente. El desastre en la gestión de Cruise Yacht YardCo. al frente del astillero vigués (utiliza Ritz-Carlton Yacht Collection como marca comercial) no causó ni la pérdida de los pedidos de Havila (220 millones de euros y 1,8 millones de horas de trabajo) ni la no ejecución del de Armas, pero sí ha privado a Barreras –y la industria naval gallega, por extensión– de un volumen de actividad cercano a los 500 millones de euros. El CEO de Cruise Yacht, Douglas Prothero, garantizó al astillero –siendo su presidente ejecutivo– la construcción de dos cruceros similares al Evrima (el mencionado 1706 y otro adicional), que prometió arrancar en diciembre de 2020 y el primer trimestre de 2021, respectivamente. Pero, lejos de cumplirlo, ni siquiera remató en Vigo el primero. Es más, trasladó lejos de Galicia un volumen de trabajos superior a los 50 millones de euros.

Es el importe facturado en este contrato por las auxiliares en el astillero Astander (Grupo Astican) desde la pasada primavera, que empezó a alojar al Evrima, según pudo constatar FARO en fuentes conocedoras del proyecto. Esta cifra incluye los servicios prestados por esta atarazana a Ritz-Carlton Yacht. Y son cantidades que, de haber cumplido la hoja de ruta inicial y su compromiso con el sector, tendrían que haberse destinado tanto a la propia Barreras como a la extensísima red de proveedoras y auxiliares –principalmente gallegas– adscritas a esta construcción en Vigo. Que no incluyen, además, el montante de los materiales y equipos enviados desde la ciudad olívica a Cantabria en decenas de camiones, o las grúas de acceso al barco (elaboradas con cargo al astillero). Con el Evrima en Beiramar, eran más de medio centenar las auxiliares de Galicia con carga de trabajo a bordo; hoy, contando con las que operan subcontratadas por Team Electric, quedan ocho.

Lleno a Astander, vacío a Vigo

El crucero premium Evrima salió de Vigo rumbo a El Astillero (Cantabria) un 15 de marzo. Según reiteró Prothero en múltiples ocasiones, el barco solo estaría en las instalaciones de Astander el tiempo indispensable para proceder al pintado exterior, con la garantía de retornar a Beiramar después de un mes. El crucero no se tocó en Astander hasta bien entrado el verano, pagando entre tanto el canon de ocupación de uno de sus muelles. Prothero sabía, desde que huyó de Vigo, que el dique seco cántabro, a donde necesariamente tenía que subir el barco para la pintura, estaría ocupado durante semanas. Aun así, decidió dejar Barreras sin actividad, sometió a la plantilla a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), canceló formalmente el contrato del Evrima en Vigo y toda la actividad marchó a casi 600 kilómetros de distancia.

Cruise Yacht (propiedad de manera mayoritaria por el fondo Oaktree) contó, para esta maniobra, con un actor indispensable: el Estado. A través del organismo semipúblico Cesce (Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación), avaló por tercera vez al equipo de Prothero, con un segundo sobrecoste superior a los 50 millones de euros. La contrapartida que exigió el Cesce, según declaró al comité de empresa su presidente, Fernando Salazar, fue la de rematar en España los sistemas de propulsión del crucero. Ni siquiera el buque en su integridad, y tampoco en Vigo. El primer espaldarazo del Cesce al proyecto Ritz-Carlton fue para la firma del contrato, tasado en 240 millones de dólares y que recibió financiación por 195 millones de euros; la segunda se produjo tras el primer sobrecoste, de más de 80 millones y que incluyó una indemnización por retrasos en favor de la propia naviera.

  • El legado de Ritz-Carlton en Barreras

    Hijos de J. Barreras cesó el pasado junio al consejo de administración en bloque, con su presidente, Douglas Prothero, a la cabeza. Bajo encargo del fondo Oaktree, contrató a la consultora Kroll para buscarle un comprador, y ordenó retirar de Beiramar cualquier referencia a la armadora de lujo, que utiliza la marca comercial del emporio hotelero Marriott.

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