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Los menús de Navidad, hasta un 60% más caros que hace un año

La escalada de precios de la energía y de los alimentos están detrás de la subida / Los restaurantes optan por fijar precios mínimos o variar la carta

José Luis Factor y Luis Couto muestran el retrato que le fue entregado al primero. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El año pasado por estas fechas, un kilo de merluza rondaba los 15 euros. Ahora, a mes y medio de las celebraciones navideñas, está en los 25. Y es de los pescados más baratos, porque otras especies como el rodaballo ya rondan los 40 euros por kilo.

Con estos precios, está claro que en las fiestas navideñas va a tocar apretarse el cinturón si no queremos vaciarnos el bolsillo. Es fácil contener el gasto en las comidas familiares, pero en la hostelería la escalada de precios de los alimentos y de la energía “ha provocado que el plato de Navidad haya subido un 60%”. Son los cálculos de Álex Iglesias, del restaurante Cabanas y además presidente de la comisión de hostelería en la Asociación de Empresarios de Deza (AED). Los hosteleros pagan por los alimentos con que cocinan un 30% más, y el recibo de la luz casi se les ha duplicado, con casos en que pasaron de pagar 2.000 euros a unos 3.600 al mes. “Cada tres meses, hago una batida para cambiar de empresas y ahorrar en el recibo”, apunta desde el restaurante Río Liñares, en A Estrada, Belén Goris.

El sector, que ya viene muy tocado de los dos años de pandemia, no puede trasladar a la clientela esa subida del 60%. “Hacemos lo mismo que en cualquier otro campo: para no repercutir toda la subida en el cliente final, perdemos nosotros parte de los beneficios”, apunta Diego López, de La Molinera. Es imposible mantener los precios del año pasado con la situación actual, así que los hosteleros o bien marcan un precio mínimo del menú (recortando mucho los beneficios), o varían la propuesta de la carta. Es cierto que ya hay reservas para las cenas de empresa y de pandillas en Navidad, “pero mucha gente viene preguntándonos por menús de 25 o 30 euros, y esos precios no podemos mantenerlos a día de hoy, porque eso ya lo vale un churrasco”, explica Iglesias.

El restaurante Cabanas ha marcado un precio mínimo para el menú navideño de 40 euros, la misma cuantía que establece el restaurante Samaná, en A Estrada. Antaño, el precio estaba en 37 euros. Su dueño, Manuel Bascuas, explica que de cara a las celebraciones navideñas “ya tenemos reservas de grupos de 10, 12 ó 17 personas”. Su temor es que pueda escasear producto para preparar los menús debido a la huelga de transporte que arranca el próximo lunes.

El Samaná ofrece a sus clientes cenas-baile, igual que Río Liñares. En este local “los clientes ya comenzaron a preguntarnos por las reservas en septiembre, pero hasta octubre no cerramos los calendarios” y menús, explica Goris. Aquí se mantiene el precio del año pasado, pero con un menú distinto, “y aún así no me cubre toda la subida”.

Foto de archivo de una comida de Navidad del equipo de fútbol sala Vasan Inversia, de A Estrada. BERNABE/JAVIER LALIN

Sin llenar aforo

A modo de apunte, los menús vegetarianos y veganos van cobrando importancia también en las cartas de celebraciones navideñas. “Y no son más caros que un menú con carne o pescado. La única salvedad es que precisan más elaboración”, aclara Bascuas-

Serán las primeras Navidades, si no cambiar la situación sanitaria, sin restricciones por el COVID. No obstante, son varios los negocios que prefieren no completar su aforo para mantener así ciertas distancias entre las mesas, aunque ahora puedan comer juntos grupos más grandes que el año pasado, cuando se recomendaba un máximo de seis personas por mesa.

No es el coronavirus, sino la recesión económica la que vuelve a dejar tocada a la hostelería en una de las temporadas de mayor facturación del año. Con los costes por las nubes, los empresarios no pueden recortar gastos echando mano de otras medidas como menos personal. “Tienes que atender igual a la clientela, así que necesitas plantilla, y tampoco vas a recortarle el sueldo a los extras”, explica Belén Goris. Desde Lalín, Álex Iglesias calcula que lo pagan en luz al mes en su local supone el sueldo de dos empleados. Está claro que el coste de la vida “nos limita para contratar personal en Navidad, pero es que ya ni hay”, en parte por la “mala fama” que persigue al sector por sus horarios de trabajo y sus remuneraciones.

Queda la opción de recortar horario. El Restaurante Cabanas ya lo hace, al cerrar domingo y lunes, así como las noches de martes y miércoles, ya que eran dos jornadas con muy escasa clientela. Manuel Bascuas, que también está al frente de Hosteleiros da Estrada, es partidario de reducir el horario del sector (con la excepción de Navidad) y no alargarlo más allá de las tres de la madrugada.

Despedida a José Luis Factor

El 30 de este mes se jubila el veterinario José Luis Factor, tras 43 años de servicio. Trabajó como veterinario primero en Covelo y, ya titular en Agolada. En 1995, con la reestructuración, pasó a ejercer de jefe de zona de los servicios veterinarios de Saúde Pública, de la Consellería de Sanidade. Con tan dilatada carrera, es lógico que ayer en la comida de despedida acudiesen en torno a 60 personas, entre amigos, familiares, compañeros de profesión y autoridades políticas.

El ágape tuvo lugar en el restaurante La Molinera. Hubo intervenciones de compañeros, como el presidente del Colexio de Veterinarios en Pontevedra, Luis Núñez Desirée, el presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Galicia, Antonio Crespo, o la jefa territorial de Sanidade, Natalia Botana, para recordar su trayectoria profesional. Pero el momento más emotivo fue el que protagonizaron sus dos hermanos, con un vídeo muy entrañable e interpretando varias piezas musicales. José Luis Factor tiene una tremenda carrera musical, que forjó a golpe de autoaprendizaje. Forma parte de De perdidos al trío y de un cuarteto con sus hijas y Maruxa Fuciños, es presidente de la Coral Polifónica de Agolada y además, desde hace 12 años, también forma parte del coro de cámara Música Viva, de O Carballiño. El propio Factor remató la ronda de intervenciones, citando a todos sus compañeros.

No obstante, ni cálida velada ni la música fueron el único gesto que se lleva Factor como cierre a una etapa laboral. Semanas atrás, su mujer y una de sus hijas consiguieron hacer una foto ‘robada’ para que la joven artista Aitana Iglesias, de Lalín, pintase un retrato de una persona tan polifacética como cercana en el trato. Y de hecho, el retrato recoge esa sonrisa que siempre acompaña cualquier palabra y cualquier gesto de Factor. A finales de este mes comenzará una nueva etapa en su vida, que le permitirá dedicarle más tiempo a sus aficiones: la música y los gestos solidarios con las familias dezanas que más lo necesitan. Deja atrás una etapa laboral, sí, pero seguirá al lado de tantos compañeros, alumnos y personas que desde hace más cuarenta años le han pedido uno de sus sabios consejos.

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