E1 17 de julio el cielo se abrió y un fugaz rayo cayó en tierras de Muimenta (Lalín) comenzando el incendio más devastador de los últimos veinte años en la parroquia y uno de los que más peligrosos entre los registrados en la comarca durante la reciente crisis. El 14 de agosto (ayer), un vecino de la aldea, sentado a la sombra de un carballo, recuerda aquel fatídico día. Recuerda también como ese fuego fue sofocado en un primer momento. Y recuerda, además, que desde la tormenta ya ha pasado un mes sin que se haya extinguido del todo, hasta el punto que el fuego se ha convertido en el vecino más indeseado de Muimenta.

"Vese fumear, pero mentres o vento sopre cara ese lado ás casas non lles vai chegar", comenta este parroquiano. Siguiendo hacia "ese lado" al que se refiere, se encuentra otra aldea, Carballeda, donde viven catorce familias que, en estos últimos días, han pasado por momentos muy peliagudos por culpa del fuego. Los bosques de pinos que la rodean, a unos 50 metros, están completamente calcinados. Más cerca incluso, las llamas han dejado su huella en prados colindantes a varias de las casas.

Lito, uno de los vecinos de Carballeda que más intensamente ha luchado contra el fuego, habla poco pero es contundente: "Estamos moi descontentos coa actitude das brigadas; en ningún momento falaron con nós nin nos consultaron nada". Lito dice que además de los pinos que ha perdido en el bosque, también le ha ardido un silo de treinta "rulos" por culpa de una contra provocada por un agente forestal. "A eles dálles igual todo, buscan a comodidade", comenta Víctor, otro habitante de Carballeda. "Cando fan as contras dálles igual o que digamos; hai veces que se non queda outra hai que queimar, pero outras, por non loitar o lume un pouco máis adiante, pérdense eiras coma a de Lito, sen necesidade", añade.

Ambos descartan la teoría de que el fuego haya sido provocado por alguien. Ni siquiera en un foco aparecido en el pueblo, cuando todos los vecinos estaban movilizados al otro lado, sofocando las llamas en la carretera principal. Según Víctor, "aínda por raro que pareza, todos os focos -nueve o diez registrados oficialmente y otros muchos apagados por los vecinos con sus cisternas- son do mesmo incendio; o lume vai polo aire, leva as muxicas que con este tempo prenden fácil na herba seca".

El fuego, vecino indeseable, parece haber venido de vacaciones a Muimenta. Allí todos miran al cielo, aguardando que las lluvias previstas para mañana acaben por espantarlo.