Atletismo | Maratón

El maratoniano de las seis estrellas

El cangués Antonio Soutelo completa a los 76 años las grandes de la distancia: Londres, Berlín, Chicago, Boston, Nueva York y Tokio

Antonio Soutelo, con el collar acreditativo de haber terminado las seis grandes, con Cangas al fondo.

Antonio Soutelo, con el collar acreditativo de haber terminado las seis grandes, con Cangas al fondo. / FDV

La maratón de Tokio puso la guinda del pastel a este armador cangués que, a sus 76 años, ha hecho realidad su sueño de haber completado las llamadas seis majors, las seis pruebas más prestigiosas de la distancia: Londres, Berlín, Chicago, Boston, Nueva York, y la ya citada Tokio. Antonio Soutelo lo ha conseguido, además, siendo un verso suelto dentro de esta disciplina. Entrena por libre, siguiendo más las sensaciones de su cuerpo que un programa, deja en un segundo plano calentamiento y estiramientos y, sobre todo, presume de no renunciar a la buena vida por la maratón.

“Yo no vivo para hacer deporte, sino que hago deporte para vivir, para poder permitirme ir de comilona con los amigos, disfrutar, y no de vez en cuando, sino a menudo”. Así resume Antonio Soutelo su filosofía de vida y la razón principal –que no la única– para entregarse a una modalidad deportiva tan exigente como la maratón. A sus 76 años, este cangués nacido en O Hío, con residencia en Aldán y actualmente vecino de Vigo rompe con todos los estereotipos del maratoniano, lo que no le ha impedido completar ya diez de estas pruebas de larga distancia, la última de ellas hace unos días en Tokio, donde logró la medalla que lo acredita como finisher (deportista que ha acabado la prueba) en las seis principales maratones del mundo, las de la Abbott World Marathon Majors.

“Era lo que buscaba”, reconoce, aunque ni tan siquiera se lo podía haber imaginado cuando en 2011 completó su primera maratón, la de Barcelona. Entonces fue un amigo el que lo animó a probar. No le disgustó, pero “creí que era demasiado, y hasta que no encontré a otra persona que le gustase y tirase de mí no volví”. Esa persona es Antonio Mariño, uno de sus socios, y también uno de los artífices del retorno de Soutelo a las maratones. La de Nueva York en 2018 fue la siguiente de la lista, y luego, tras la pandemia, aceleró el proceso. Chicago, Berlín, Londres, Boston el año pasado y ahora la de la capital japonesa.

Berlín y Londres en la misma semana

Berlín y Londres las corrió en el lapso de una sola semana, algo que contraviene las leyes de este deporte. “Me vine a casa después de Alemania y luego marché a Londres. Claro que no es muy normal, pero a mi edad los años pasan muy rápidamente. Y no vaya a ser que no me diera tiempo de hacer las seis...”, reconoce entre risas. Entre las top también le ha dado tiempo de competir en Edimburgo o Valencia, entre otras plazas, hasta las diez en las que ha corrido.

Antonio Soutelo, segundo por la derecha, en Tokio con algunos de sus compañeros.

Antonio Soutelo, segundo por la derecha, en Tokio con algunos de sus compañeros. / FDV

En Tokio acabó sexto de su categoría gracias a un tiempo de 4 horas y 21 minutos. “Llegué contento, sufriendo como un perro, porque el que diga lo contrario miente”, afirma. Su favorita es la de Chicago, donde hizo una de sus mejores marcas, 3 horas y 48 minutos. “Me gusta porque el frío me encanta, es lo que me mantiene vivo. En Valencia, a las 11 de la mañana ya hace calor, el cansancio se acumula... Porque si hay 13 o 14 grados de temperatura, en la carrera tú sientes como si fueran 20”, relata. Mientras está en carrera no piensa en otra cosa ni hay tiempo para ver el paisaje. “Soy un competidor total y me centro solo en la carrera”, señala, aunque admite que intenta no enterarse de los kilómetros que le faltan para llegar a meta. “Prefiero no ver nada”, sentencia.

"A partir del kilómetro 15 sufro porque no hago entrenamientos largos"

Si la de Chicago es su favorita, la de Berlín fue en la que peor lo pasó. Hizo un tiempo de 4 horas y 32 minutos y reconoce que “no iba preparado, y de hecho correr en Alemania me sirvió de mucho para preparar la de Londres la semana siguiente, en la que hice 4 horas y 10 minutos”. La razón no es otra que su particular preparación. “Yo no hago entrenamientos de 20 o 30 kilómetros, así que a partir del kilómetro 15 sufro. No voy tan bien preparado como los demás porque yo no tengo entrenador”, admite. “Pero supongo que tengo un motor diésel”, añade en tono jocoso.

"Necesito estar a mi aire y hacer lo que me pida el cuerpo"

Su ritual de entrenamiento suele ser el mismo. Va al gimnasio cinco veces por semana, con una rutina de unos 45 minutos en cinta y otros tantos en la elíptica. “Hora y media sudando no me la quita nadie. Quemo unas 900 o 1.000 calorías”, relata. Otros días sale a correr, como esta misma semana. “El martes hice 13 kilómetros, porque aún estoy un poco mazado”, afirma. Reconoce que le gusta ir por libre. “Soy muy autónomo. Corría con alguien durante un tiempo, pero a contragusto. Necesito estar a mi aire y hacer lo que me pida el cuerpo”, manifiesta.

Eso sí, con el deporte como complemento a una vida en la que tiene cabida la diversión, pero también el trabajo. Y es que a pesar de sus 76 años, Antonio Soutelo sigue llevando el control de su empresa. Del futuro le cuesta anticipar algo. Asume que la edad y alguna lesión lo limitan. “Tengo un espolón calcáneo, y eso no te permite correr. Igual hay que dejarlo”, admite. Pero, al mismo tiempo, desvela que ya está anotado para la siguiente maratón, la de Sydney (Australia) en el próximo mes de septiembre. “A ver si acabo corriendo, porque el verano es una mala fecha para poder preparar la carrera”, señala con sentido del humor y aludiendo a sus compromisos sociales. Antonio Soutelo, genio y figura.

Suscríbete para seguir leyendo