Entrevista | Miguel Méndez Seleccionador femenino español de baloncesto

“Llegar a los Juegos de París es una misión cumplida”

El vigués será olímpico como su mentor, Cholas: “Siempre estaré detrás de él”

Miguel Méndez, ayer, a su llegada a Peinador.

Miguel Méndez, ayer, a su llegada a Peinador. / José Lores

Armando Álvarez

Armando Álvarez

“Un verano sin jugar un gran campeonato no habría sido bueno”, declaró Miguel Méndez a la conclusión del Preolímpico de Sopor que ha concedido a la selección femenina el ansiado billete para París. Un nuevo hito en su brillante carrera. Aunque multicampeón en España, Italia y Rusia, y emperador continental indiscutible, afronta los Juegos con la misma ilusión que aquel adolescente de 16 años sus primeros entrenamientos en la Compañía de María. Ayer aterrizaba en Vigo.

–¿Siente más felicidad o alivio?

–Felicidad, seguro. No hay ninguna duda. Era un tema muy difícil; un Preolímpico en mitad de la temporada, con muy poco tiempo para entrenar y recordar cosas, con cuatro jugadoras nuevas respecto al verano... En el primer partido nos sacaron del campo. Hubo que realizar mucho trabajo mental, de volver a poner los pies en el suelo y recomponer el equipo. Ya sé que siempre digo lo mismo últimamente, pero es que ha sido durísimo. Contra Canadá jugamos a las 15:30. A las 10.30 estábamos comiendo, vídeo, plan de partido… A las 11.00 no sabíamos si dormir la siesta o qué hacer. Los cambios de horario nos hicieron pupa. Y en la última jornada había que esperar un resultado y a la vez preparar un partido que, de haber ganado Canadá a Japón, hubiera sido a cara o cruz en cancha del rival.

–A usted no le hubiera gustado clasificarse perdiendo de 22, como llegó a suceder ante Hungría.

–Eso seguro. Había varias lecturas. Teníamos tocadas como Cristina Ouviña, que no jugó, y alguna más. Respetando la confidencialidad médica, alguna era pinchada antes de los partidos. Había que quitar minutos a esas jugadoras y hacer participar a todo el “roster”. Quería darle un agradecimiento y una recompensa a las que habían actuado menos. Pero al mismo tiempo respeté el plan de partido. Salimos con el mismo quinteto que si nos hubiésemos jugado la vida. Y por supuesto respetamos al rival. Fue una forma dura de caer. Hungría llegaba 44 años sin participar en Olimpiadas. Lo tuvieron en la mano. Perder en el último balón del último segundo y con una gran afición… Tengo una buena relación con su entrenador y con muchas de las jugadoras jóvenes. Fue una sensación un tanto agridulce.

–Son profesionales, pero es fácil para usted ponerse en la piel del seleccionador húngaro.

–Exacto. Nuestras jugadoras disfrutaron del momento pero nos fuimos rápido de la pista. No queríamos celebrarlo ahí, en su casa, en su presencia. El entrenador estaba muy afectado. Es muy pasional, muy intenso. Se acercó llorando a felicitarnos al final del partido. Fue un momento raro.

–Lo ha ganado todo a nivel de clubes y ya una plata en un Europeo. Unos Juegos son diferentes.

–Absolutamente. Cuando Jorge Garbajosa me llamó, yo estaba en Ekaterimburgo y tenía dos años más de contrato todavía. Firmar con la federación significaba trabajar los doce meses del año, pasar más tiempo alejado de la familia e invertirlo en la selección. Uno de los alicientes eran los Juegos. Acabábamos de ver los de Tokio. Como supongo que en todas las casas, en la mía se siguen el cien por cien todos los deportes. Para mis hijos y mi mujer, la posibilidad de disfrutar de unos Juegos fue un aspecto positivo en la balanza además del afecto que me mostraron tanto Garbajosa como Elisa Aguilar. La posibilidad de ayudar a reconvertir el equipo después del Europeo de Valencia y los Juegos de Tokio, que no habían ido bien, en un momento tan raro y tan oscuro, fue otra de las razones por las que acepté. Llegar a los Juegos de París es una misión cumplida.

–Y así, cuando hable con su mentor, Vicente Rodríguez, Cholas, que dirigió en los Atenas, también podrá mantenerle el debate igual que en haber ganado títulos con el Celta.

–Nunca, nunca. Hay máximo respeto. No tengo nada que hacerle. Todas esas batallas están perdidas. Siempre estaré por detrás de él, no tengo ninguna duda.

–“Será muy especial poder vivir estos Juegos con Miguel”, declaraba el domingo Alba Torrens. Seguramente su despedida olímpica.

–Tenemos una relación muy especial con ella, no sólo yo sino mi familia. Estoy encantado de poder estar cerca de ella en estos momentos. Es una persona que me ayuda mucho. Ha ejercido de capitana porque Silvia Domínguez no estaba. Tuvo mucho trabajo después de la derrota ante Japón. Ayudó a que el grupo confiase en el trabajo que se hacía, en mantener la calma. Es una jugadora clave en lo deportivo y en la personal.

–Ha debutado como nacionalizada Megan Gusfanson. ¿Ha demostrado que era lo que necesitaban para apuntar el juego interior?

–Sí, sí. Siempre se ha buscado lo mismo. Cuando se nacionalizó a Sancho Little hace 13 años se quería poderío, rebote, fuerza física. Con Astou se siguió esa línea y esperemos que todavía nos pueda seguir dando alegrías. No ha estado aquí por su maternidad. Y con Megan, lo mismo. Primero buscamos el tipo de persona que pudiese encajar en el equipo. Por referencias, creíamos que podía ser ella. Y a nivel deportivo es una jugadora con “gol”, que cuesta mucho dinero. No tenemos tantas en el equipo que puedan hacer puntos. Megan pone el balón en el aro cada vez, sea en el interior, de media distancia o con tiros lejanos. En la parte personal, hemos acertado. Se ha integrado perfectamente y hasta ha sabido estar en un papel secundario. Ha salido del banquillo en todos los partidos. No es tan fácil que suceda con los americanos, que tienen los roles muy definidos y le conceden importancia a ese estatus. Ella lo aceptó muy bien. Espero que nos dé muchas alegrías en los próximos años.

–¿Afrontará en los Juegos el dilema entre Gustafson y Ndour?

–Seguro. Elegir las doce es siempre la parte más dura de mi trabajo, sobre todo con jugadoras que suelen estar. Y en el caso de unos Juegos Olímpicos, es mucho menos agradable. En verano trataremos de hacer el mejor equipo posible con toda la justicia del mundo, el mejor grupo de jugadoras que nos represente al más alto nivel.

–Raquel Carrera aparece claramente entre las fijas.

–Es una persona bien encaminada desde hace años. Cada vez tiene más experiencia. Aunque de 23 años, lleva mucho tiempo en la máxima competición. Vamos a ver en estos meses. Todas están en competiciones, muchas en Euroliga y Liga. Habrá que elegir a las que estén en la mejor condición posible. Raquel será de la partida si está con salud, porque está sufriendo problemas musculares y con una rodilla.

–¿María Araújo y Paula Ginzo están en su mente si se encuentran bien físicamente?

–Yo siempre estoy muy pendiente de ellas y de las lesionadas. Trato de estar lo más cerca posible, las llamo y me entrevisto con ellas en cuanto puedo. María está en pleno proceso de vuelta a la competición y Paula, parada pero empezará. Las dos han demostrado en el equipo nacional lo que hay que tener además de talento; disponibilidad y saber esperar su momento en una plantilla larga. Una jugadora puede no tener minutos en un partido y ser clave en el siguiente. Las jugadoras que son capaces de aceptar ese tipo de rol son fundamentales.

–¿Qué objetivo realista se marca en los Juegos?

–No he pensado mucho en ello. Pero he visto la lista de países y es tremenda. Las selecciones europeas que van son de máximo nivel. Francia le ha pasado por encima a China, que es una potencia mundial, en su casa; Bélgica, campeona de Europa, perdió con Estados Unidos de un punto en el último segundo. Hablamos de Alemania, de Serbia… Y luego pasamos a Estados Unidos, Australia, Canadá o Japón. Va a ser una Olimpiada de un nivel increíble. Cada partido será tremendo. La composición de los grupos será clave. Pasarán dos y el mejor tercero. No es lo mismo que te caiga como americano Puerto Rico que Estados Unidos. Muchas posibilidades de pasar el primer corte dependerán del sorteo.

–Tras los Juegos concluye su acuerdo con la Federación Española. Tal vez añore la rutina diaria en un club. ¿Ha pensado en el futuro?

–Ahora trataré de relajarme un poco en estas próximas dos semanas. Tengo contrato hasta después de los Juegos, a finales de agosto. Sólo hubiera quedado libre en caso de no clasificarnos. Estoy tranquilo. Habrá que darle una vuelta a todo. Obviamente mi situación personal ahora ha cambiado. Veremos lo que pasa en el futuro.

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