Bicicletas para la memoria en Sabarís

Una muestra de 120 piezas clásicas rinde homenaje a los históricos talleres miñoranos Ciclos Palacios y Fernando

Antonio Pino, con algunas de las bicicletas antiguas que expone en el multiusos.

Antonio Pino, con algunas de las bicicletas antiguas que expone en el multiusos. / Ricardo Grobas

¿Que miñorano/a mayor de 40 años no pasó alguna vez por Ciclos Palacios en A Ramallosa o Talleres Fernando en Baiona para parchar o cambiar la rueda de la bici? Incluso muchos menores de esa edad se habrán encomendado a la pericia de Alfonso González Besada y Fernando González Durán, respectivamente, para poner a punto su medio de transporte en la infancia/adolescencia. Ya no digamos los más veteranos, que se desplazaban a pedales a trabajar a Vigo en unos tiempos en que pocas familias disponían de coche. Absolutamente todos los recordarán por su “carácter afable y servicial” . Cualidades por las que fueron personas tan queridas, “referentes en la comarca”.

Y por ello el Concello de Baiona ha decidido rendirles un emotivo homenaje póstumo, explica el concejal de Cultura, Policarpo Vilar, con una exposición de bicicletas antiguas en el multiusos de Sabarís, que reúne un total de 120 piezas clásicas y que se inauguró ayer. Podrá verse hasta el 12 de junio todas las tardes de 17.00 a 20.30 y las mañanas de los lunes, sábados y domingos de 11.00 a 13.00.

Una antigua imagen de Alfonso González Besada poco después de abrir Ciclos Palacios.

Una antigua imagen de Alfonso González Besada poco después de abrir Ciclos Palacios. / Cedida

De esta última etapa, ha colocado cuatro Orbea Furia de los colores del parchís que están entre sus favoritas por los recuerdos de infancia. Las bicis adaptadas a un total de 23 profesiones tienen su representación, desde las militares, a las de los carteros, policías, guardias civiles, peones de carreteras, serenos, repartidores de pan, de leche, de prensa, labradores, pregoneros, afiladores y paragüeros... y un sinfín de oficios que requerían de un medio de transporte ligero y barato. También dispone de réplicas de modelos populares por su aparición en series o películas como “Stranger Things”, “E.T.”,“Sempre Xonxa” u originales como la de “Los gozos y las sombras”.

La exposición puede verse hasta el 12 de junio todas las tardes de 17.00 a 20.30 y las mañanas de los sábados, domingos y lunes de 11.00 a 13.00

A la selección de Antonio Pino se suman otras catorce bicicletas “que son auténticas joyas”, asegura, de otras dos colecciones. Manuel Pazó presenta cinco del siglo XIX, entre ellas un tándem, un triciclo y un velocípedo. Y de la de Luis Molins, ya fallecido, se ha traído piezas británicas de los años 20 y 30.

Fernando González Durán con un cliente en el taller del balneario.

Fernando González Durán con un cliente en el taller del balneario. / Cedida

Muchas de ellas habrán pasado también por los históricos negocios de los homenajeados, que se formaron juntos como aprendices en los años 40 en el también recordado taller de Marcial, anexo al viejo balneario de A Concheira. En cuanto se jubiló el patrón, Alfonso y Fernando separaron sus caminos pero siempre se “llevaron bien y se ayudaron”, recuerdan sus descendientes.

Antonio Pino con parte de las bicis clásicas que expone en el multiusos de Sabarís.

Fernando González Durán con su hija Ana en el taller. / Archivo familiar

La muerte de Alfonso González Besada a los 92 años en enero causó gran conmoción en el Val Miñor. En el principal cruce de caminos de la comarca, en A Ramallosa, abrió en 1947 Ciclos Palacios, el taller que popularmente se conocía como “A de Alfonso” . Empezó alquilando bicicletas por 1 peseta al día y reparándolas. Enseguida se ganó la confianza de cientos de miñoranos a lo largo de décadas. Por allí pasaron generaciones de vecinos y también de veraneantes. El negocio, que mantiene su hijo y que tan bien cuidaba él con su amabilidad, recibió en 2015 el Premio Nigrán al Mérito Empresarial.

Bicicletas para la memoria en Sabarís

Alfonso González Besada, en su taller en 2015. / /

Fernando González Durán falleció hace ya 7 años y por sus manos también pasaron miles de bicicletas a lo largo de cincuenta años. Reabrió en los primeros años 50 el taller del balneario baionés, tras una breve etapa embarcado, y allí permaneció hasta finales de los 70, recuerda su hijo Fernando, que trabajó con él hasta la jubilación. Allí también se alquilaban bicis por 1 peseta y en verano trabajaban “sábados y domingos” para dar el servicio. “Cando se achegaban as vacacións os veraneantes chamaban para que foramos buscarlles as bicicletas a casas como Villa Rosa ou Villa Zoila para prepararllas. E cando marchaban deixábanas tamén para que llas engrasaramos e llas levaramos de volta”, recuerda. Las bicicletas y las motos siempre fueron la gran pasión de su padre. “Despois de xubilado, vivía arriba e botaba o día no taller”, comenta.

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