La cruz de Cruz, la madre con un hijo adolescente desahuciada por sus propios hermanos en Mos: “Intentan quitarme mi herencia”

La Guardia Civil desplegó un amplio dispositivo para llevar a cabo el desalojo, que hace un mes frustró una cadena humana de vecinos

La mujer fue denunciada por su propio padre

El desahucio de Cruz Estévez ha sido inevitable. La mujer, de mediana edad y con un hijo adolescente a su cargo, a la que su padre, octogenario, denunció para que abandonara la vivienda familiar en la que había vivido más de 50 años, tuvo que renunciar ayer a su hogar. Lo hizo sin ofrecer resistencia, arropada por sus vecinos y en el marco de un amplio dispositivo desplegado por la Guardia Civil para evitar repetir la escena de hace un mes, cuando medio centenar de personas formaron un cordón humano y lograron impedir el desahucio. “No tengo hermanos, tengo cuervos”, lamentó la mujer, señalándolos como los culpables de haber convencido a su padre para echarla de casa. “Intentan quitarme mi herencia”, insistió.

Para asegurar el cumplimiento de la sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de O Porriño, que marcaba la orden de desahucio para ayer, martes, a las 10.30 horas, la Guardia Civil cortó todos los accesos a la vivienda desde primera hora de la mañana, impidiendo el paso también a los medios de comunicación concentrados en la zona. Más de una veintena de agentes participaron en el operativo, incluidas patrullas de la USECIC, la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil. No obstante, fueron varios los vecinos de la zona los que abrieron sus casas a la prensa y medios audiovisuales para tener mejor ángulo de visión para cubrir la noticia, en clara señal de apoyo a su vecina de Torroso.

Cerca de las doce del mediodía, la comisión judicial llegó a Torroso y reventó el portón del muro de la vivienda. En su interior se encontraban Cruz Estévez y su hijo, menor de edad, que, resignados, entregaron las llaves de la casa y se despidieron del que fue su hogar durante 53 y 16 años, respectivamente. Lo hicieron sin ofrecer ningún tipo de resistencia y con lo puesto.

Acusaciones cruzadas

A su salida, Cruz Estévez habló con los medios de comunicación y culpabilizó a sus hermanos de la decisión de su padre de denunciarla. “Mi padre enfermó; yo le pedía ayuda a mis hermanos y ellos lo que hicieron fue intentar quitarme mi herencia”, apuntó Cruz, que ya hace un mes, explicó a FARO que, tras el fallecimiento de su madre, a la que estuvo cuidando durante 15 años, esta le dejó su parte de la casa en herencia, pero a su padre como usufructuario. Fue entonces, según su relato, cuando el hombre comenzó a tener comportamientos extraños, los cuales relaciona con un principio de demencia senil. “Me decía que quería tener relaciones conmigo y dejaba de comer y tomar la medicación para coaccionarme, por eso pedí ayuda a mis hermanos”, recuerda.

La desahuciada insiste que su padre está enfermo y reclama ser su curadora

Esta llamada de auxilio jugó en su contra, puesto que el hombre abandonó la vivienda familiar para irse con otro de sus hijos. En este sentido, el relato de la otra parte de la familia es completamente opuesta a la que explica Cruz Estévez. “Su familia nunca se hubiera metido en nada si hubiera cuidado a sus padres en condiciones, y en nada se metieron hasta que su padre fue a pedir ayuda a casa de su hijo”, contó a este periódico la cuñada de Cruz, negando tajantemente que su suegro, el denunciante, de 88 años, tenga demencia senil. Según esta, puso la denuncia porque “le hacían la vida imposible”.

Cruz acusa a su familia de no cuidar bien a su padre, y viceversa. Por su parte, los vecinos de Torroso con los que pudo hablar ayer este periódico apoyan la versión de Cruz Estévez, quien no guarda rencor a su padre porque, insiste, “es una persona enferma”. De hecho, a pesar de ser el denunciante y, por ende, responsable del desahucio de su hija, la mujer ha requerido al juzgado la adopción de medidas judiciales de apoyo de carácter estable y nombramiento de curador a favor del anciano. Es decir, ha solicitado a la jueza ser la curadora de su padre, pues considera que “no está bien cuidado y se pasa todo el día solo”.

La mujer se encuentra ahora devastada por haber tenido que abandonar su hogar. A pesar de no tener otro lugar a donde ir, ha tenido la suerte de que una amiga la ha acogido a ella y a su hijo, de 16 años, en su casa. “Para nosotros somos familia de corazón”, apunta esta amiga, que desde el primer momento la ha ayudado en todo este proceso.

Una barrera humana frena el deshaucio de una vecina en Mos

Anxo Gutiérrez

“La echan a la calle con 480 euros que está cobrando y un hijo menor de edad”

Tras ser desahuciada de la vivienda familiar, a Cruz Estévez no le faltaron apoyos. Tanto los vecinos que abrieron sus domicilios a los medios de comunicación, como los que fueron a arroparla a su salida de la casa insistieron en la injusticia que se cometía con la mujer. “No es normal este cambio de opinión del hombre con 88 años. Los hijos lo camelaron. Él no quería saber nada de esos dos hijos y ahora sí. Él no es él. No está cabal. Era Cruz quien andaba siempre con el padre y la madre de médico en médico; jamás vi a los hermanos hacer eso”, defendieron dos vecinos del lugar.

Otra mujer, Áurea, con quien se quedará Cruz a partir de ahora, cuenta el mismo relato. “Dejó su trabajo para cuidar a su madre y ahora está fuera del mercado laboral, después de 15 años sin trabajar. La echan a la calle con 480 euros que está cobrando y un hijo menor de edad. Le han arruinado la vida en todos los sentidos”, lamenta.

Al mismo tiempo insisten en que Cruz invirtió lo que tenía en la reforma de la vivienda de la que ayer se tuvo que despedir. “Esa casa solo tenía habitable una cocina, un baño y dos habitaciones. En una habitación dormía Cruz con su pareja y sus hijos, en dos camas de 90, y en la otra habitación su padre y su madre. Eso era lo que había y miren lo que hay ahora”, expuso la mujer. “Espero que haya justicia divina, ya que no la hay legal”, concluyó.