Medio centenar de vecinos de Mos frenan el desahucio de Cruz: “Me echa mi propia familia”

Cruz Estévez, en situación de vulnerabilidad y con un menor a su cargo, es obligada a dejar su vivienda por su padre, diagnosticado con principio de demencia según la afectada

Una barrera humana frena el deshaucio de una vecina en Mos.

Anxo Gutiérrez

Mos

Medio centenar de vecinos y vecinas de Mos impidieron ayer el paso de la Guardia Civil a la casa donde María de la Cruz Estévez lleva viviendo sus 53 años de vida. La presión social logró frenar el desahucio de Cruz, en situación de vulnerabilidad, a la que su propia familia ha denunciado para echarla de la casa en la que ha invertido todos sus ahorros. “Tengo un hijo menor a mi cargo y no tenemos adonde ir; solo pido poder vivir en mi casa y que me dejen tranquila”, reclama Cruz, que el próximo lunes tendrá que revivir de nuevo la dramática escena acontecida ayer, pues el desalojo se ha aplazado una semana.

El drama familiar que narra Cruz comenzó hace tres años, al poco tiempo de fallecer su madre, quien le dejó su parte de la casa en herencia aunque hizo usufructuario a su marido, el padre de Cruz. Fue entonces cuando el hombre, que ahora tiene 88 años, “empezó a hacer cosas raras”, cuenta la afectada, relatando episodios en los que “dejaba de comer y de tomar la medicación para coaccionarme”. “Me decía que quería tener relaciones conmigo”, relata Cruz, que pidió ayuda a sus hermanos.

En lugar de ayudarla, dos de sus hermanos iniciaron lo que, a juzgar por su relato, parece una caza de brujas. “Primero me amenazaron diciéndome que si no cuidaba a mi madre tendría que largarme de aquí”, cuenta Cruz, asegurando que, después de haber cuidado durante once años a su madre, que sufrió cinco ictus, también estaba cuidando de su padre, y que el hombre estaba “perfectamente atendido”. “Aprovecharon que mi padre tiene principio de demencia para manipularlo y convencerlo de que me echara a la calle”, lamenta esta mosense, a la que su padre ha denunciado para que abandone el domicilio familiar. En este sentido, explica que la vivienda está dividida en dos plantas independientes. En la de abajo vivían sus padres, y en la de arriba ella, luego de invertir sus ahorros en la reforma para hacerla habitable.

A raíz de esto, el padre se fue a vivir con uno de sus hermanos y a ella le llegó una notificación judicial para que abandonara el domicilio. Pero antes de ir a juicio recuerda sufrir acoso de todo tipo: cortes de agua, apagones de luz, cambios de cerraduras y hasta relata una escena de violencia. “Vinieron a pegarnos, eran cuatro contra dos, dos agarraban y otros dos pegaban”, cuenta Cruz.

Situación de vulnerabilidad

La justicia falló en su contra, a pesar de que el informe médico del forense le diagnosticó principio de demencia a su padre. Además, lamenta que “la jueza se niega a pedir los informes de Servicios Sociales”, los cuales acreditarían que Cruz es una persona en situación de vulnerabilidad. “Tuve que dejar mi trabajo para cuidar a mi madre, por ser gran dependiente después de sufrir cinco ictus durante más de 10 años”, destaca la mujer, que actualmente está en paro y cobrando únicamente un subsidio de 400 euros, con un menor a su cargo.

“Me echa mi propia familia”, lamenta Cruz, que lo único que pide es “poder vivir tranquila en mi casa”. Asimismo, reclama a la jueza que solicite los informes de Servicios Sociales y que tenga en cuenta el informe que acredita que el hombre que puso la denuncia es una persona de 88 años, enferma, con principio de demencia. “Estoy medicada, sufro ataques de ansiedad y no tengo adonde ir”, lamenta la mujer, agradecida al medio centenar de vecinos y vecinas de Torroso que ayer impidieron su desahucio. “Los vecinos están todos conmigo”, asegura Cruz, indicando que “nadie entiende lo que está pasando”.

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