La crispación no cesa en la Cofradía de Baiona. El conflicto entre la mayoría de los percebeiros y la dirección del pósito vivió ayer un nuevo episodio de tensión durante la asamblea anual que la agrupación del percebe convoca para aprobar el plan de explotación del ejercicio siguiente. El encuentro se celebró con cuatro agentes de la Guardia Civil en la puerta y otra patrulla de retén a unos metros, cuya intervención no fue necesaria finalmente. Igual que ocurrió hace un año, salió ganando la oposición, que logró tumbar por 45 votos a 18 la intención de la junta directiva de dividir por zonas la actividad a flote y a pie en 2018. Los críticos vencieron pese a encontrarse con el acceso restringido a la reunión, una medida que desató los gritos contra la patrona mayor, Susana González, a la que pidieron una vez más la dimisión.

La máxima responsable del pósito se colocó en la entrada al aula de formación de la Cofradía junto a los guardias para impedir el paso a los tripulantes de las embarcaciones. Argumentó que la normativa solo permite votar a las mariscadoras a pie y a los armadores, uno por barco. Fuera se quedaron una veintena de tripulantes. "No entendemos por qué no nos dejan votar algo que afecta al futuro de nuestro trabajo. Todos tenemos permex y pagamos nuestras cuotas de vigilancia", se quejaban. "Tenemos derecho a votar y nos están tratando como delincuentes", lamentaban.

Dentro, la presidenta de la agrupación de percebeiros, Isabel González, planteaba organizar el trabajo para el próximo año con dos planes de explotación diferentes para los mariscadores a pie y a flote, en lugar de continuar con uno conjunto como hasta ahora, con toda la costa miñorana compartida por todos. Lo hizo para evitar que unos y otros tengan sus espacios asignados y no coincidan a la hora de faenar."O obxectivo é evitar os enfrontamentos que xa son insostibles e conseguir que cada parte xestione os seus recursos como considere", explicó la patrona mayor.

La idea fue rechazada de plano. Los detractores insistieron en que beneficiaría únicamente a las mariscadoras de a pie y "pondrá en peligro" a los de a flote, que saltan a las rocas desde los barcos y temen que el reparto les deje las zonas más arriesgadas. "No estamos hablando de dinero, estamos hablando de jugarse la vida. ¿Qué quieren? ¿Que ocurra una desgracia?", protestaban.

Una vez descartada la separación de planes, los opositores plantearon como alternativa recuperar el plan de 2015, para "seguir como siempre, trabajando todos en toda la costa y sin problemas". Y ganaron la votación."Somos mayoría y la patrona está echando piedras contra los que sacamos adelante la Cofradía. Nuestro trabajo supone el 70% de la facturación de la lonja", recordaban.