El Celta involuciona

El equipo vigués entra en la recta decisiva de LaLiga con la segunda peor puntuación desde el curso 12-13, el triple de presupuesto que aquella campaña, los sueldos multiplicados por siete y un incremento exponencial del gasto en fichajes

Rafa Benítez, antes del comienzo del partido, en el Bernabéu.

Rafa Benítez, antes del comienzo del partido, en el Bernabéu. / LOF

El Celta entra en el tramo decisivo de la temporada con la segunda peor puntuación desde su regreso a Primera División en la temporada 2012-13. La goleada encajada en el Santiago Bernabéu ha reducido a dos puntos la ventaja con la zona de descenso y rebajado en 6 el diferencial de goles que el equipo de Benítez mantenía con respecto al Cádiz, el mejor de los tres que ocupan el furgón de cola, que se quedan en el coeficiente general a 5 tantos de los celestes. Consumidas 28 jornadas de Liga, el equipo vigués contabiliza 24 puntos, solo uno más de los que llevaba hace 11 años, cuando se salvó de forma milagrosa en la última jornada pese a que tenía un escaso 4 por ciento de opciones de lograr la permanencia a falta de dos. Los celestes eran entonces decimonovenos, con una desventaja de 3 puntos sobre la frontera de la salvación que marcaba el Zaragoza y 1 frente al Mallorca, que era decimoctavo.

Pero el contexto era entonces muy diferente. Abel Resino, el técnico que había relevado al frente del banquillo a Paco Herrera a comienzos de febrero, lidiaba con un equipo novato en la categoría tras un decepcionante lustro en Segunda y un presupuesto muy limitado, de los más bajos de aquella Liga: 36 millones, de los que 12 pelados se destinaron hacer frente a los salarios de una plantilla que contaba con un buen número de cedidos. Apenas 4,5 millones se destinaron a la contratación de jugadores.

Pese a las dificultades que el equipo ha tenido para mantener la categoría en estos últimos años, el Celta lleva más de una década ininterrumpida en Primera División en la que ha disputado una semifinal europea y dos semifinales de Copa del Rey. El club ha saneado en estos años sus cuentas y ha multiplicado por tres su presupuesto y por siete el montante que destina a los sueldos de los jugadores y el cuerpo técnico. El desembolso en fichajes asciende esta temporada a 40 millones esta temporada frente a los 4,5 que se gastó en su retorno a LaLiga hace once años. El presupuesto del presente ejercicio supera por primera vez en la historia los 100 millones, de los que 81 se destinan a los salarios de la plantilla.

El tope de gasto ha pasado en la última temporada de 63 millones a 81. Una significativa parte de estos casi 20 millones de incremento se destina al sueldo de Rafa Benítez, de largo el más alto del plantel. El madrileño gana más que cualquier furbolista del plantel y triplica el salario de Eduardo Coudet, el mejor pagado de sus antecesores. También el gasto en fichajes ha crecido de modo exponencial: 70 millones en las dos últimas campañas, de los que 40 (incluyendo las tres incorporaciones invernales) corresponden al presente ejercicio.

La gran inversión económica y la apuesta de Marián Mouriño por contratar a un técnico de gran reputación y contrastada trayectoria no ha dado al equipo la estabilidad que buscaba. A efectos clasificatorios, el Celta está un poco mejor que hace once años, pero bastante peor que el pasado curso a estas alturas de competición. Hace un año, con 10 encuentros por disputarse, los celeste eran décimos y contabilizaban 36 puntos, 12 más que actualmente. El número de victorias ascendía entonces a 9, frente a las 5 actuales, con idéntico número de empates (9) e igual cantidad de derrotas (10).

La actual temporada tampoco resiste la actual comparación con los dos ejercicios conducidos por Coudet (12 y 10 puntos menos); el dirigido por Unzué (14 puntos menos), las tres exitosas campañas lideradas por Berizzo (18, 11 y 11 puntos menos) o la firmada bajo el mano de Luis Enrique Martínez (9 puntos menos). Se parece más a las concluidas por Fran Escribá, que sumaba solo un punto más que Benítez en el curso 18-19, y Óscar García, que lo superaba en 2 en el 19-20.

El pobre rendimiento del Celta se produce en una temporada en la que el descenso está especialmente barato, con dos equipos, el Almería y el Granada, prácticamente desahuciados y el agravante de que tres de las cinco victorias firmadas por el Celta se han producido precisamente ante los dos últimos de la tabla. Los celestes le han ganado dos partidos al Almería y otro al Granada, que suma dos victorias hasta la fecha. Los otros dos triunfos los ha firmado el conjunto vigués frente al Betis, séptimo, en Balaídos, y Osasuna, décimo, en El Sadar.

Por lo que respecta a sensaciones y juego tampoco se percibe mejora, pese al empeño del técnico en resaltar que el equipo “compite bien” en la mayoría de los partidos. Ni el Celta es más seguro (suma un gol más en contra) ni ataca mejor que el pasado curso (contabiliza 11 goles menos). Pero sobre todo gana muchos menos partidos. De estos últimos once años en Primera solo en las citadas temporadas 18-19 y 19-20 llevaba a estas alturas cinco victorias.