Celta 1-0 Almería

El Celta coge aliento en el mejor momento

Un gol de Mingueza permite al equipo vigués lograr un justo y necesario triunfo ante el Almería y dar un paso importante hacia la permanencia

Celta-Almería

Celta-Almería / Ricardo Grobas

R. V.

Un fin de semana en paz disfrutará el Celta. Mañana se sentará a ver a sus rivales con el trabajo hecho después de ganar en un sufrido partido al Almería, un triunfo tan importante como inaplazable frente al colista que no había ganado un solo partido en toda la temporada. Un gol de Mingueza en el segundo tiempo, cuando el equipo de Garitano se había quedado con diez, desatascó un partido dominado por los vigueses. El día en que el Celta volvía, quince años después, a jugar un partido sin canteranos en su alineación titular llegó una victoria sanadora que al menos calma un poco la tormenta que se cernía sobre ellos.

Y eso que el Celta volvió a poner de manifiesto su condición de desgraciado. Sucedió en el minuto 20 cuando Bamba acertó a embocar un gran pase de Luca de la Torre a quien encontró Mingueza a la espalda de los defensas. En medio de un clima tirante, con el equipo necesitando algo que le desatascara emocionalmente, el gol era como abrir las ventanas de una casa por la mañana. Pero apareció el VAR en escena para anular la acción por un fuera de juego en el saque en corto del saque de esquina. Un bajonazo anímico que sintió el Celta, falto de cariño, agotado de que todo le salga mal. Esa circunstancia la aprovechó el Almería para acercarse al área de Guaita y sacudir el espíritu de Balaídos al incrustar Baba un remate violento en el palo izquierdo de la portería viguesa. 

Por fortuna los de Benítez volvieron a la tierra para pisar el área del Almería y sobre todo para encontrar, casi siempre, a la espalda de Pubill los espacios donde hacer daño. Hubo llegadas interesantes a las que solo faltaba poner el pase justo porque Manu Sánchez y el incansable De la Torre se decidieron a abrir al equipo de Garitano por ese costado. Bamba ayudó lo justo porque fue incapaz de generar una situación de peligro pese a que el equipo le facilitó numerosas situaciones para encarar con tiempo y espacio a su pareja. Luego pudo marcar Douvikas en un buen cabezazo al que respondió Maximiano y reclamó luego Manquillo un penalti que existió solo en su armario de los deseos después de una gran dejada de Larsen.

La segunda parte vino marcada por la expulsión de Langa con media hora de partido por delante. Una situación ideal para el Celta, exigido más que nunca por la clasificación, por el rival y por la ventaja numérica. Ya no había excusa alguna a la que agarrarse.

Benítez dio entrada a Allende por Douvikas (que poco antes estuvo cerca del gol) y el partido se fue convirtiendo en un pequeño monólogo con el Almería protegiéndose como buenamente podía y el Celta eligiendo casi siempre mal a la hora de dar el pase definitivo.

Pero entonces, a falta de poco más de un cuarto de hora Mingueza, que se había equivocado de forma reiterada, enganchó un disparo que el bote y el agua convirtieron en un misil teledirigido al poste derecho de la portería de Maximiano. Gol liberador.

El fútbol y el destino, que maltrataron al Celta durante meses, le hicieron un guiño al equipo de Benítez. Se lesionó Baptistao que se quedó en el campo buscando el “gol del cojo” y los vigueses jugaron a placer los últimos quince minutos con una ventaja numérica apabullante. Estuvieron cerca de anotar el segundo en un par de acciones, pero ni tan siquiera se regalaron ese final plácido. Aún sufrieron un pelotazo en el último minuto de descuento para que Balaídos contuviese el aliento antes del pitido final.