CELTA 3 - 0 VALLADOLID

El Celta fulmina al Valladolid en un partido redondo

Gabri Veiga comanda a los celestes en un partidazo que les permite tomar aire respecto a la zona peligrosa

El Celta sale reforzado de un partido de máxima presión. Cuando más apretaba la clasificación tras las victorias de casi todos los equipos que vienen por abajo y con un rival directo enfrente, los vigueses dan un golpe sobre la mesa liderados por un chico de veinte años con una ambición desmedida. Gabri Veiga volvió a demostrar que su techo está muy lejos de vislumbrarse. Asistió en el primer gol y marcó los dos siguientes. Buscó el triplete, pero al final lo que encontró fue el respeto y la ovación de todo Balaídos, que sueña con poder disfrutar de su diamante en bruto todos los años que él quiera.

El equipo absorbió la fuerza de todo el entorno para empezar el partido como un cohete. El recibimiento al equipo, el influjo de Eusebio y la afición tiñendo las gradas de rojo para reivindicar un mejor trato arbitral fueron el cóctel que hizo salir a los vigueses en tromba. Algún aficionado todavía estaba buscando su butaca cuando Seferovic —la novedad hoy en el once— ya había desperdiciado una ocasión inmejorable tras una jugada de puro vértigo de Veiga y Aspas.

Quiso respirar el Valladolid, pero pronto fue consciente de que cuando el Celta le apretase iba a sufrir. Después de un intento de Monchu en el área de Iván Villar en la salida de un córner, los de Carvalhal pusieron cerco a la portería contraria. Percutieron y percutieron hasta ponerse con una ventaja de dos goles. El primero llegó al cuarto de hora, poco después de que Aspas se encontrase con el palo con un ajustado disparo desde la frontal. Hugo Mallo, que esta tarde regresó tras cuatro partidos como suplente, lanzó un balón al primer palo que peinó Veiga y encontró a Seferovic en el segundo palo. El suizo, de cabeza, celebraba su titularidad con su primer tanto como celeste. Tras una sucesión de tres oportunidades para Veiga, cada una más clara que la anterior, llegó la primera diana del del porriñés. Fue una jugada bien hilada en la que volvió a ser importante el despliegue del capitán por la banda derecha. Su pase raso a la frontal permitió a Aspas jugar con el engaño y dejar la pelota de cara a Carles Pérez, que trastabillado consiguió dejar la pelota a Veiga para que fusilase a Asenjo.

Los celestes fueron superiores a su rival en los noventa minutos, pero hubo dos puntos de inflexión que pudieron haber complicado la situación a los de Vigo. La primera antes del descanso. Una doble intervención de Iván Villar, a remates de Larin y El Yamiq, mantuvo la ventaja antes del paso por los vestuarios. El portero de Aldán sigue rayando a gran altura desde la lesión de Marchesín. Y tras el descanso se produjo la única pega del partido con la lesión de Fran Beltrán. Carvalhal no pudo recurrir al sancionado Tapia e introdujo a Óscar Rodríguez en esa posición. Fue justo en ese instante cuando marcó el Valladolid, pero el VAR anuló el tanto de Amallah por un fuera de juego milimétrico.

El Celta se repuso del susto con la sentencia. Otra vez Gabri Veiga. El vídeo de su partido de esta tarde seguro que pasará por los despachos de los clubes más fuertes de Europa. El canterano culminó una buena combinación de sus compañeros de lado a lado. Aspas, en su versión más asistente, encontró a Galán al espacio y su pase atrás lo remató De la Torre. Asenjo rechazó y ahí estaba Veiga para desatar la fiesta en Balaídos. Fiesta a la que se sumarían el canterano Hugo Sotelo —que jugó sus primeros minutos con el primer equipo desde su debut con Óscar García—, Cervi y Carlos Domínguez. Carvalhal se permitió el lujo de dar descanso a sus jugadores importantes, entre ellos Veiga, que tras mandar otro disparo a la madera se fue al banquillo mientras todo el estadio coreaba su nombre.

En el tramo final el Valladolid se quedó con uno menos tras una aparatosa entrada por detrás de Amallah a Cervi y el Celta rozó el cuarto tanto con una chilena de Larsen y un disparo que buscaba la escuadra de Sotelo. Tarde redonda para el cuadro celeste en Balaídos, que se aleja del descenso, empata la diferencia de goles con el Valladolid tras el 4-1 de Pucela en la primera vuelta y refuerza la idea de lo que viene haciendo Carvalhal desde principios de año.