Adiós al último horno de loza que quedaba en Bamio

El proyecto “Louceiros” advierte de la “desprotección administrativa” de este “elemento arquitectónico singular” de "alto valor patrimonial" que ha sido destruído

El horno de A Granxa, destruído en una finca particular.

El horno de A Granxa, destruído en una finca particular. / Proyecto "Louceiros de Bamio"

María López

María López

La Asociación de Mulleres Rurais de Bamio y el proyecto “Louceiros de Bamio” denunciaron ayer públicamente la destrucción del último horno de loza que quedaba en pie en esta parroquia vilagarciana con una importante tradición “oleira”. Se trata del horno de A Granxa, situado en una propiedad privada cerca de la zona de O Campanario.

Según explican desde el proyecto capitaneado por Beatriz Comendador, se trataba de una sencilla construcción de albañilería de granito que preservaba parte de la cámara de combustión, separada mediante una parrilla de la chimenea superior. “La vegetación y acumulación de tierra impedían ver la configuración en todo su perímetro, conservándose esencialmente la parte oeste donde presentaba la puerta para la introducción del combustible o “boca de fuego” de medio punto”, explican.

La parte más destacable del horno era su interior hecho con un sistema de arcos cruzados construidos en ladrillo.

En 2017 conservaba 1,5 metros de alzado y unos dos metros de frente de albañilería. La puerta tenía unos 50 centímetros de altura desde el suelo y una anchura aproximada de un metro. “Se ajusta bastante bien a la descripción que García Alén da de este tipo de hornos”, señalan desde “Louceiros de Bamio en alusión a este estudioso de la olería de Bamio.

El horno en 2017 todavía conservaba buena parte de su estructura.

El horno en 2017. / Proyecto "Louceiros de Bamio"

Según explican desde “Louceiros de Bamio”, la finca en la que estaba el horno de A Granxa fue objeto de rozas periódicas y fue cerrada para impedir el acceso. “Pese a varios intentos de proteger este bien, la desprotección administrativa de este elemento arquitectónico singular, con un alto valor patrimonial, facilitó lo que fue su destrucción consciente por parte del actual propietario del terreno”, espetan desde el colectivo.

Cuando en febrero presentaron el libro “María e a roda que non para” pretendían que el Concello protegiese, o al menos catalogase, el horno, pero ya es tarde.

Suscríbete para seguir leyendo