Entrevista | Vicente Borja Álvarez Pérez Médico de Salud Mental en el Área Sanitaria Pontevedra-O Salnés

“Hay mayor malestar psicológico porque la sociedad nos produce más ansiedad”

Vicente Álvarez destaca el “aumento exponencial” de los índices de depresión en jóvenes

El médico alerta
del daño causado
 por la pandemia
a nivel mental.
  | // FDV

El médico alerta del daño causado por la pandemia a nivel mental. | // FDV / Diego Doval

La celebración del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión ha vuelto a poner el foco en una enfermedad silenciosa, pero que afecta a más de 200.000 personas en toda España. El psicólogo Vicente Borja Álvarez Pérez descubre cómo se debería abordar un trastorno de este tipo y la importancia del entorno para poder encontrar la recuperación deseada

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– La depresión se ha convertido en una enfermedad a la orden del día. ¿Estamos más deprimidos que antes o es ahora cuando se ha empezado a tomar en serio la salud mental?

– Un poco de ambas. La salud mental se considera que es una enfermedad del primer mundo y aumenta según nuestra economía y como funciona el bienestar de la sociedad. Hay mayor malestar psicológico porque es la sociedad la que produce una ansiedad a la que no estamos acostumbrados y acaba generando depresiones. Eso explica que haya más depresiones en un país rico que un país pobre. El hecho de ser más conscientes de que las hay y de que existen, hace que las detectemos más y la sociedad se decida a querer curarse.

– Se entiende que el proceso que termina en el diagnóstico de la depresión conlleva unos indicios previos ¿Cuáles pueden ser?

– La depresión es como un día muy malo que podemos tener alargado en el tiempo, que se repite durante muchos días. Es algo que nos dificulta nuestro día a día. Cuando llevamos una época así, 2 o 4 semanas, en las que estamos más decaídos, apáticos, no disfrutamos de lo de antes, más inquietos… debemos preocuparnos. Son un cúmulo de pequeñas cosas que, unidas, hacen que nos cueste horrores el día a día. Eso puede llevarnos a refugiarnos debajo de la cama. Hay que pedir ayuda siempre y se va a ir viendo. También es verdad que tenemos que diferenciar la tristeza de la depresión. A veces creemos que por estar tristes estamos deprimidos. La depresión es mucho más potente e incapacitante. En 2030 se considera que va a ser la causa más discapacitante de todas. La depresión no va a matar per se, pero va a ser la causa de mayor malestar durante la vida de mucha gente.

– ¿Cuáles son las evidencias indiscutibles para su diagnóstico?

– Cada vez más, la medicina, la psicología y la neurociencia están avanzando más para ver como influye en el cerebro y en el cuerpo la enfermedad. El diagnóstico sigue siendo clínico analizando los síntomas y los signos de todo. El más claro es la anhedonia que es la falta de disfrute. En el momento que dejo de disfrutarlo día tras día ese es el síntoma más claro.

– ¿Existe algún perfil de personas con mayor tendencia a la depresión? Los números hablan de una mayor tendencia de las mujeres.

– Esto es como todo. Si fumas vas a tener mayor probabilidad de cáncer, pero depende de la genética. Se da dos veces más en las mujeres que en los hombres. Influyen muchas características personales. El entorno, el estrés crónico... El estrés laboral supone el 27% de las causas de depresión, pero tiene que ver la genética, la personalidad, la melancolía... También nuestra capacidad de afrontamiento de las situaciones. Un ejemplo que pongo es que si se muere mi perro lo voy a pasar fatal y voy a estar triste, pero no es una depresión. Es un malestar fisiológico, natural y congruente, pero sí puede ser el inicio de una depresión. Depende de la personalidad, de las capacidades y de la situación. También del arrope que tenga de su entorno para poder salir adelante. Es algo muy complejo y los patrones son difíciles de localizar. Las personas con menos capacidad económica tienen más tendencia a sufrir depresión. Igual que las mujeres por los cambios hormonales.

“El 27% de las depresiones las produce el estrés laboral”

– ¿Existen indicios sociales que se relacionen con un aumento o un descenso de los casos?

– Una de las cosas importantes es tener una buena red de apoyo social. Los amigos, familiares y la pareja son mucho más importante para curarse que una pastilla. Hacen que veamos la vida con un color más positivo. Los deprimidos lo ven todo de forma más negativa.

– Se le atribuye a la depresión cierta sospecha, ¿o no?

– Es cierto que tiene cierta sospecha social. Cuando hablo con empresarios que tienen gente a su cargo me dicen que sospechan de las depresiones cuando el 27% están producidas por el estrés laboral. Los más graves son los que tienen un ritmo de trabajo muy alto o un mal ambiente de trabajo y aguantan día tras día con todo porque tienen familia a cargo.

– ¿Los antidepresivos son la solución?

– No existe un sí o un no. Los antidepresivos hay que darlos solo cuando hacen falta. No tienen la eficacia de un antibiótico, tienen efectos secundarios y no siempre ayudan. Muchas veces la solución está en cambiar de hábitos. En las depresiones leves si hay un psicoterapeuta al lado mejor que un fármaco. El psicólogo va a dar herramientas para gestionar problemas y eso se aprende.

– ¿Qué consejos daría a una persona que convive con alguien deprimido?

– Lo mejor es la empatía. Cuando estamos mal, lo último que necesitamos es a alguien que nos diga que tenemos que ponernos bien. Eso ya lo sabemos. No quiero que me digan anímate. Hay que saber que nadie está mal por propia voluntad. Escuchar es mejor que aconsejar mal. Tratar de que lleve una vida lo más saludable posible, un ritmo de vida estable y rutinas sanas. Las personas con depresión tienen conductas evitativas y eso es algo contraproducente. Las cosas buenas que podrían hacer dejan de hacerlas. Tenemos que tratar de que hagan cosas aunque no le apetezcan.

“El 20% de la población va a sufrir depresión”

– También se apunta un importante aumento de la depresión entre los jóvenes.

– El aumento es exponencial en jóvenes. Mucho mayor que en adultos. Puede sonar atrevido, pero mi opinión esta basada en estudios. El bullying lo hemos sufrido todos, ya existía. Antes nos íbamos del colegio y terminaba todo, pero ahora no. Cuando una persona abusa de otra, ahora sigue de modo virtual las 24 horas. No hay momento de respiro. A eso se suman las redes sociales que venden un producto inalcanzable. La meta es la felicidad y eso parece que solo pasa por una vida perfecta que no existe. Eso crea frustración. Las redes no son representativas sino algo buscado, seleccionado y fingido. Eso hace que se busque un fantasma que no existe.

– ¿Ha tenido que ver la pandemia en ese repunte?

– Sí. En ese corte del mundo, los jóvenes perdieron muchas capacidades de socializar físicamente para gestionar su frustración y sus malestares. El mundo digital llegó a ser más habitado que el mundo real. Se perdieron las referencias. Ahora la pérdida del móvil se vive con angustia. Hay estudios que dicen que la respuesta fisiológica, cerebral y corporal es muy similar si se pierde el móvil o a decirle que se va a morir en las próximas 24 horas. Veo a adultos y a niños con muchos problemas de concentración. Les digo que cuantas horas están al día y es raro que menos de 4 horas. En fines de semanas superan las 10 horas. Ahora cuesta adquirir la información del profesor porque no está tan procesada como en las redes. Además que esta es adictiva, influye en el sueño y no descansan lo suficiente.

– ¿Cuál es la incidencia de la depresión en nuestra sociedad?

– El 20% de la población va a sufrir depresión y del 4% al 6% está sufriendo ahora depresión según las estadísticas del INE. Eso significa que una de cada 5 personas tendrá depresión. Dos de cada 3 de ellas van a ser mujeres y las cifras están aumentando. Por eso se dice que va a ser la principal enfermedad a la hora de generar incapacidad.

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