Los arqueólogos hallan vestigios en Adro Vello de entre los siglos I y XVIII

La Xunta celebra hoy dos actividades abiertas al público para explicar la excavación

Trabajos de excavación acometidos durante el mes de julio.   | // IÑAKI ABELLA

Trabajos de excavación acometidos durante el mes de julio. | // IÑAKI ABELLA / A.M.

A.M.

La Consellería de Cultura de la Xunta anunció ayer el final de la primera fase de la excavación arqueológica que se está realizando en Adro Vello (O Grove). Unos trabajos que ha dirigido el arqueólogo y profesor universitario Adolfo Fernández, y que han permitido afinar mucho sobre la historia del yacimiento y encontrar nuevos vestigios. Según los especialistas, Adro Vello estuvo ocupado en diferentes momentos, y con diferentes usos, entre los siglos I y XVIII.

Para dar a conocer entre los ciudadanos los resultados que se han obtenido, hoy jueves habrá dos actividades. A las 11.00 horas habrá un taller de mosaicos, para niños de entre seis y once años. Y ya por la tarde, a las 20.00 horas, se hará una visita teatralizada al lugar.

La Xunta ha invertido 200.000 euros en esta primera fase de la excavación arqueológica de Adro Vello, que es un Ben de Interese Cultural (BIC). Los trabajos se han realizado en colaboración con la Universidade de Vigo, se retomarán a partir de septiembre con nuevas tareas de conservación y estabilización.

Los primeros trabajos se centraron en una excavación que ayudase a poner en valor el yacimiento y a datar con mayor exactitud la cronología y las funcionalidades del yacimiento. Adolfo Fernández apunta que han encontrado, “una fábrica de salazón de época romana, del siglo I después de Cristo, que después es abandonada y sobre la que se construye una casa bajoimperial tardorromana que ocupará el espacio hasta probablemente el siglo V o VI”.

A partir de ese momento, “el espacio doméstico y productivo se transforma en un lugar eclesiástico, de época altomedieval hasta el siglo XI o XII, cuando debió ser medio abandonado”. Finalmente, se construiría allí la iglesia parroquial de San Vicente, que es una de las estructuras más llamativas del actual recinto arqueológico, y que data del siglo XIII o XIV. Posteriormente, el templo religioso se trasladaría a su actual ubicación.

Además, en el transcurso de las prospecciones también salieron a la luz nuevos restos, como cerámica, una moneda o un cuchillo con un mango hecho de hueso, “que ponen de manifiesto la importancia histórica, arqueológica, científica y cultural de este espacio”.

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