Un petroglifo encerrado durante dos décadas

Una nueva joya para el museo de Catoira

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Convocados por el colectivo cultural compostelano A Rula y la asociación de padres de alumnos As Lombas, los vecinos volvieron a reunirse ayer para visitar petroglifos y otros elementos de valor patrimonial y etnográfico en el Concello de Catoira.

Se hizo para recordar que el 3 de abril de 1955, Ramón Sobrino Lorenzo-Ruza, considerado el “padre de la arqueología gallega”, visitó el Concello, donde fue el primero en estudiar los petroglifos de la localidad, dando lugar al registro o catalogación de cuatro de ellos.

Así empezó todo

Pero esta ruta se convirtió en mucho más que un simple paseo, ya que sirvió para dar a conocer la historia de un petroglifo que, al parecer estuvo abandonado u olvidado durante dos décadas en un almacén municipal.

El viernes, posando a su lado, el alcalde catoirense Alberto García daba cuenta de que fue instalado en el Centro de Activación Cultural Torres de Oeste (Cacto) un petroglifo original que había sido “encontrado en un muro de piedra de la parroquia de Dimo”.

El alcalde (i.) mostrando el petroglifo trasladado al Cacto.

El alcalde (i.) mostrando el petroglifo trasladado al Cacto. / FdV

Poco o nada que ver con lo que explica una experta en la materia como Cristina Conde Escaloni, quien ayer guió a los participantes en la ruta de senderismo antes aludida y desgranó “la verdadera historia” del petroglifo que estuvo veinte años desaparecido.

Dos versiones

Esta apasionada de la montaña, la astronomía, el neolítico y el patrimonio local de Catoira, aclaró que hay dos versiones sobre la aparición de la piedra.

Una de ellas indica que “hace unos veinte años, el camión de la basura del Concello chocó con una piedra que se desprendió de un crucero o un muro”, en un lugar de Dimo o Coaxe demasiado estrecho para aquel vehículo.

Cristina Escaloni explicando las características de la piedra instalads en el Centro de Activación Cultural Torres de Oeste (Cacto).

Cristina Escaloni explicando las características de la piedra instalads en el Centro de Activación Cultural Torres de Oeste (Cacto). / FdV

Aquella piedra caída “tenía un grabado rupestre y decidieron, con ayuda de una grúa, guardarla a buen recaudo en una nave municipal que pertenecía a la antigua fábrica de Cedonosa”, actualmente en fase de derribo y desescombro, ante la implantación de una nueva industria.

La otra versión es similar, aunque situando los hechos, y al petroglifo, en Catoira de Arriba.

Marcas de tiza

Ya en la nave, “dejaron la piedra al lado de la puerta y la estudiaron, ya que tenía marcas de tiza, que era como en aquellos tiempos se marcaban los grabados para fotografiarlos mejor, siendo ésta una práctica actualmente prohibida”.

Pero allí se quedó, “olvidado”, aquel petroglifo. Al menos hasta que el año pasado la ANPA As Lombas y el colectivo A Rula organizaron la primera ruta de los petroglifos con la que conmemorar la visita de Ramón Sobrino Lorenzo–Ruza, de la que se celebró ayer la segunda edición.

Aquella ruta de hace un año “fue un éxito, y en la misma pedimos a los asistentes que, si sabían de algún petroglifo o elemento patrimonial desconocido, informaran a los organizadores”, explica Cristina Conde Escaloni.

Trabajadores del Concello

Fue así como, dos semanas después, “antiguos trabajadores del Concello informaron de la presencia en una nave municipal de una piedra que tenía un dibujo parecido a los que vimos en aquella ruta” por petroglifos como los de Finca Tallariña, Barral, Pedra dos Nenos y As Torres.

Uno de los cruceros de piedra visitados ayer.

Uno de los cruceros de piedra visitados ayer. / FDV

Efectivamente, “pudimos comprobar que aquella piedra era un petroglifo, pero también que durante veinte años había atravesado un calvario y su aspecto era preocupante”, manifiesta la propia investigadora.

Le cayó gasóleo

A modo de ejemplo, puntualiza que “le cayó gasóleo encima, ya que estaba al lado de un depósito de ese combustible, y con anterioridad un electrodoméstico en desuso situado a su lado desprendió óxido, que también fue a parar encima del petroglifo”.

Visto lo visto, “pedimos ayuda a personas con más experiencia en el campo de los petroglifos, y con apoyo de un mapa 3D se apreció y resaltó que tiene círculos concéntricos, pequeñas cuevas en el centro y dos radiales”.

El recorrido realizado por el rural catoirense.

El recorrido realizado por el rural catoirense. / FDV

Así pues, dado “el gran éxito de la anterior ruta de los petroglifos”, ya que incluso permitió descubrir esa piedra abandonada tanto tiempo, se decidió organizar ayer la segunda edición, con la intención de que la propia Cristina Conde Escaloni pudiera aprovechar la cita para darlo a conocer ante los vecinos.

Así que ella misma se dirigió a la nave almacén para interesarse por el estado de la piedra y, para su sorpresa, “había desaparecido, y los nuevos trabajadores del Concello no tenían conocimiento de su paradero”.

El alcalde

Parece que el alcalde había ordenado guardarlo, “pero nadie sabía dónde, por lo que empezamos a interesarnos por su paradero”.

Como nadie sabía nada, “no quedaba otra salida que solicitar por escrito que lo buscaran, ya que se trataba de un elemento patrimonial prehistórico que estaba desaparecido”.

500 kilos

“Una piedra de más de 500 kilos no podía desaparecer encima de una carretilla”, reflexionaba Escaloni mientras se buscaba ese objeto en lugares como el sótano del consistorio o la nave de la Escola de Oficios.

Una semana después “seguíamos sin saber del petroglifo, por lo que solicité que se diera respuesta a mi escrito”.

La visita al recinto de las Torres y la capilla de Santiago.

La visita al recinto de las Torres y la capilla de Santiago. / FDV

Sucede que “la primera vez el Concello se negó, en la segunda ocasión insistían que no se sabía del paradero del petroglifo, y a la tercera, después de mucho insistir, me respondieron que el alcalde sabía dónde estaba y que estaba siendo estudiado por un arqueólogo, pero que yo no tenía por qué saber del tema”, asevera Cristina Conde Escaloni.

Así lo cuenta en su blog personal, donde añade que ese petroglifo es el mismo que García presentó el viernes como uno de los nuevos elementos expositivos del Cacto.

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