Cómo jugarse la vida en la carretera de Castrelo

La PO-550 a su paso por Castrelo registra unos tráficos medios de cerca de 10.000 vehículos diarios

La PO-550 a su paso por Castrelo registra unos tráficos medios de cerca de 10.000 vehículos diarios

Entre Cambados y Dena no hay ni un solo paso de peatones en la carretera general. Una situación que obliga a decenas de personas a cruzar día tras día sin protección alguna la calzada de una de las carreteras con más tráfico y más accidentes de la comarca.

Entre el cruce del instituto Francisco Asorey, en las afueras del casco urbano de Cambados, y las inmediaciones del bar Dopazo, en Coirón (Dena) hay cinco kilómetros justos. Y en esos 5.000 metros de la carretera PO-550, que atraviesa el corazón de la parroquia de Castrelo, no hay ni un solo paso de peatones. En consecuencia, son muchos los vecinos que día a día se juegan la vida cruzando una vía densamente poblada de tráfico, con tramos de velocidad de hasta 70 kilómetros por hora, un par de cambios de rasante que dificultan enormemente la visibilidad, y algunas zonas en las que la calzada tiene unos 12 metros de ancho.

“Es una aberración que en esa carretera no haya ni un paso de peatones”, sostiene Manuel Portas, profesor de autoescuela y especialista en seguridad vial. “Esa carretera es prácticamente una travesía, está llena de casas a ambos lados, y al no haber pasos de peatones estamos obligando a los vecinos a incumplir las normas de tráfico y a arriesgar su vida”, añade.

“Es una aberración que en esa carretera no haya ni un paso de peatones”

Manuel Portas

— Especialista en seguridad vial

La PO-550 comunica Cambados con Dena, Vilalonga y A Lanzada. Es una de las carreteras convencionales con más tráfico de O Salnés (ronda los 10.000 vehículos diarios de media anual), y también figura entre las que tienen mayores índices de siniestralidad. Pero pese a atravesar de norte a sur una parroquia densamente poblada, como la de Castrelo, carece desde siempre de pasos de cebra.

Los vecinos llevan años reclamándolos, y el Concello de Cambados los ha solicitado también en más de una ocasión, pero la Xunta de Galicia contesta siempre que en una carretera de esas características, un paso de peatones puede hacer más mal que bien.

Esquivar los coches

Manuel Cacabelos, presidente de la asociación Santa Cruz de Castrelo, afirma que, “para cruzar la carretera no nos queda más remedio que esquivar los coches”. Sostiene que como mínimo harían falta dos cebreados, uno en las proximidades de O Noso Bar y otro junto al hotel O Cruceiro, y cree que para minimizar los riesgos para los caminantes, “los pasos deberían estar regulados por semáforos de pulsar”.

“Para cruzar la carretera no nos queda más remedio que esquivar los coches”

Manuel Cacabelos

— Presidente de la asociación Santa Cruz

Cacabelos argumenta que no solo padecen la falta de pasos seguros los vecinos de Castrelo, sino también los turistas que se alojan en alguno de los dos hoteles existentes a orillas de ese tramo de la PO-550. “Los hoteles quedan los dos a mano derecha en sentido O Grove, de modo que cuando vienen en autobús desde el sur, no les queda más remedio que cruzar la carretera esquivando los coches”. Una maniobra que puede ser más o menos sencilla para un adulto sin problemas de movilidad, pero que se vuelve más delicada y peligrosa en el caso de niños, adolescentes o personas de edad avanzada.

Vehículos en uno de los tramos de mayor anchura de la PO-550, ayer

Vehículos en uno de los tramos de mayor anchura de la PO-550, ayer / Iñaki Abella

Manuel Cacabelos afirma que han pedido en varias ocasiones al Concello que solucione este problema, pero siempre sin éxito. Se da la circunstancia de que este vial es de titularidad autonómica, por lo que el presidente de la asociación Santa Cruz opina que, “el Concello tiene que hacer más presión ante la Xunta”.

Bajar la velocidad

El concejal de Seguridad Ciudadana de Cambados, Constantino Cordal, sostiene que el Ayuntamiento ya solicitó a la Consellería de Infraestructuras pasos de peatones en esa carretera, ya fuese en la recta de Baltar -la que sigue al puente sobre el río Umia, en dirección a O Grove- en las inmediaciones del colegio de los salesianos, junto al hotel Cruceiro, o después de la recta donde se encuentra la gasolinera... Pero siempre sin éxito.

“La Xunta nos contesta que no. Argumentan que en una carretera de esas dimensiones y características, sería más peligroso habilitar pasos de peatones que la situación actual, ya sea por exceso de confianza de la persona que va a pie o por el despiste de un conductor”.

“También pedimos un paso de peatones elevado en la avenida de Vilariño, en las inmediaciones del colegio Antonio Magariños, y la Xunta también nos contestó que no”

Constantino Cordal

— Concejal de Seguridad Ciudadana

Pero Constantino Cordal no comparte este argumento, y está convencido de que se pueden adoptar medidas para minimizar los riesgos. “Nosotros somos partidarios de que se reduzca la velocidad en esa carretera, y de aumentar todo tipo de señalización para que los peatones estén más seguros”, declaró el edil.

Cordal señala que, “tenemos este mismo problema en otras carreteras de la Xunta”. “También pedimos un paso de peatones elevado en la avenida de Vilariño, en las inmediaciones del colegio Antonio Magariños, y también nos contestaron que no”.

Seguridad o fluidez

Manuel Portas califica de “aberración” que no haya ningún paso de peatones en un tramo de cinco kilómetros de una carretera como la PO-550, a cuyos márgenes viven cientos de personas y desarrollan su actividad docenas de negocios de todo tipo. También hay varias paradas de autobús, cuyos usuarios tienen que cruzar a menudo la carretera con el miedo en el cuerpo.

“Esa carretera es prácticamente una travesía, y en las travesías habría que reducir la velocidad máxima desde los 70 kilómetros por hora a 50”, considera Portas. El vilagarciano, especialista en seguridad vial, argumenta que, “a partir de los 50 kilómetros por hora, el 98 por ciento de los atropellos son mortales, con independencia de quien sea el culpable”.

“A partir de los 50 kilómetros por hora, el 98 por ciento de los atropellos son mortales

Manuel Portas

— Especialista en seguridad vial

Además, aporta otro dato para la reflexión. “A 70 kilómetros por hora hacen falta prácticamente 30 metros para detenerse del todo”. Esto significa que si un conductor no va completamente atento a la carretera o un peatón irrumpe de forma sorpresiva e inadecuada en la calzada, tendrá muy pocas posibilidades de evitar arrollarlo.

Por ello, Manuel Portas también es partidario de habilitar cebreados en ese tramo de la carretera autonómica a su paso por Castrelo, pero no a cualquier precio. “Los pasos tienen que estar muy bien señalizados, de modo que la velocidad quede limitada a 50 kilómetros por hora, y si es necesario habría que colocar algún badén o bandas sonoras para evitar velocidades excesivas”. “La seguridad de las personas tiene que estar siempre por encima de la fluidez del tráfico”, concluye.

Otras poblaciones

La PO-550 es la denominación del tramo de la antigua C-550 comprendido entre Cambados y Dena. Esta carretera entra en la provincia de Pontevedra por Pontecesures -aunque con otro nombre-, sigue por Vilagarcía, y atraviesa Vilanova por Corón, Caleiro y San Miguel. Un trayecto largo en el cual pasa por poblaciones interurbanas donde sí se han pintado pasos de peatones, como sucede en Abalo, O Rial o Caleiro, por citar unos pocos ejemplos. Pero donde solo hay cebreado, sin semáforos, badenes o tacos, sí se ven a diario situaciones de riesgo para los peatones.

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