Anquiloglosia: ¿cuándo hay que cortar el frenillo al bebé?

Expertos en el tratamiento del frenillo lingual corto apuntan la necesidad de desarrollar una clara regulación de los profesionales competentes que puedan llevar a cabo las frenectomías para evitar casos como el del bebé de Madrid que casi se desangra tras ser intervenido en una clínica privada

La doctora Cano examina aVega, ante la mirada de sus padres, antes de serle practicada una frenectomía.

La doctora Cano examina aVega, ante la mirada de sus padres, antes de serle practicada una frenectomía. / Alba Villar

M. González

M. González

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº3 de Pozuelo de Alarcón ha abierto diligencias previas a una clínica especializada en el tratamiento de bebés por la realización de presuntas frenectomías a bebés que terminaron requiriendo atención en urgencias.

Estos casos han generado una serie de reacciones que han provocado que diferentes expertos hayan alzado la voz para explicar en qué consiste la anquiloglosia (alteración fisiológica congénita que altera las funciones primordiales de la lengua, debido a un frenillo lingual corto y rígido) y su tratamiento, que suele requerir una frenectomía –procedimiento que se realiza para cortar dicho frenillo–. Aquí, también subrayan que debe ser realizada por personal debidamente cualificado, para evitar complicaciones como las que habrían sufrido los bebés de Pozuelo de Alarcón.

Esta misma semana el presidente del Consejo General de Dentistas, el doctor Óscar Castro, advertía a “El Periódico de España”, del mismo grupo editorial de FARO DE VIGO, de un peligroso bum que están viendo en consulta. “Hay cada vez más mamás que preguntan por el frenillo, porque les han dicho que hay que quitarlo. Se está creando una necesidad donde no la hay”, alertaba, poniendo el foco en la necesidad de realizar un correcto diagnóstico antes de cualquier tipo de intervención.

El Consejo General de Dentistas también afirmaba que las matronas “no tienen atribuciones para practicar frenectomías”, al tiempo que apuntan a que deben ser realizadas por especialistas como dentistas y cirujanos orales y maxilofaciales y pediátricos.

“Hay algunas anquiloglosias que, por el grado, no requieren una intervención quirúrgica inmediata”, expone Constantino Lagarón, odontopediatra y vocal de la junta del Colegio de Dentistas de Pontevedra y Ourense. “Pero en el caso de los recién nacidos donde claramente se ve que existe un acortamiento de ese frenillo sublingual está indicada una intervención quirúrgica, que siempre tiene que ser realizada por quien sepa hacerlo y por quien esté facultado para ello”, insiste.

“La presencia de un frenillo lingual limitante no funcional podría presentar dificultades en la lactancia (tanto materna como de biberón), dificultades en la correcta posición de la lengua durante la respiración, trastornos en la deglución y/o masticación, problemas en la articulación en determinados fonemas, alteraciones en el crecimiento orofacial (paladar ojival, falta de espacio para los dientes...), entre otras”, enumera Carlota Vázquez Aller, odontopediatra, ortodoncista y asesora de lactancia en la clínica Demendizabal&Aller de A Coruña. “Para hablar de anquiloglosia hay que considerar la suma de dos factores: la presencia de un frenillo lingual corto o limitante y, por otro lado, la aparición de síntomas como dificultad en la succión durante la lactancia, trastornos en la deglución, alteraciones en el desarrollo orofacial o problemas de fonación”, explica.

Ante la advertencia del Consejo General de Dentistas sobre el bum de la práctica de frenectomías, la doctora Aller sostiene que “la presencia de algunas complicaciones en la lactancia como cólicos, atragantamientos frecuentes, chasquidos, regurgitación, hundimiento en las mejillas, dolor al pecho o grietas no siempre están relacionados con un frenillo corto”, por lo que insiste en “la gran importancia de realizar un correcto diagnóstico”: “Todos los recién nacidos presentan frenillo lingual de forma natural, pero no todos son cortos o problemáticos”. De este modo, apunta que “se debe valorar de manera individual a cada paciente, en base a unos protocolos validados y a la funcionalidad lingual”.

No reconocer que la anquiloglosia impide la lactancia materna es un problema social

Rosa María Cano-Diosa

— Odontopediatra

“La anquiloglosia es poco conocida por la población general, asimismo poco diagnosticada por profesionales de la salud y con una prevalencia probablemente superior al 10% de la población mundial”, apunta la odontopediatra de Vigo Rosa María Cano-Diosa, especializada en atención dental infantil y con amplia experiencia en frenectomías. “Digo probablemente porque los criterios de diagnóstico hoy día no están muy claros y dependen de la población y del tipo de estudio que se realice”, puntualiza, al tiempo que sostiene que “hoy en día no reconocer que la anquiloglosia impide la lactancia materna, un derecho y un comportamiento de especie, es un problema social”.

Diagnóstico

“Al no ser una entidad clínica que esté contemplada de manera protocolaria en el recién nacido dentro del Sistema Nacional de Salud y ser poco conocida, muchas de las madres que tienen un bebé con anquiloglosia, con una mala evolución de su lactancia materna y diferentes dificultades como pérdida de peso en sus bebés, dolor en la madre, entre otros, y que no reciben el diagnóstico adecuado, acuden a centros privados no preparados para dar un tratamiento correcto”, lamenta la doctora Cano, que recomienda “asistir a profesionales cualificados y que por su especialidad conozcan muy bien la anatomía y tratamientos de la boca como odontopediatras y maxilofaciales. También es imprescindible que el centro tenga correctas medidas de seguridad y protocolos de actuación adecuados a las posibles complicaciones que se puedan derivar de la intervención”, subraya.

Es muy importante basar el diagnóstico en la funcionalidad de la lengua

Carlota V. Aller

— Odontopediatra, ortodoncista y asesora de lactancia

El diagnóstico sigue causando controversia y no existe una metodología detallada que pueda relacionar el frenillo lingual con la patología asociada; por ello, frente a la apariencia, aspecto o longitud del frenillo lingual es muy importante basar nuestro diagnóstico en la funcionalidad de la lengua”, apunta Carlota Vázquez Aller, que destaca que el trabajo conjunto entre pediatras, odontólogos, logopedas o matronas “que nos ayuda a valorar de manera integral las dificultades de nuestros pacientes”.

“En mi equipo de trabajo incluyo a profesionales muy cualificados, entre ellos pediatras, logopedas, fisioterapeutas y matronas, que hacemos jornadas de estudio y formación tanto del tratamiento de anquiloglosia como la posterior rehabilitación de la función lingual”, coincide la doctora Cano, que apunta que el próximo 15 de junio se hará “la primera jornada de Frenillo y Lactancia de Galicia donde se estudiará a fondo la técnica láser para tratamiento de frenillos”. También el 15 de junio se llevará a cabo en el Salón de Plenos del Concello de Cangas una “Jornada de anquiloglosia y lactancia” (17.00 horas), una charla para padres y madres en la que intervendrán los pediatras Carlos González y Luis Ruiz. La doctora Cano también ha permitido a FARO DE VIGO asistir en su clínica a una frenectomía, en la que Diego Prieto y Sonia Vázquez acudieron con su pequeña Vega. En apenas 15 minutos se le había realizado la intervención con láser de diodo y ya estaba al pecho de su madre. Al poco rato realizaban los ejercicios pautados por la doctora y que ya habían practicado los días previos en casa. Ahora tendrá por delante unos tres meses de rehabilitación, que estará guiada por un logopeda. “Se trata de un proceso que requiere de un trabajo previo y posterior”, advierte.

Diagnóstico y frenectomía en la clínica viguesa de la doctora Cano.

Diagnóstico y frenectomía en la clínica viguesa de la doctora Cano. / Alba Villar

“Cortar un frenillo por si en un futuro pudiera dar problemas no es razonable, no se puede exponer a un recién nacido a una intervención quirúrgica sin un diagnóstico clínico justificado”, sostiene la odontopediatra de Demendizabal&Aller.

Credibilidad

Los odontopediatras y dentistas no podemos perder credibilidad ante un caso como el de Madrid de una mala praxis; por el contrario, se debe reconocer nuestra valía a la hora de tratar un frenillo corto limitante”, expone la doctora Cano, que rechaza el sensacionalismo y amarillismo con el que se está tratando este tema ante la opinión pública. “Nuestra formación continua y nuestro saber hacer basado en la investigación y en la evidencia científica nos concede el reconocimiento necesario para tratar casos de anquiloglosia”, añade preocupada ante el posible rechazo que este caso pueda provocar ante los padres a la hora de realizar una frenectomía a su hijo cuando el diagnóstico así lo indica.

Al mismo tiempo, también quiere dejar claro su “apoyo incondicional” a Raisa Falcão, la madre que denunció en sus redes sociales el caso de su bebé en la clínica madrileña. “Los hechos han sido muy difíciles y es una situación por la que ningún ser humano debería pasar”, afirma Cano, que atribuye lo sucedido en la clínica madrileña a “una cadena de errores de principio a fin”.

“Pedimos a los padres que no se dejen influenciar en un momento familiar tan vulnerable como es tener un recién nacido en casa, que acudan a médicos de confianza y que no permitan el intrusismo para resolver las dificultades en la lactancia. Pregunten la técnica que usa el profesional y su experiencia. Sabemos que puede existir un afán de lucro, pero éste nunca debe ser el objetivo principal de un profesional médico”, advierte la doctora Cano.

En su análisis del vídeo hecho público por Raisa Falcão, la odontopediatra de Vigo apunta que el primer error fue “haber elegido el profesional, como bien dice la propia madre, a través de Instagram, donde solo veía los tratamientos de éxito”, haciendo incluso “caso omiso a la sugerencia que le hizo su asesora a la que consultó en un primer momento cuando tuvo las dificultades en la lactancia”.

“Tras lo sucedido en la clínica privada de Madrid, creo que habrá un antes y un después”, destaca Carlota Vázquez Aller, que defiende la necesidad de “llevar a cabo una clara regulación de los profesionales competentes, así como instalaciones y formación necesaria”.

En este punto, Rosa María Cano afirma que “en las facultades de Odontología no sería muy descabellado pensar en incluir en el currículum la asignatura de Lactancia Materna, donde se estudie a fondo este tema y se aprenda a resolver las dificultades en ella”. También considera “muy necesaria la figura del odontopediatra en los centros de salud”.

Riesgos

Material quirúrgico que emplea la
doctora Cano en su clínica.  | // ALBA VILLAR

Material quirúrgico que emplea la doctora Cano en su clínica. | // ALBA VILLAR / M. González

Una vez establecido correctamente el diagnóstico y confirmada la necesidad de operar al bebé, dicha intervención puede realizarse con diversas técnicas, como el bisturí, técnica que la doctora Cano destaca como “absolutamente desaconsejada para esta patología”; las tijeras, “técnica aconsejada y que bien ejecutada no debe conllevar riesgos ni secuelas”, afirma; láser de diodo, “con menor riesgo de recaída (adherencias) y con mejor cicatrización”; y láser de CO2, “técnica óptima por excelencia, con la mejor recuperación y el menor riesgo, si bien necesita de profesionales muy bien formados”.

“La frenectomía requiere de una destreza quirúrgica porque es una zona muy peligrosa”, indica Constantino Lagarón. “Debajo de la lengua hay estructuras muy importantes, unas venas sublinguales que, en caso de cualquier perforación, dan muchos problemas y en caso de hacerse mal puede provocar muchos efectos secundarios”, advierte. “Se trata de una técnica que no se puede decir que sea sencilla, porque ninguna técnica quirúrgica lo es. Depende de la anatomía, de la proximidad de estructuras importantes y de la técnica, por eso es una intervención que nunca puede ser realizada por una persona que no tenga ni la titulación ni las competencias para hacerlo”.

Todo procedimiento quirúrgico presenta factores de riesgo inherentes al paciente e inherentes al acto quirúrgico. En el caso de la cirugía de frenillo lingual nos podemos encontrar con casos de hemorragias, anomalías en la cicatrización, generando fibrosis, recidivas, aparición de queloides, daño en las glándulas submandibulares o aparición de parestesias, entre otras; así como también existen complicaciones asociadas al paciente por patologías de base o medicación”, apunta la doctora Aller. Por ello, “la realización de una historia clínica detallada del paciente previa a la cirugía por un profesional cualificado es fundamental para así poder minimizar los riesgos”, añade.

Ante el caso de los bebés de Madrid también ha habido padres que han querido mostrar su experiencia, como el caso de la santiaguesa residente en Pontevedra Berta Cortez-Lobão, madre de Tiago y Nico, a los que han tenido que practicarles una frenectomía. Tiene una cuenta dedicada a la maternidad en Instagram con 15.000 seguidores y también ha colgado en su canal de Youtube un vídeo con su opinión sobre este caso.

Berta Cortez-Lobao, con sus 
hijos Tiago y Nico.   | // CEDIDA

Berta Cortez-Lobao, con sus hijos Tiago y Nico. | // CEDIDA / M. González

Yo no sabía que existía la frenectomía hasta que lo padecí con Tiago y con Nico. Nadie te lo cuenta, ni cuando das a luz ni nada y la verdad es que deberían ser revisados todos los bebés, tanto si son alimentados con lactancia materna como artificial, porque hay una idea completamente errónea de que todos los bebés que son intervenidos, o la mayoría, por una anquiloglosia es porque queremos seguir dando el pecho”, indica. “Para nada es así, lo que pasa es que se ven más casos de lactancia materna porque cuando tu hijo se engancha al pecho tú sabes perfectamente si el agarre está siendo bueno o no, cosa que con el biberón me imagino que es más difícil de apreciar”, expone.

En su caso, su hijo mayor no fue intervenido hasta los tres años, pese a sus problemas en el habla. “Tuve perlas de leche, grietas, principios de mastitis... Nadie, a pesar de que fui a urgencias y a su pediatra, me dijo nada, hasta que con tres años fue intervenido”, destaca. “La gente piensa que es porque queremos seguir dando el pecho, pero lo que queremos es solucionar un problema que no solo trae problemas para una lactancia, sino que también afecta a la deglución, la masticación o el habla”, insiste: “Hay una idea errónea de que son todo niños de lactancia materna y que es un capricho de las madres que queremos seguir dando el pecho”.

Hay una idea errónea de que es un capricho de las madres

Berta Cortez

Sus dos hijos fueron intervenidos por la doctora Cano. “Nos explicó cómo iba a ser la intervención, los riesgos, que lo haría con láser, porque a la vez que iba cortando iba cicatrizando, el sangrado era menor y la cicatrización, más rápida”, explica. “También nos dio unos ejercicios para trabajar y nos aconsejó qué echarles para el dolor o las posibles molestias y antes de la intervención tuvimos una cita en la que estuvieron jugando con Tiago (Nico era bebé) enseñándole qué iban a usar, así , ese día no iba con miedo”.

En este punto, destaca “la importancia de dar con el profesional adecuado”: “Cuando me enteré del caso de Madrid hablé con la mamá que le está dando voz y le dije que con toda la información que teníamos de nuestro odontopediatra nunca imaginé que pudiera pasar algo similar y me pareció muy fuerte”. Con la esperanza de que “no vuelva a pasar”, apunta la importancia de que “las frenectomías las hagan quienes las tienen que hacer; es una intervención quirúrgica y a la vista está lo que ha pasado con esos bebés”.

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