Cuatro años después del grave accidente nuclear de Fukushima, dos robots conseguían acceder el pasado abril al reactor 1 y obtener datos e imágenes de gran utilidad para planificar la futura retirada del combustible y el desmantelamiento de la central. Un trabajo que se prolongará durante décadas y al que contribuye el físico de partículas Carlos Paradela (Pontevedra, 1977) desde el Instituto de Materiales y Medidas de Referencia (IRMM) de Geel, en Bélgica. Japón ha recurrido a este centro de la Comisión Europea y de referencia internacional para poder determinar la cantidad de uranio y plutonio que tendrán los escombros y decidir cómo almacenarlos.

"El combustible de al menos dos reactores se fundió total o parcialmente, una situación que casi nunca se había estudiado antes, y además se mezcló con los materiales que lo contenían y formaban la estructura. En colaboración con la Agencia Atómica Japonesa desarrollamos un sistema para caracterizar todo el material que se va a retirar. Es una evolución de un sistema que ya se usaba en el pasado para datar las muestras arqueológicas", explica.

Las autoridades niponas, que también han enviado al IRMM muestras del agua de la zona para conocer su contenido en radioactividad, prevén construir una instalación en las inmediaciones de Fukushima a la que se trasladará de forma robotizada todo el material que se vaya retirando de la central tras su enfriamiento.

Carlos realizó su tesis en el CERN suizo dentro del experimento nTOF en el que participan, entre otros equipos e instituciones, el Grupo Experimental de Núcleos y Partículas de Santiago, con el que él sigue colaborando, y el IRMM. Otro de los socios es el Instituto de Física Nuclear de Orsay, donde realizó su estancia postdoctoral antes de regresar a Compostela en 2007. La falta de oportunidades en Galicia le obligaron a hacer la maleta de nuevo y lleva en Bélgica desde finales de 2013 con un contrato de 3 años.

El IRMM es una de las 7 instalaciones adscritas al Centro Común de Investigación (JRC) y ubicadas en varios países -en Sevilla está el Instituto de Prospectiva Tecnológica- para dar apoyo científico y técnico a las políticas de la Comisión Europea.

"Un solo país no puede competir con EE UU o Japón, de ahí la idea de la colaboración para construir instalaciones punteras y establecer proyectos en común. Aquí puede venir cualquier científico europeo a coste cero para realizar un experimento si se lo aceptan. A mí me gustaría volver algún día a España, aunque de alguna manera también estoy trabajando para el país desde aquí", señala.

Alrededor de 300 investigadores realizan en Geel estudios en áreas tan diversas como la salud y la alimentación, donde muchos de sus integrantes son químicos españoles, el control ambiental o la seguridad en aviación. "En el IRMM se prueban los equipamientos que escanean las maletas en los aeropuertos y se crean los protocolos", cita como ejemplo.

El físico pontevedrés pertenece a la unidad de seguridad y protección nuclear, que funciona en el marco del programa Euratom para avanzar en la seguridad de las instalaciones y la gestión de los residuos, así como en la lucha contra las actividades ilícitas.

En sus avanzadas instalaciones, realiza experimentos con neutrones cuyos resultados se podrán aplicar a los futuros reactores de IV generación. "La base de la producción de energía nuclear apenas ha cambiado desde los años 50 e intentamos optimizar el aprovechamiento del combustible para generar menos residuos e incluso reducir su tiempo de toxicidad desde cientos de miles a miles de años. También se busca utilizar un mayor porcentaje del uranio pues ahora solo se aprovecha el 1%", revela.

El IRMM mantiene una intensa colaboración con el cercano Centro de Investigación Nuclear de Bélgica, el SCK-CEN, que ya diseña uno de estos nuevos reactores. En la misma zona se concentran otras instalaciones dedicadas al mismo campo de estudio. "Existe una masa crítica y unas sinergias muy atractivas para los investigadores. También Francia lo ha organizado de esta manera", describe.

"Bélgica cubre con nucleares un mayor porcentaje del suministro eléctrico que España y ha construido un laboratorio subterráneo para estudiar el almacenamiento de residuos a largo plazo. Pude visitarlo el año pasado y se encuentra a una profundidad de unos 40 pisos. También Francia o Finlandia apuestan por este tipo de investigación"; compara.

Reconoce que la visión de los expertos y de los ciudadanos sobre los riesgos de la energía nuclear es distinta: "Pero lo cierto es que a día de hoy la opción no es solo sí o no. Aunque decidiésemos parar debemos seguir investigando para mejorar el tratamiento de los residuos que ya hemos producido. La gente piensa solo en centrales pero las unidades de medicina nuclear de los hospitales también son consideradas instalaciones radioactivas, aunque de diferente categoría. Y actualmente se trabaja en nuevas terapias contra el cáncer como el tratamiento con iones de carbono. La investigación en energía nuclear también mejora la medicina":