Medio siglo del golpe que dio un pueblo
Militares lusos analizan en el Pazo de Mugartegui las claves del 25 de Abril
El pasado 25 de abril se celebró en Lisboa el acto conmemorativo del 50 aniversario de la Revolução dos Cravos. En la ceremonia ocuparon un lugar de honor los jefes de estado de países que habían sido colonias de Portugal. Lo subraya especialmente María José Tíscar, doctora en Historia Contemporánea, al analizar el levantamiento que posibilitó el fin en el país vecino de una dictadura de 48 años.
María José Tíscar coordinó ayer en el pazo de Mugategui el coloquio que llevó por título “Todos eles foron Capitáns”. Fue un encuentro convocado por el Ateneo en colaboración con el Concello que convocó a tres integrantes del Movimento das Forças Armadas (MFA), los capitanes de Navío Pedro Cunha Lauret y Carlos de Almada Contreiras y el coronel Antonio Rosado da Luz. Desde distintas ópticas, los ponentes arrojaron luz sobre diversos aspectos ligados al 25 de Abril.
Abordaron “aspectos esenciales”, explica la especialista en Historia Contemporánea, de ese proceso histórico. “El primero, lo que fue la guerra colonial”, señala, “que fue el origen del Movimiento de los Capitanes que después se amplió al resto de las Fuerzas Armadas y que elaboraron un programa político para poner fin a la guerra, acabar con el Estado Novo, que era el régimen imperante en Portugal, democratizar el país y desarrollarlo económicamente para que no hubiese tantos cientos de miles de portugueses emigrando por el mundo”.
María José Tíscar destaca que fue una revolución de las muchas de la historia, pero con unas características particulares. En la de Portugal “lo que se puede fijar como seña de identidad mayor es que no es la cúpula de las Fuerzas Armadas la que da un golpe, sino que son los mandos intermedios”.
Fueron esos mandos intermedios los que neutralizaron a la cúpula del Ejército. Contaban a mayores con “un programa político elaborado que inmediatamente que los ciudadanos tuvieron conocimiento de él a través de las radios en las que lo difundieron la inmensa mayoría de la población quiso ser parte de ese golpe de Estado, porque ese golpe significa una revolución, que vendrá a continuación. Vendrá después, el golpe de estado no es la revolución, es el que puede posibilitar un cambio de régimen, que significará una revolución porque será un cambio a todos los niveles”.
Especialmente, la mayor transformación será poner fin al colonialismo portugués y, aún más, renunciar al neocolonialismo, “algo que las otras potencias, como Francia o Inglaterra, no hicieron, y que Portugal mantiene hasta hoy”, recuerda la doctora en Historia Contemporánea.
Es la razón por la que los jefes de Estado de todas aquellas colonias viajaron hace unos días a Lisboa “a honrar el golpe de Estado” y celebrar con nuestros vecinos lusos bajo el lema “¡25 de abril, ahora y siempre! ¡Nunca más fascismo!”.
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