Santa Clara, el mejor plató de cine

El convento acoge el rodaje de San Simón, una película sobre la isla en plena Guerra Civil

Ensayos de una de las escenas de la película San Simón, filmada en los interiores del convento de Santa Clara.

Ensayos de una de las escenas de la película San Simón, filmada en los interiores del convento de Santa Clara. / GUSTAVO SANTOS

La intensa lluvia no impidió ayer que el convento de Santa Clara se convirtiese por unos días en escenario de película, como parte del largometraje San Simón, que recupera a través del celuloide una de las épocas más oscuras de la isla redondelana, cuando sirvió como colonia penitenciaria para miles de presos políticos entre 1936 y 1943, en plena Guerra Civil.

Gracias a la magia del cine, las paredes centenarias del convento pontevedrés de las clarisas se convierten ahora en la enfermería de la prisión isleña. Allí donde las monjas de clausura guardaban sus provisiones y descansaban, ahora las cámaras han dado paso a una sala de cuidados a la vieja usanza, con una fila de camas en la que, al fondo de la habitación, reposa uno de los protagonistas y su interlocutor.

Así, el enclave de Santa Clara forma parte de un rodaje que ha llevado a la película dirigida por el cineasta manchego Miguel Ángel Delgado a lugares como la propia isla de San Simón, el complejo militar de la Escola de Transmisións e Electrónica de la Armada (ETEA) en Teis (Vigo) o la Cova da Moura, en la localidad ourensana de Cenlle.

El director, Miguel Delgado, da indicaciones a los actores.   | // G. S.

El director, Miguel Delgado, da indicaciones a los actores. | // G. S. / Antonio Santos

De este modo, Delgado pretende llevar a los espectadores mediante su ficción a uno de los contextos de más represión de la Guerra Civil en Galicia, ya que se estima que por las celdas de San Simón pasaron casi 6.000 presos republicanos de todo el noroeste de España, en unos edificios considerados como campos de concentración según los informes de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

La actividad de la colonia penitenciaria cesó en 1943, en parte, según los expertos, por la alta mortandad que los represaliados experimentaron allí debido a las penosas condiciones de vida.

Ocho décadas después, en Santa Clara se dan ya los toques finales a un rodaje iniciado a principios de marzo en la propia isla, para luego pasar por las instalaciones de la ETEA y concluir en Pontevedra, donde ya se graban las escenas en los interiores del convento antes de entrar de lleno en la captación de las últimas imágenes de detalle y la posproducción de la cinta. Se trata, según los miembros del equipo técnico, involucrado también en trabajos recientes de gran éxito como O que arde, de una tarea ardua y de muchas horas al día en la que participan más de medio centenar de profesionales entre iluminación, sonido, fotografía o peluquería y maquillaje.

Además de San Simón, una película que previsiblemente seguirá el camino comercial de las salas de cine, Pontevedra ha atraído en los últimos meses la mirada de varias producciones audiovisuales de calado, que ven en las perspectivas de la ciudad del Lérez un gran potencial cinematográfico para audiencias de prácticamente todas las partes del mundo a través de los servicios de streaming más demandados.

Es el caso de la serie de televisión El Jardinero, producida para la plataforma Netflix, que durante dos meses se ha rodado por zonas como el propio convento, el margen del río Lérez o la Ferrería, o la detectivesca Un asunto privado, protagonizada por Jean Reno y Aura Garrido y grabada para Amazon Prime Video en varios lugares de Vigo y Pontevedra.

Un rodaje por toda la provincia con más de 200 participantes

Después de un largo casting, al que se presentaron más de 3.000 personas, la producción de San Simón, llevada a cabo por Miramemira y Morelli Producciones, llevó a varios puntos de la provincia un rodaje que contó en algunas escenas con más de 200 participantes, entre actores, figurantes e integrantes del equipo técnico, para llevar a la gran pantalla la crudeza de la Guerra Civil en la colonia penitenciaria de la isla. Un periplo cinematográfico al que se añadieron varias localizaciones de Vigo y el propio convento de Santa Clara, donde la producción ya se encuentra en sus últimas fases y medio centenar de profesionales se afana en completar una película que supera ya el mes de rodaje entre la ciudad olívica, Redondela, Pontevedra y Ourense.

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